La 101ª edición del Tour de Francia que comenzará en apenas unos días focaliza la atención de casi todos. Un Tour que rendirá su particular homenaje a una efeméride que en España –por motivos meramente históricos– está pasando más desapercibida como es el centenario del inicio de la I Guerra Mundial. Pero, antes de que en Leeds se dé la salida de una Grande Boucle que todos los aficionados esperan con ansia, este fin de semana toda Europa vivirá diversas batallas en busca de la conquista de las banderas de cada país: los Campeonatos Nacionales.
En España será la ciudad mundialista de Ponferrada la que albergue la competición. Y, como todos los años, al Norte de los Pirineos, cada país pondrá en juego su propio título. Bélgica, Francia, Italia y Holanda podrían ser los más significativos por Historia ciclista a sus espaldas, pero a ese grupo se ha unido, por derecho propio, Gran Bretaña que en los últimos años ha dado una hornada de corredores como seguramente nunca antes tuvo.
Es en este último país donde el defensor del título y máximo favorito a la victoria en la prueba de fondo, Mark Cavendish, no podrá defender el maillot de campeón por una baja de última hora que persigue recuperarse de su bronquitis y no arriesgar más de la cuenta antes del inicio del Tour de Francia. Con su ausencia, evidentemente, la competición británica queda algo desvirtuada al no contar con el rey de esa pirámide alimentaria particular de los sprinters, pero dejará un pronóstico mucho más abierto. El que más opciones parece tener a priori es Peter Kennaugh. El del Sky es un habitual en el podio y podría tener como mayor rival a un Yates que podría intercambiar su maillot de campeón sub-23 por el de la máxima categoría.
Quizá, el que más sabor a gran competición pueda tener es el Nacional belga. No porque su importancia sea mayor que los demás, sino porque es el país que más gira en torno a las clásicas y sus corredores viven la jornada como una veraniega versión de las clásicas de primavera y, para muchos, la victoria el domingo podría significar un buen contrato el próximo año. Uno de los equipos más interesados puede ser el Topsport-Vlaanderen, una suerte de vecino pobre de los dos grandes súper bloques. Pese a la baja de algunos de sus mejores corredores, Tom Van Asbroeck y Michael Van Staeyen podrían intentar dar la sorpresa en una llegada masiva. Su ventaja es que serán el equipo más numeroso con 22 representantes en la carrera. Frente a ellos, los corredores del OPQS con Tom Boonen a la cabeza (del conjunto y de las apuestas) que seguro que quiere darle una gran alegría a sus patrones habida cuenta de que le línea de meta de Wielsbeke (por cierto, la carrera pasará por el mismo sitio por donde en la pasada Vuelta a Flandes se vivieron momentos dramáticos debido al atropello protagonizado por Van Summeren a una espectadora) está situada a sólo unos metros de la sede central de su patrocinador.
Por su parte, el Lotto Belisol será el segundo equipo en número de corredores con 18 representantes. Su gran apuesta, sin duda, es la de Jürgen Roelandts, que sueña con repetir triunfo seis años después. Por detrás de todos ellos (aunque con opciones) tenemos a los Philippe Gilbert o Sep Vanmarcke que, pese a no tener una escuadra completa a su alrededor (corren para equipos extranjeros), seguro que intentarán conseguir ese gran triunfo.
El holandés, por su parte, será un campeonato especialmente interesante de analizar. Con la sombra de la desaparición de equipos flotando en el aire, son muchos los que ven en esta carrera la oportunidad de dejarse ver de cara a un futuro laboral, hoy por hoy, incierto. Uno de ellos es Robert Gesink, que volverá a la competición después de que a principios de mes se sometiera a una intervención cardiaca. Gesink formará en un conjunto que pierde a Mollema, centrado en el Tour, pero que tendrá a Moreno Hoffland como gran baluarte.
En cualquier caso, los nacionales se caracterizan por ser carreras de muy difícil pronóstico y muy dadas a la sorpresa. Las extrañas formaciones de equipos (ya hemos hablado de los 22 corredores que formarán por parte del Topsport-Vlaanderen junto a corredores que, sin compañeros, deben de trabajar como auténticos ‘freelance’ del ciclismo las convierte en pruebas realmente atractivas y anárquicas. Además, a una semana de la diputa del Tour de Francia, se entremezclan muchos intereses dispares.