Cuando está a punto de acabar una carrera de tres semanas, siempre pasa lo mismo. Están los corredores, que tienen su mundo y sus problemas y su físico ya cogido por un hilillo, cansado, adolorido, extenuado en muchos casos, y luego está el resto del mundo, en el que metemos en el mismo saco a público, periodistas, organizadores y demás, colándose también, como pasa en todas partes, sabelotodos nivel pro cuando no exciclistas a los que se les ha olvidado que ellos pasaron por aquello. Y entre los unos y los otros no hay acuerdo que valga porque viven mundos antagónicos.
Los primeros, que llevan 17 días dándolo todo o casi todo, opinan que, vaya, después de los días que llevamos, con lo que queda en los próximos tres días más la crono y encima hoy lloviendo, pues oye, dame el chaleco y a guardar. Los segundos, por el contrario, como viven -o vivimos, qué leches- en aquello de estrujar la bayeta hasta que no caiga ni gota, piensan que si hoy han perdido una ocasión para mover el árbol, que si la podían haber liado aquí, que si podían haber probado allá, que si para eso les pagan, y todo eso.
Entonces, en fin, el debate eterno, que no llega a ningún sitio porque unos van a pensar que vale, perfecta tu opinión pero me la trae al pairo, y los otros que no están de acuerdo, y vamos a estar con la cantinela, si entramos al trapo, hasta que se nos haga de noche. Todo, para que al final lo que mande es lo que haya ocurrido en carrera, que por poco o mucho que sea es inamovible. Y así, ¿que hoy el día se ha dado con cuatro escapados y un pelotón ramplón con todo bajo control? Pues estupendo, oigan, porque al final también es una etapa diferente que nos aporta… pues cosas, porque siempre aportan cosas: cuatro que se han matado por llegar a meta por una Cantabria de repechos infinitos, de los cuales uno se ha descolgado y el pelotón ha cazado mientas los otros tres ponían en jaque, o eso parecía, a un grupo digamos medio grande, con los sprinters y un Alpecin que sin un Kern Pharma crecido y valiente permítanme que dude si hubieran dado caza, para que lo intentara Pau Miquel y ganara Groves.
Y, ¿dónde está la crítica? De estas etapas, en el Tour, que es la Grande Boucle y blablablá, ¿cuántas hay? Así es que, en fin, que no podemos estar todos los días en la cresta de la tensión y la emoción no lo dice ningún manual, lo dice la propia naturaleza humana, que a veces a cualquier persona le invita a que se tome un respiro. Así es que si hoy nos hemos echado una cabezadita, se dice y no pasa nada.