Durante esta última semana, en Ciclo 21 hemos ido presentando y argumentando las opciones de los que, a juicio de nuestra redacción, son los diez hombres con más opciones en este Tour de Francia al que le restan apenas horas para partir desde Leeds. Alberto Contador, Vincenzo Nibali, y Chris Froome son, sin duda, los mejor situados para llevarse el triunfo final cuando todavía no se ha dado ninguna pedalada. Junto a ellos, hemos hablado también del belga Van den Broeck, de los impredecibles hermanos Schleck, de la esperanza tulipán Bauke Mollema, del campeón del Mundo Rui Costa, del extraño caso de Purito Rodríguez, de la –probablemente– última oportunidad de Alejandro Valverde y de las esperanzas de Andrew Talansky.
Pero, el Tour de Francia es mucho más que la lucha por la general, aunque no cabe duda de que esta es la parte que más interesa al aficionado. A estas alturas, el Tour es para los aficionados como el universo para los científicos: sabemos que hay vida en otros lugares, pero todavía no sabemos dónde.
En una Grande Boucle tan montañosa como esta, hablar de la lucha por el maillot de mejor escalador supone hacer un enorme ejercicio de imaginación. Lo normal –porque será allí donde se jueguen la carrera– sería pensar que, tal y como sucediera el pasado año con Nairo Quintana, el vencedor del maillot blanco a puntos rojos sea uno de los integrantes del podio final. Pero, habrá aspirantes que a buen seguro quieran sumar una buena cantidad de puntos en esos puertos intermedios y con poca trascendencia de cara a la lucha por el amarillo y se metan en la pelea. Un fijo en ese campo de batalla será el francés Thomas Voeckler. Un “loco” de las fugas y de los shows que, junto a corredores de la talla de Mollema, Van den Broeck o, por qué no, el vencedor de la última Vuelta a España, el americano Chris Horner. Todos ellos, claro, con un ojo puesto en el español Purito Rodríguez que será un claro aspirante a esta prensa si sus intenciones de dejarse llevar durante la primera semana son ciertas.
Donde parece que nos hemos asomado a un páramo desolado y desierto es en lo que respecta a la lucha por el maillot blanco al mejor joven. El más claro aspirante es, sin duda alguna, Michal Kwiatkowski. El polaco, que podría haberse metido en la lista de diez contendientes por derecho propio (siempre alguien debe quedarse fuera) fue segundo en la pasada edición gracias a su décima posición en la general final y superado sólo por Nairo Quintana, que ya ha demostrado que juega “en otra liga”. Estaremos atentos también a la evolución de un Danny Van Poppel al que la lógica dice que se le atragantarán las cuestas, pero al que no podremos perder de vista.
¿Y en los sprints qué pasará? La ausencia de prólogo o de kilómetros cronometrados en las primeras jornadas animará, sin duda, a los velocistas a luchar por vestir, aunque sea un día, el maillot amarillo. Corriendo en su tierra, la de Mark Cavendish –que podría conseguir un triunfo de etapa en el Tour por séptimo año consecutivo– será, sin duda, una de las ruedas más vigiladas. Con un equipo formado a su alrededor es fácil imaginárselo vestido de amarillo tras la llegada a Harrogate.
Un objetivo en el que también podría estar muy interesado Peter Sagan, defensor de un maillot verde por el que habrá pelea asegurada. Tampoco podremos perder de vista a un Marcel Kittel que este año ya ha dado sobradas muestras de su capacidad y voracidad dominando el Tour de Dubai (2.1) y con esas dos victorias en el Giro de Italia (2.WT) antes de salir por la puerta de atrás debido a una caída.
Recién conquistado el maillot de Campeón de Alemania, André Greipel buscará su sexta victoria parcial en un Tour de Francia y seguro que se meterá en esa interesante pelea de los primeros días por intentar llegar como líder a la Europa continental.
Así pues, podemos afirmar que sí. Sí hay vida más allá de los Contador, Froome, Nibali y compañía. Al igual que los científicos de la NASA, podemos, incluso, hacernos una idea de dónde es más probable que la encontremos durante las próximas tres semanas, pero sólo lo confirmaremos cuando ese cohete del deporte que es el Tour de Francia aterrice, por fin, en los Campos Elíseos de París y todas las preguntas que ahora son irresolubles tengan respuesta.
Un consejo: no tengan prisa. Simplemente, recuéstense en su sofá, hamaca o silla favorita y disfruten de uno de los mayores espectáculos deportivos del mundo. Las respuestas, se las iremos contando en Ciclo 21.