Las comparaciones entre Valverde y Alaphilippe tienen un techo muy marcado. La única manera de decir eso que hemos oído alguna vez de «Alaphilippe es el sucesor de Valverde» es refiriéndose a la Flecha Valona, carrera en la que ambos han copado desde 2014, con cuatro victorias para el murciano y tres en el casillero del francés. Sólo Marc Hirschi rompió este monopolio.
La Flecha Valona equipara a ambos ciclistas, les hace especiales, la Flecha Valona y la Lieja-Bastogne-Lieja, también. Recuerdo una edición de la decana en la que Valverde gana por delante de Alaphilippe y éste cruza la meta cabreado. Julian sabía en aquel entonces que esa carrera estaba en sus posibilidades, ojo que no la ha ganado aún, pero también sería consciente del monstruo al que se estaba enfrentando. En todo caso, y al margen de la línea de sucesión que ambos han trazado en la Flecha Valona, lo cierto es que identificamos grandes diferencias entre uno y otro ciclista, diferencias que van en varios sentidos y que tienen que ver, no podía ser de otra manera, con el equipo y país al que pertenecen.
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