Una vez escuché que la verdadera igualdad se conseguiría no cuando una entrenadora estuviera al frente de un equipo femenino, sino cuando dirigiese uno masculino. Y es algo que ha pasado a ser una de mis mayores convicciones. Pero desgraciadamente no son muchos los casos que podemos ver en el mundo del ciclismo en pista, ni siquiera la próxima semana en los Juegos Olímpicos de París.
Sin embargo, hay un ejemplo que nos sirve para ilustrar esta situación y más cuando el país de referencia, Canadá, puede estar luchando por las medallas de la persecución por equipos masculina. Y al frente de la cuarteta, lo mismo que de la femenina, tenemos a Laura Brown, de 37 años, medallista de bronce en los Juegos de Rio, entrenadora de Canadá en 2018, y desde 2019 responsable del fondo canadiense… algo que, desgraciadamente todavía sorprende a muchos.
En la web de Cycling Canadá recordaba hace unos años su primera Copa del Mundo en 2019 en Minsk, donde notó la marcada falta de mujeres en la reunión técnica. “Éramos 50 hombres y yo. Tenía preguntas porque había mucha información y era mi primera vez, pero no las hice. Sentí que me iban a juzgar”, algo que también sintió ya en la pista donde muchos la veían como una auxiliar, esperando a la llegada del entrenador principal. En aquel texto, se reivindicaba como ‘coach’, sin necesidad de añadir lo de ‘female coach’
Más recientemente, concretamente esta semana, en un reportaje en Toronto Star contaba la respuesta que tiene para aquellos que no la valoran lo suficiente “Una vez me dijeron, riéndose de mí, ‘Las mujeres no entrenan a los hombres’, y mi respuesta fue ‘Bueno, lo hago, y acabamos de ganarte’”.
Canadá está un poco más avanzado en igualdad de género que muchos otros países. En Tokio, más del 60 por ciento de los atletas canadienses fueron mujeres y representaron el 75 por ciento de las medallas del país, pero solo el 16 por ciento de los entrenadores de Canadá eran mujeres, se cuenta en esta publicación, donde se recuerda que el caso de Brown no es único, ya que Cycling Canada tiene otra técnico, en el apartado de carretera, Catherine Prendel.
Pero el mejor aval son sus propios corredores. Michael Foley, el único de los integrantes del equipo masculino que estuvo en Tokio, es un gran admirador del estilo de entrenamiento de Brown. “Ella sabe, por ser deportista, que la única forma de mantenerse en el equipo es mejorar constantemente, por lo que siempre nos pide comentarios y también nos los da. Creo que eso es muy importante en el mundo deportivo moderno, es decir, no puedes tener un entrenador que sólo te diga qué hacer”, indica Foley, quien añade que “tiene mucha experiencia y conocimiento que nos da confianza en ella, pero también encuentro que su apertura y voluntad de aprender me dan aún más confianza porque sé que no solo lo hace con nosotros, sino que lo hace en todas partes. No deja piedra sin mover, que es lo que uno quiere ver en un entrenador”.
Brown ya sabe lo que es el éxito como entrenadora, recordando la medalla en la Copa del Mundo de Milton en 2020. “Me sentí mejor que con cualquier otra cosa que haya hecho como deportista. Me sentí más orgullosa y emocionada de ver a los atletas actuar, triunfar y sentirse orgullosos de sí mismos. Verlos hacerlo bien es la mejor sensación del mundo. Y luego ayudarlos a superar los momentos difíciles, porque en el ciclismo hay muchas cosas difíciles”.