El Comité Paralímpico Español ha publicado esta semana unas recomendaciones sobre el uso de terminología en el ámbito deportivo de las personas con discapacidad, así como la denominación más adecuada que se debe dar al deporte practicado por estas personas. Un documento que, aunque parte de unas premisas correctas y asumibles, llega a unas conclusiones que no comparto y que me gustaría dar a conocer.
Con este término se superan “otras acepciones claramente desfasadas y con un carácter manifiestamente lesivo para la dignidad de las personas”, según se manifiesta en dicho documento, como minusválidos, disminuidos, deficientes, inválidos y por supuesto anormales o subnormales. Igualmente se desaconseja el uso de ciertos eufemismos extendidos en los últimos tiempos, “porque generan confusión e inseguridad jurídica y rebajan la protección que todavía es necesaria”, como diversidad funcional, otras capacidades o capacidades diferentes, “que están cargados de condescendencia”. Ninguna objeción.
Deporte adaptado, desaconsejado
La mayor problemática surge con los términos que definen a las disciplinas deportivas. Según el Libro Blanco del deporte de personas con discapacidad en España, el uso del término ‘deporte adaptado’ está desaconsejado. Las razones que se exponen en el documento es que “cada vez se habla más de inclusión, de participación comunitaria, de accesibilidad universal, de productos de apoyo o de diseño para todos, y se huye de términos como las ‘adaptaciones’”.
Recuerdo que hace algunos años, Bernat Moreno, el ‘alma mater’ del Genesis Cycling, me comentó que no le gustaba esta denominación, y me expuso razones muy similares, y por ello procuro no usarlo, aunque con matices que ya explicaré. Eso sí, que no sea un término aconsejable no quiere decir que sea “un caso claro de discriminación a través del lenguaje”, como se expone en el documento.
‘Para’, un matiz de inferioridad magnificado
La segunda denominación que se analiza es la de paradeporte, y en nuestro caso, paraciclismo. Sobre el uso de este término, el mencionado Libro Blanco también lo desaconseja, “porque en español el prefijo ‘para’ se emplea a menudo para expresar cierto tipo de similitud, pero, en el fondo, de categoría inferior, como pueden ser los casos de ‘parafarmacia’, ‘paramilitar’ o ‘paramedicina’”, aunque reconoce que es un nombre que ha surgido de la integración del deporte de estas personas con discapacidad en las federaciones internacionales de los distintos deportes. Y que es el que más extendido está, especialmente en el ciclismo: si bien en España se usa a nivel reglamentario el de ciclismo adaptado, la UCI lo llama ‘para-cycling’ o ‘paracyclisme’ y sinceramente no creo que haya ningún matiz de inferioridad, salvo el que las personas quieran dar o ver, pero siempre habrá ,especialistas, en estos usos o interpretaciones interesadas.
Deporte paralímpico, dos errores en un término
El artículo termina diciendo que el término más recomendable es el de deporte de personas con discapacidad, que no es viable por no ser nada práctico. De hecho, antes de hablarse de ‘paracyclisme’, la UCI hablaba de ‘cyclisme pour handicapés’, que lógicamente remplazo por uno más manejable. Pero en realidad lo que termina defendiendo se el de deporte paralímpico, término que “tiene la virtud de que en una sola palabra se unen dos conceptos: deporte y discapacidad”.
Obviamente en este punto, mi desacuerdo es total. Primero porque ya he escrito y manifestado en repetidas ocasiones que paralímpico es un adjetivo que no se refiere al deporte, sino a los Juegos Paralímpicos, lo mismo que olímpico es aquello relacionado con los Juegos Olímpicos, por mucho que resulte tentador extenderlo a todo el deporte. Además, surge en España en un momento en que este deporte no estaba integrado en las Federaciones convencionales, sino las específicas de las diferentes discapacidades, bajo el paraguas del CPE, situación felizmente superada. Y segundo, si el prefijo ‘para’ denota inferioridad en parafarmacia o en paraciclismo, según los argumentos anteriormente expuestos, también debería denotarlo en paralímpico, ¿no?
Por todo ello, entiendo que paraciclismo es el término más adecuado, aunque sólo sea por ‘integración’ internacional, y por ello es el que voy a seguir usando; que ciclismo adaptado puede surgir alguna vez como sinónimo, un elemento imprescindible en casi cualquier texto de una cierta longitud, y que ciclismo para personas con discapacidad es un término demasiado largo para que solamente pueda surgir en ocasiones contadas. Y por supuesto, también usaré el de ciclismo paralímpico… cuando escriba de París 2024 o temas realmente paralímpicos.