La hora está de moda. No cabe duda. Los 51,852 kilómetros que estableciera Matthias Brändle el pasado día 30 de octubre tiene, como ya sucediera con la efímera marca de Jens Voigt, los días contados. Aspirantes, confirmados y no confirmados, no faltan. Los grandes especialistas, esos que todos esperamos que puedan llevar el registro de los 60 minutos a cotas realmente complicadas, todavía no han dado el paso al frente, pero ya se sabe aquello de que a río revuelto, ganancia de pescadores y, como ya hicieran el alemán y el austriaco, son varios los corredores que no quieren dejar pasar la oportunidad de inscribir su nombre en la historia del ciclismo que, a fin de cuentas, es de lo que se trata cuando se intenta batir un récord que, eso lo saben todos, tarde o temprano será superado te llames como te llames.
El último en anunciar su disposición a afrontar el reto ha sido el holandés Thomas Dekker que no ha anunciado una fecha concreta, pero que se encerrará en un velódromo en algún momento de la primera parte de la temporada 2015. “Será uno de los retos más duros de mi vida, pero eso no me echa para atrás. No tengo miedo”, ha asegurado el veterano corredor de Ámsterdam.
Dekker, que tras la decisión de Garmin de prolongar su contrato se encuentra sin equipo para la próxima campaña a sus 30 años de edad asegura que esa circunstancia “ha sido un contratiempo, pero me ha abierto otras puertas. No he terminado con el ciclismo, pero ahora afronto otro papel al margen”.
Dekker no descarta que ese intento, que todavía no tiene fecha ni sede concreta, sea, como en el caso de Jens Voigt, un perfecto epílogo para él. “Puede ser mi última oportunidad. Quizá me retire con el récord de la hora en el bolsillo… o quizá no, pero eso ya lo veré en su momento. En los próximos meses me centraré única y exclusivamente en ese día”.