Mirando al pasado vemos que muchos de los grandes ciclistas sacaron su fuerza de algo tan común como el hambre…
Explica con detalle Jon Rivas en su “En París se han vuelto locos” cómo se estructura la dieta de un ciclista del siglo XXI. Medidas porciones de calorías a través de los más diversos alimentos en tablas y rutinas marcadas por auténticos especialistas. En ese rancho va la suerte del corredor en esfuerzos que los más comunes mortales ni imaginamos.
Como una vez me dijo el doble campeón olímpico de BTT, Julien Absalon: «Iba tan tan tan fuerte que mi ser abandonó mi cuerpo en algunos momentos”.
Como decimos el ciclismo ha sido un deporte mellado por el hambre.
La realidad nos lo marca y la historia nos lo certifica. Traemos aquí a tres grandes de la historia del ciclismo español a raíz de la foto que ilustra esta entrada, un joven y escuálido Federico Martín Bahamontes tirando de carretilla por las cuestas toledanas diez años antes de ganar el Tour.
Pero vayamos al principio, al ciclista que muchos consideramos el primer profesional íntegro de la historia del ciclismo español.
Mariano Cañardo, nuestro primer campeón, fue fruto de una España mísera y sin horizonte. Nació en Olite y pasó más hambre que un maestro de escuela en Jaca.
Ese hambre de entraña y espíritu se agarra a tu ser tanto que a veces hasta el golpeo del pedal está movido por la necesidad más que por ambición de ganar.