La confianza de Mikel Landa en torno al Giro de Italia sigue intacta, sino reforzada, tras el primer gran test montañoso vivido en el Blockhaus. El ciclista del Bahrain aguantó con los mejores en la parte final, aunque no pudo mostrarse tan ofensivo como le gustaría debido a dos caídas sufridas en el transcurso de la jornada: «El final de etapa de ayer fue un poco alocado para mí y para todo el equipo. Por ello me faltó un poco de confianza para ir con más fuerza e intentar conseguir una ventaja mayor. Era un final muy bueno para mí, pero las caídas me hicieron dudar un poco. Pero estoy contento con el resultado, aunque llegáramos cinco o seis ciclistas juntos. La general está muy apretada y mis opciones siguen intactas”.
El vitoriano espera que dichos percances no le afecten físicamente en las dos próximas semanas que restan de carrera: “Me caí dos veces. La primera no fue tan aparatosa como la segunda. Estoy dolorido, tengo golpes por todos los lados, pero nada grave. Por suerte hoy es día de descanso y mañana no es una etapa muy complicada. Espero estar bien al cabo de un par de días y que la etapa de ayer fue la última de mala suerte. No creo que vaya a ser nada que condicione mi rendimiento”. No fue el único integrante del Bahrain que se fue al suelo, algo que afectó a su planteamiento de la etapa: “INEOS quiso controlar la carrera desde el principio. Nosotros queríamos pasar a la acción, pero tuvimos las caídas de Pello Bilbao y Santiago Buitrago. Ayer pudo ser un desastre, pero mis compañeros me arroparon en los momentos malos que tuve y las piernas acompañaron en el final”.
Carapaz, Bardet y Landa fueron los más fuertes en la ascensión, pero acabaron siendo atrapados por el grupo de un Jai Hindley que les arrebató el triunfo: “Ayer se podía haber sacado más diferencia sobre Hindley o Almeida, pero delante la desconfianza o la falta de entendimiento hizo que no fuéramos los tres a una, con el mismo objetivo. Estaba también la etapa en juego y todos queríamos llevarnos un poco de premio. Era un puerto donde también entraba un poco de aire, tiene zonas con mucha pendiente y luego descansos, y si no lo conoces es difícil dar todo. Vas guardando un poquito por si acaso”.
Pese a no establecer grandes diferencias en la general, Landa saca conclusiones positivas tras la segunda gran llegada en alto y la primera que ha efectuado una selección importante entre los favoritos: “Me da moral. Tenía un poco de dudas de cómo iba a estar. Sabía que llegaba bien, pero siempre tienes miedo de tus adversarios. Ayer se vio un poco más cómo estamos cada uno y comprobé que yo estaba entre los mejores. Si todo va bien, ahí vamos a estar. Estoy tranquilo y con ganas de seguir disfrutando este giro”. Del mismo modo, no oculta que sueña con vestir la maglia rosa, «aunque sea por un día» y cree que las esta edición ha comenzado con buen pie: “Es un sueño ganar el Giro, llevo muchos años intentándolo, pero siempre me he encontrado rivales más fuertes que yo o trabas en el camino. No va mal la cosa y puede que este sea el año”.
En este momento, el portador de dicha prenda es su compatriota Juanpe López: “Su actuación fue muy buena, consiguió mantener esa maglia y se le ve muy bien. No sé cuáles son sus aspiraciones si la pierde, pero es un corredor que vienen dando pasitos, es joven aún y puede hacer grandes cosas”. En cuanto a los grandes favoritos, considera al ecuatoriano Richard Carapaz como «su mayor rival», pero ve a otros muchos candidatos tras el ascenso al Blockhaus: «A Bardet se le vio a muy buen nivel ayer y es un corredor que tiene muchos años de experiencia, ha estado en el podio en el Tour y seguro que da mucha guerra hasta el final. Almeida ha demostrado estar muy bien, ser un corredor constante y puede ser un candidato a ganar el Giro. Y no me quiero olvidar de Hindley o cualquier otro, ya que no llegaron muy lejos ayer”.
De cara a las próximas etapas espera mantener las sensaciones de la novena jornada, ya que el desgaste acumulado puede jugar una mala pasada a los ciclistas en las jornadas decisivas: “En la montaña estoy con los mejores y no queda mucha contrarreloj. Hay que estar atento, al nivel de ayer todos los días y esperar que no haya sorpresas. Hay que ser paciente, el Giro es una carrera de mucho desgaste y los días pasan factura”. Por ello, confía en su forma física y en el trabajo de su equipo para aspirar a lo más alto en la Corsa Rosa: “La general aún está por decidir. Queda mucha carrera por delante, con etapas peligrosas. Así que utilizaremos a todo el equipo para intentar ganar la carrera. Teniendo en cuenta que el final es una contrarreloj, intentaré no esperar al último día y ver si puedo conseguir algo de ventaja antes”.