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Nohales. con su trofeo
Segundo, su abuelo, siempre tuvo miedo de que su nieto se quedase desasistido en las carreras, cuando empezó a correr, en juveniles. Por eso le siguió en cada una de ellas, desde su coche. Justo detrás de la ambulancia. Hoy Edgar se lo ha agradecido con el dedo índice de sus dos manos señalando al cielo. Brazos en alto. Para él era su primera victoria -sin puntos UCI-, en la Challenge 7 Eleven celebrada en Sual (Pangasinan, Filipinas).
Édgar Nohales (7 Eleven Road Bike Philippines) llegaba exultante, con tiempo suficiente para celebrarlo por delante de Mark Bonzo (LBC) y Dominic Pérez, también del 7 Eleven: “He disfrutado mucho, hemos cogido la fuga buena en el kilómetro 40 y sabiendo que en los últimos 30 había unos cuantos repechos he aprovechado para irme. El resto ha sido una crono individual hasta meta”, expresaba aún entre jadeos producidos más por la alegría que por el propio esfuerzo.
Esta victoria es la primera de su trayectoria profesional “por eso sabe especial, además es una de las primeras que organiza mi equipo para potenciar el ciclismo nacional en Filipinas, así que es un orgullo haber estrenado palmarés asi”, explicaba sonriente mientras añadía que “sobre todo es una dosis de confianza para intentar ganar una carrera UCI, que es realmente el objetivo”, reconocía.
Ahora, mientras intenta apaciguar el humo que ya sale de su móvil para corresponder con las felicitaciones, su mente se encuentra ya ubicada en el próximo objetivo del equipo: “esta victoria sobre todo me da mucha moral para el Sharjah Tour (Dubai 2.2) que correremos a final de mes”, admitía.
Sin embargo, al margen de los resultados que puedan o no llegar, el gran objetivo está cumplido. Eso bien lo sabe Segundo, su abuelo, allí donde esté. El señor del coche que siempre iba detrás de la ambulancia para que su nieto no se quedase tirado.
© Rafa Simón. Prensa Edgar Edgar Nohales
