Redacción / Ciclo 21
Matteo Jorgenson vivió una temporada 2024 para recordar. El estadounidense de 25 años del Team Visma | Lease a Bike impresionó con sus victorias tanto en clásicas de un día como en carreras por etapas. “Este año me di cuenta de que mi cuerpo puede rendir al máximo nivel durante tres semanas. Eso era algo de lo que no estaba seguro en el pasado”.
La primavera ya parecía prometedora. Jorgenson triunfó en A Través de Flandes y más tarde se adjudicó la victoria general en la París-Niza. “El momento culminante del año fue, sin duda, cruzar la línea de meta en Niza. Pasé por delante de mi apartamento y me di cuenta de que había ganado París-Niza. Fue una victoria completamente inesperada y una sensación que tal vez nunca superaría. Solo pensar en ello todavía me hace sonreír”, comparte Jorgenson.
Su éxito en la París-Niza no fue casualidad. En el Critérium del Dauphiné, confirmó su buena forma con un segundo puesto en la clasificación general. Durante el Tour de Francia, Jorgenson consolidó su condición de vueltómano, terminando octavo en la clasificación general, la mejor actuación de un estadounidense en una década. Además, desempeñó un papel crucial al apoyar a Jonas Vingegaard, que terminó segundo en la clasificación general.
Jorgenson lo dio todo para ayudar a su compañero danés a conseguir su tercera victoria consecutiva en el Tour, pero no pudo ser. “En el Plateau de Beille, nos dimos cuenta como equipo de que lo habíamos dado todo para intentar ganar el Tour de nuevo, pero no fue suficiente. Fue una subida larga y escuché a Grischa Niermann guiar a Jonas en ese momento difícil”, reflexionó. “Este año fue un sueño en muchos sentidos”, enfatizó Jorgenson. “Superé límites que no sabía que eran posibles gracias al esfuerzo del equipo y a mi compromiso de ceñirme al plan lo más posible”.
Jorgenson atribuye su progreso a los cambios en su entrenamiento y técnica desde que se unió al equipo Visma | Lease a Bike. Trabajó en estrecha colaboración con un biomecánico para mejorar su técnica de pedaleo. “Fue como si tuviera que olvidar mi memoria muscular o romper ese patrón, y eso marcó una gran diferencia”. Fuera de la bicicleta, también ha crecido significativamente. “He llegado a conocerme mejor a mí mismo. Ahora entiendo lo que necesito para tener éxito”.
A pesar de su primera temporada llena de éxitos, Jorgenson no se siente nada satisfecho. “Un día espero poder competir por la clasificación general en una gran vuelta. Lo digo porque este año he cambiado un poco mi perspectiva. Durante el Tour no he tenido ni un solo día malo. Por supuesto, hubo momentos más duros, pero nunca me derrumbé. Sobre todo en la tercera semana, me sentí muy cómodo. Así que un día quiero intentarlo. No sé cuándo llegará ese momento. No tengo prisa. Por ahora, no veo la hora de empezar 2025. Tenemos trabajo por hacer”, concluye Jorgenson, motivado.