En estos tiempos en que nuestra ministra de Desempleo se encomienda a la Virgen del Rocío como la solución mágica a nuestros problemas laborales o se concede la medalla de oro al mérito policial a la Virgen del Amor, el ciclismo también podría sumarse con algún rezo a la patrona del ciclismo para que nos ayude a salir de la crisis en la que también se encuentra, sobre todo en esta reserva espiritual que es España, aunque afortunadamente el nivel de seriedad de nuestro deporte es bastante mayor que el de nuestros gobernantes.
Pero, ¿quién es la patrona del ciclismo?
Oficialmente para la Iglesia Católica Romana es la Madonna de Ghisallo, que se encuentra en una pequeña iglesia situada en Magreglio en la provincia de Como (Italia). Cuenta la leyenda que un conde medieval fue abordado por unos bandoleros en aquellos parajes. Pero la virgen se le apareció y puso en fuga a los asaltantes. Agradecido, erigió un pequeño santuario a la que sería patrona de los viajantes, aunque en el siglo XX los ‘bandidos’ más frecuentes por aquellos lares pasaron a ser los ciclistas, ya que el paraje –la cima de Ghisallo- se encuentra en pleno recorrido del Giro de Lombardía y de otras pruebas y marchas ciclistas.
En 1948 el sacerdote local Ermelindo Vigano -aficionado al ciclismo, claro está- propuso al Papa Pío XII, quien aceptó de inmediato, que fuese proclamada patrona universal de los ciclistas. Una comitiva se encargó de llevar una antorcha bendecida y que todavía arde –en honor a todos los ciclistas fallecidos- desde el Vaticano hasta el santuario, con los míticos Fausto Coppi y Gino Bartali –que entonces representaban a dos Italias casi irreconciliables- como últimos relevistas. Desde entonces, numerosos campeones hicieron ofrendas como maillots, bicicletas, fotografías, recortes de prensa y otros recuerdos, entre los que se destaca la bicicleta en la que encontró la muerte Fabio Casartelli, un corredor de aquella zona, en pleno Tour de Francia de 1995, o la primera bicicleta de aluminio, una Bianchi de 1947.
Tanto es así que los objetos comenzaron a ser excesivos para la pequeña capilla, por lo que se decidió crear un museo que se inauguraba en octubre de 2006, bendecido por el mismo Papa Ratzinger… y que desgraciadamente se cerraba el pasado mes de noviembre, debido al importante déficit que acumulaba año tras año. Se habló de buscarle fórmulas para permitir su viabilidad con el fin de reabrirlo en abril. Pero el plazo ha pasado y no hay ninguna noticia cierta, solo buenas intenciones respecto a un lugar que no debería echarse a perder. De hecho, la web del museo está casi totalmente orientada actualmente a la captación de donaciones.
Notre-Dame des Cyclistes
Quizá por puro chovinismo o para demostrar que su amor por el ciclismo es también divino, los franceses pensaron que ellos también querían tener su patrona y su santuario ciclista. Fue otro sacerdote –el padre Joseph Massié– quien eligió en 1958 la antigua capilla semiabandonada de Géou, de origen templario, en Labastide d’Armagnac, en Las Landas, a la que se rebautizó como Notre-Dame des Cyclistes. El Papa Juan XXIII aceptó, en mayo de 1959, convertirla en santuario nacional de los ciclistas, bajo la protección de Nuestra Señora. Desde 1996 también es monumento nacional.
Como en el caso de Ghisallo, numerosos ciclistas –principalmente franceses, pero también otros como Luis Ocaña– han donado maillots, bicicletas… con lo que el lugar se ha convertido también en un museo del ciclismo. También había un maillot de Lance Armstrong, pero fue descolgado en 2012 tras reconocerse su dopaje. Pero, sin duda, lo más curioso es la vidriera diseñada por el ex corredor Henri Anglade –segundo tras Bahamontes en el Tour de 1959-. La ‘grande bouclé’ ha pasado en varias ocasiones junto al santuario, llegando a salir de la población de Labastide en 1989.
Nuestra Señora de Dorleta
También en España, surgió una iniciativa similar, contemporánea a la de los franceses, con el santuario de Nuestra Señora de Dorleta –en realidad Nuestra Señora de la Asunción de Dorleta-, en la población guipuzcoana de Salinas de Léniz, cerca del Puerto de Arlabán. Tras la coronación de la Virgen, que se llevó a cabo en 1958, un grupo de ciclistas vascos –constituidos en un comité- pensó que podría ser la patrona de los ciclistas españoles e inicio una amplia labor diplomático-eclesiástica, tan bien vista en aquellos años.
Tras obtener el beneplácito de las Federaciones de Gipuzkoa y Bizkaia y posteriormente de la Federación Española, el Comité inició los trámites para obtener de la Santa Sede la declaración canónica de la Virgen de Dorleta como patrona de los ciclistas españoles. Juan XXIII lo aprobaba en agosto de 1959, tras haber recibido a una comitiva de tres ciclistas –me gustaría saber quienes fueron los comisionados- que llegaron a Roma en bicicleta. También allí numerosos ciclistas, aficionados y profesionales, han entregado sus ofrendas deportivas, aunque no de forma tan masiva como en las capillas italiana o francesa.
Curiosamente, hay otra imagen de la Virgen de Dorleta muy vinculada con el ciclismo nacional, en este caso el aragonés, ubicada en un modesto pedestal en Jaulín, destino de una tradicional marcha cicloturista-peregrinación-ofrenda con la que inician la temporada año tras año. Y otra imagen similar en Valencia. Y en Cataluña, aunque no sea patrona oficial, la Virgen de Montserrat mantiene una larga relación con los ciclistas y con otros deportistas, quizá por el magnífico escenario que supone la ruta que conduce hasta la ‘Moreneta’.
Saint Germain de la Rouelle
Creía que ya había encontrado a todas las patronas de nuestro deporte cuando por casualidad me encuentro esta mención a San Germán como patrón de los ciclistas, concretamente belgas, elegido “después de muchas dudas y pacientes investigaciones”. Sin embargo, no he encontrado ninguna referencia más a este hecho, al menos en la red, por lo que agradecerá cualquier tipo de información adicional.
De todas formas, es curiosa la historia de este Saint Germain, conocido por sobrenombres como ‘el Escocés’, ‘del Mar’ o Saint Germain de la Rouelle –de la rueda-. Y es que cuando quiso cruzar el canal de La Mancha para continuar su apostolado no encontró ni barca ni pescador que le llevara. Sus plegarias al señor para que le ayudara a cruzar el estrecho se tradujeron en una rueda de carro con la que hizo la travesía. Esa es la razón del patronazgo que, como he dicho, no he podido confirmar. Eso sí, la festividad de este San Germán se celebra precisamente hoy, 2 de mayo.
Muy interesante su artículo.
No se si conoce la vida de Alberto Marvelli, beatificado por San Juan Pablo II. Este joven beato tiene la particularidad de haber muerto cuando se desplazaba en su propia bicicleta, bicicleta que utilizaba cotidianamente para realizar sus obras de caridad con los más desfavorecidos. Murió atropellado por un camión militar. Desde que tuve noticias de este beato, me encomiendo a él, para mis clases de Educación Vial, y hago lo que buenamente puedo para que sea reconocido como patrón de los ciclistas urbanos y los cicloturistas. Que yo sepa, no hay ningún otro santo o beato reconocido que haya muerto cuando se desplazaba en bicicleta. Se lo comento por si le interesa colaborar para conseguir este reocnocimiento.
Un saludo y que el Beato Alberto Marvelli nos proteja con su intercesión.