En los anales de cualquier gran vuelta, todo lo que pasé en la general parece que debe ocupar titulares gruesos y bien marcados, y ello es un error, cualquier vuelta de tres semanas se distingue por una suma de instantes que describen el mejor ciclismo del mundo, instantes que quizá no pasen por la revista de la carrera, una vez concluida, pero que quedan en el paladar del buen aficionado, como el sprint más brutal que hemos visto en este Giro, y posiblemente en mucho tiempo, el de Girmay y Van der Poel.
El día que la carrera homenajeó a Michele Scarponi, dos gigantes quisieron poner titulares a la jornada
Etapa marcada por esas dos mitades, la primera paralela al Adriático, con un tren customizado siguiendo la caravana y la segunda parte llena de trampas y repechos, además de la entrada por un arco casi del triunfo al pueblo de Scarponi.
Lo que hemos visto en el final de etapa responde perfectamente a lo que se espera del Giro de Italia, en una lucha por la posición que ha llevado a algunos al borde del colapso, que ha cortado y eliminado velocistas y puesto en un brete a la gente de la general.
Entiendo que Mikel Landa debe estar descontando días, ante tanto peligro, giro y cambio de rasante. Pero sería injusto quedarnos con la cosa de la general, como casi siempre.
El desenlace de la esta de Jesi ha sido sencillamente magnífico, para los tiempos, para siempre
Mira que este Giro ha tenido bonitos sprints, muy apretados, ese que pierde Ewan por culpa de sus «brazos cortos» como dijo en redes, aunque nada similar a lo que nos han ofrecido la pareja de la carrera, la de Girmay y Van der Poel.
Puedes leer el artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor