Muchas ilusiones de espectáculo hay puestas en este Tour de Francia en el que las mejores corredoras del mundo luchan, y perdón por la perogrullada y la redundancia, por la mejor carrera del mundo, pero hoy, pues qué quieren que les diga, que si leyeron un texto anterior en el que me congratulaba de las bonanzas del ciclismo femenino, hoy pensarán que soy un auténtico bocachanclas, porque en esta etapa inicial entre Rotterdam y La Haya espectáculo, espectáculo, ha sido el sprint, caótico por otra parte, y descubrir que la ciudad que acogía el final, donde el Tribunal Internacional y tal, es más grande y hasta me atrevería a decir más bonita de lo que uno podría imaginarse, aunque tal vez gracias al luminoso día estival y al esfuerzo de la realización televisiva.
A ver, que el recorrido de hoy no ayudaba en exceso, plano, plano, plano por unos Países Bajos que, en fin, ya sabemos, pero es que a 20 de meta había más interés por las aguadoras que subían cargadas de bidones al pelotón que por lo que pasaba en cabeza. Solo fue cuando vieron el 10 a meta que aceleraron, que de ir a 35 por hora se pusieron a 55, y ahí como que uno ya abría el otro ojo a ver si con dos se veía algo. Antes, pues hay que dar las gracias al Laboral Kutxa por intentarlo, porque fue de lo poco vistoso del día con Tonetti mostrándose…
El caso es que el sprint por la victoria se lanzó rápido, y desde el sofá podías elucubrar con Wiebes, Vos -¿por qué no?-, Balsamo, pero nanay – Wiebes avería en recta de meta y fuera, Vos quinta, Balsamo tercera-, la que se vio sola delante, lanzada, con fuerzas, vía libre, fue la neerlandesa Charlotte Kool, y mañana, fíjense, lucirá el amarillo. El primero de los que vendrán, porque en unas horas esto empezará a cambiar a alta velocidad en una doble jornada de martes de las que ya casi ni se ven.
Primero, 67 kilómetros más planos que los de hoy, es decir, de volata de libro, y segundo con un sector de crono de 6 kilometrillos explosivos como una traca de falla. Es decir, que esos 4 segundos de Kool en la general pintan bastos. Lo que deseamos, cómo no, es que por lo menos se haga justicia y se vean cosas interesantes, que tienen que llegar, en este Tour donde se han perfilado etapas como clásicas para el ecuador de carrera, y morlacos para los últimos días (Le Grand Bornard, Glandon…) con desniveles acumulados para quitar el hipo y decidirlo todo, ahí es nada, en la subida final a Alpe d’Huez del próximo domingo.