8ª Vuelta España: De Woods, O’Connor, Roglic, Mas y Landa

El grupo de favoritos, en la subida a Cazorla © Getty Sport / Movistar Team

Rafa Mora / Ciclo 21

Este deporte y sus cosas. Varias hoy interesantes. La primera, la de lo duro que es que tu equipo, en este caso hablo del Israel, no meta a nadie en la fuga de quilates de una etapa tremebunda, y al final digas, oye, ponemos a un hombre a tirar del pelotón para reducir la desventaja, luego tres, luego lo que nos quede vivo por ahí, para apostar por un solo corredor, Michael Woods, y que luego, cuando evoluciona todo, cuando el grupo da caza a los escapados y se inicie la batalla en la subida final, Woods, tu apuesta a una carta, ni se le vea (22º a 1’16”). Bienvenidos a una guerra sin cuartel.

Porque esto es la Vuelta y pasan cosas. Muchas cosas. Y es larga. Muy larga. Para empezar, hay que recordarlo, estamos solo, y repito, solo, en la 8ª etapa, y eso quiere decir que queda un mundo. Antes de ayer algunos ya daban por ganador a O’Connor por su cabalgada magistral, que sí, lo fue, pero aquí tenemos a un tiparraco llamado Primoz que sabe que tiene que hacer lo que tiene que hacer y será -es, en realidad- el gran candidato. Hoy le ha recortado casi un minuto al líder, que se dice pronto siendo como era un puerto de tercera, pero la tostada ha sido buena para el australiano vestido de rojo, que suplicaba a Gall, su escudero, que no lo torturara tanto. Ergo, si me permiten, en este tipo de etapas, en las subidas que quedan en las muchas jornadas de esta edición, si alguno del equipo Decathlon está para estar delante con los buenos, ese parece Felix, y no Ben. Con perdón.

Dicho esto, arriesgado -vale- porque Ben sigue llevando una interesante ventaja de 3’49” sobre Roglic, sí se intuye al esloveno enchufadísimo en su objetivo. Así es que a Ben, se me antoja, se le puede hacer esto bastante largo porque, además, el esloveno que quiere machacarlo tiene y, por lo visto, va a tener a su verita, para alegría patria, a un Enric Mas que, sinceramente, parece tener las mejores piernas de su vida. El balear, ya lo hizo días ha, responde con facilidad a los achuchones de Roglic, y hasta se le ve envalentonado, aunque en ocasiones aún como con el freno de mano por aquello de los miedos que -todavía- hay que quitarse de encima para seguir creciendo.

Y luego, y acabo, está Landa, y perdonen que lo vuelva a incluir a continuación de Mas en estas líneas, que no es por -odiosas- comparaciones sino porque ambos son los nuestros y son tan diferentes que siempre dan de qué hablar. Y Landa, digo, ha vuelto a hacer lo del otro día en el Pico Villuercas -donde también ganó Primoz, qué cosas-, que es ir a su bola, su ritmo, su estilo, su agonía, y aparecer en plano de imagen así como de sorpresa a medio kilómetro de la meta y parecer que tiene arrestos para todo. A este, en serio lo digo, van a tener que darle de palos para tumbarlo. No sé si tantos como para hacer lo propio con O’Connor, que sigue siendo el objetivo. Y mañana, festival en Granada. Cuidado.

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