Ustedes dirán que a lo mejor no es para tanto, pero lo que hay que entender es que es un equipo invitado, que esto está lleno de galgos y que ellos, si ganan en una grande, ‘hacen’ la temporada. Ellos son todos los componentes del Kern Pharma, desde el primer auxiliar hasta los corredores, que son los que dan la cara, pero todos, alumbrados, desde donde sea que se haya ido, por la luz aún latente de Manolo Azcona. Y ya ven, las cosas que da la vida -y la muerte-, que llegan cuando uno menos se lo espera o, mejor aún, cuando más lo desea, el día después del fallecimiento de este hombre que puso su amor en el mundo del ciclismo siendo el ‘padre’ de tantos y tantos ciclistas, unos profesionales y otros que no llegaron a serlo, pero sin duda todos agradecidos a quien les dio una oportunidad. Pablo Castrillo y su victoria, por tanto, lo vale todo, absolutamente todo.
No se puede describir lo que ha explotado en los corazones de la familia del Kern Pharma porque para ello habría que vivir, desde que uno es bien pequeñito, todas esas penurias que un ciclista tiene que pasar para ir escalando posiciones en categorías, equipos, estructuras y carreras. Todo eso lo han superado los corredores del Kern, como tantos otros equipos, y como muchos más corredores que ni siquiera están en esta Vuelta, y lo han ido lidiando por la perseverancia propia, faltaría más, su propio esfuerzo, y el de gente como Azcona que da su vida por ello, y entonces, si lo ponemos todo en la mochila del sentimiento que uno arrastra en esta vida, se consigue que el equipo se haya roto de emoción y nosotros con él.
Era difícil contener las lágrimas al ver a los corredores del Kern Pharma rompiendo la entrevista en Televisión Española para abrazar a un Pablo Castrillo desbordado. “¿Pero qué has hecho?”, le preguntaba Urko Berrade antes de abrazarlo, él, como tantos otros del equipo -Ibon Ruiz, Jorge Gutiérrez, Unai Iribar, Pau Miquel, José Félix Parra y Antonio Soto- que han luchado casi en cada etapa por tener presencia y buscar lo que hoy ha encontrado, por fin, Castrillo. Larga vida a estas estructuras deportivas que son, en definitiva, la base de todo, y sin las cuales muchos no serían lo que son.
Hoy, ya ven, no se explica aquí la batalla deportiva, el ataque de Castrillo, atrevidísimo, con tres cuartos de puerto aún por delante y con toda la artillería que iba en esa escapada, su agonía, su cabeceo, sus riñonadas, su zapatazos a las bielas, por favor, que llegue a meta, ni los intentos de Marc Soler -también uno que viene de Azcona- o de Carlos Verona por ganar… no se explica casi nada, porque hoy se habla de reconocimiento y respeto. Como el que merece Carlos de Andrés por intentar mantener el máximo posible la conexión en La1, donde más gente mira, porque valía la pena que desde continuidad se esperaran, por el ciclismo español, que sumaba su primera victoria en esta Vuelta, por el Kern Pharma, por Pablo Castrillo y por Manolo Azcona. Punto.