Siempre que se habla de Óscar Sevilla y Paco Mancebo hay recuerdos a su pasado.
El fin de semana de Campeonatos de España son un poco como esos anuncios de turrón, pues algunos, como en Navidad, vuelven a casa, algunos tipo, por ejemplo, Oscar Sevilla y Paco Mancebo.
Para ponernos en situación, todos les conocen, pero quizá no todos sepan de la trascendencia de estos dos nombres, pues como vemos en el tweet de más abajo, cuando Javier Romo no habían nacido cuando Mancebo hacía sus primeros pinitos. Oscar Sevilla y Paco Mancebo eran todo en el ciclismo español hace sólo veinte años.
En los tiempos de plomo de Lance Amstrong, años tachados en los libros, pero no en nuestra memoria, en estos tiempos, Óscar Sevilla y Paco Mancebo fueron maillot blanco en el Tour, prometían mucho, crecían en las estructuras más poderosas… hasta que la Operación Puerto se lo llevó todo por delante.
Sin una sentencia firme, sin algo que pendiera sobre su cabeza, casi todo se redujo a listados e interpretaciones sobre los apodos el galeno canario, quedaron fuera del gran circuito. El peaje que pagaron fue el ciclismo de serie B, compitiendo allí donde pudieron y les dejaron, sin opción de poder volver al patio grande.
Eso en mi pueblo se llama ser cabeza de turco, mientras los inútiles que gestionaron aquel desaguisado de investigación, que acabó con sus grandes acusados de rositas, siguieron con sus vidas como si nada. Pero la pena no fue sólo para ese momento, la pena fue arrastrar con ellos un estigma que mucho tiempo después sigue vigente.
Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor
Pero que soberana mierda es esta?