Aunque los nombres de Katie Archibald, Kirsten Wild, Laura Kenny, Amelie Didericksen, incluso Yumi Kajihara son más conocidos cuando se habla de fondistas, el éxito en el ómnium olímpico no correspondió a ninguna de ellas, sino a Jennifer Valente, la primera medallista olímpica de oro de la historia del ciclismo femenino estadounidense en pista, y la primera desde la lograda por Martin Northstein en velocidad en Sidney 2000.
Ayer cumplía 27 años esta californiana de San Diego, a la que queremos presentar un poco más en TrackPiste, aunque, como hemos dicho, ya se dio a conocer de la mejor manera posible, ganando el ómnium en Tokio, donde lideró de principio a fin: se impuso en el accidentado scratch, aguantó bien la carrera tempo y la eliminación, y sentenció en los sprints de la puntuación. No era su primera medalla olímpica, ya que en Rio había logrado la plata y en estos mismos Juegos ya había subido a por el bronce, en ambas ocasiones en la persecución por equipos, lo que fue la puerta de entrada en el equipo nacional estadounidense.
Y es que Valente había sido una pieza importante -aunque siempre oculta por el estrellato de las Sarah Hammer o Chloe Dygert- para ganar las medallas de oro en los Mundiales de 2016, 2017, 2018 y 2020, aunque cuando ha tenido la oportunidad de competir sola también ha podido sumar hasta siete preseas mundialistas -eso sí, ninguna de oro- en disciplinas tan distintas como persecución, puntuación, scratch, ómnium o eliminación.
‘Jenn’ se inició en el ciclismo muy niña, por influencia de su padre, en el mountain bike y el BMX, pero practicando muchos otros deportes como la natación, el beisbol y el waterpolo, el último que dejó antes de llegar al más alto nivel. Pero la cercanía del velódromo de San Diego fue lo que le hizo engancharse al ciclismo en pista: la diversión de la bicicleta y la competitividad. Pero fue su selección para los Mundiales juniors de 2011 y su triunfo en el scratch lo que le abrió las puertas del equipo olímpico estadounidense con apenas 16 años, aunque ello le supusiera cambiar San Diego por Colorado Springs, y poner el foco en la persecución por equipos donde curiosamente han conformado la mejor cuarteta de los últimos tiempos, pero que en las dos citas olímpicas han tenido que ceder.
Y es curioso porque su participación en pruebas de carretera ha sido en estos años meramente testimonial, formando parte del Twenty20 donde también militaba Dygert, con esa misma filosofía de no necesitar estar en un equipo del máximo nivel para cumplir sus objetivos en pista. Pero la de Indiana ha decidido apostar ahora por la ruta, con el Canyon-SRAM, mientras que de la californiana no sabemos nada con certeza a día de hoy… aunque sería un gran paso de cara a París 2024 con el objetivo de conseguir ese título olímpico en persecución que fue lo que le llevó al alto nivel y que de momento es lo único que se le ha resistido.