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Omar Fraile en acción © Ineos
A mí Omar Fraile me gusta, le recuerdo con cariño esos años de Caja Rural, picando piedra, sacando petróleo de cualquier fuga, cualquier movimiento, presentándose en sociedad, demostrando que merecía la pena apostar por él. Ahora le vemos en el Ineos.
Ojo que no es un movimiento intrascendente.
Omar es actualmente el campeón de España pero al mismo tiempo el último ciclista español en ganar una etapa en el Tour. De ello hace más de tres años, en Mende, santuario en el que el ciclismo español siempre ha estado cómodo. El mismo ciclismo que palidece, esa es la realidad, en las grandes citas.
Este año hemos hablado bastante del ciclismo español: posiblemente el debate alcanzara su punto álgido tras la debacle olímpica, pero han sido varios los momentos en los que nos hemos preguntado por la salud del ciclismo en este lado de los Pirineos.
Al margen de las perlas que se anuncian, ciclistas como Omar Fraile son por edad el presente más rabioso del ciclismo español y su fichaje por un monstruo como el Ineos es el espejo de la realidad de muchos buenos ciclistas españoles que son requeridos a ganarse la vida fuera de España y trabajar para terceros.
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