Thomas Dekker ha sido sólo el último, por el momento, en anunciar que en 2015 intentará asaltar el récord de la hora, que en este momento está situado en los 51,852 kilómetros que estableciera Matthias Brändle el pasado día 30 de octubre y que, a nadie se le escapa, es una marca más que asequible.
Parece que el próximo año va a suponer el revivir definitivo de esta prueba después de que la UCI se decidiera, por fin, a permitir lo que en otros deportes no tiene apenas discusión: que los avances tecnológicos deben ser puestos al servicio de los deportistas en aras de conseguir mejorar, paulatinamente, las marcas. Mientras en el atletismo nadie vio un problema en cambiar la ceniza de las pistas de principios del siglo XX por el cada vez más tecnológico tartán que permite el vuelo rasante de los Bolt y compañía, en el ciclismo se quiso negar la evidencia y obligar a deportistas del siglo XXI rodar sobre bicicletas que apenas hubiesen querido usar Coppi o Bartali.
Superado ese anacronismo, Fabian Cancellara fue el primero en postularse para abrir el fuego, aunque finalmente decidió retirar su candidatura sin que por el momento se sepa si aceptará el guante (y los datos) de su ya excompañero Jens Voigt o no.
La hora se ha puesto de moda. No cabe duda. No hay mes, desde que el alemán batiera a Sosenka, que a sus 38 años abandonará su retiro para volver a intentarlo la próxima primavera, en el que no haya habido anuncio de intento o un asalto al mismo. Este mismo fin de semana nos hemos enterado de que el polaco Bartkiewicz, alejado de todos los focos, lo intentó en Pruszkow (Polonia) aunque se tuvo que conformar con establecer una nueva marca nacional con un registro de 47,618 kilómetros, muy lejos de la plusmarca de Brändle.
Con la vista puesta en el futuro, tenemos opciones para todos los gustos. De los grandes nombres o, al menos, esos que todos consideramos que pueden llevar la hora a límites realmente duraderos, el único que ha mostrado interés ha sido Sir Bradley Wiggins, que incluso habría valorado la opción de utilizar el velódromo de Palma de Mallorca para su intento, al que todavía no ha puesto fecha.
Antes de que Wiggo (o incluso Cancellara o Martin) marquen en rojo un día del calendario de 2015, son varios los corredores que valoran sus opciones de inscribir su nombre en la historia del ciclismo. Voigt y Brändle fueron los más listos de la clase hasta el momento y ya han conseguido su objetivo.
Michael Rasmussen ha sido uno de los que ya ha anunciado que lo hará. El ya mencionado Dekker es otro de os que presentarán sus credenciales. El australiano Jack Bobridge también se mostró interesado en la idea, aunque por el momento sigue sin haber confirmado que ese pensamiento haya pasado a la fase de proyecto.
A estos tres corredores se ha unido también el interés más extravagante de aquellos que, quizás, sepan que no tienen opciones de alcanzar la marca actual, pero que buscan un rendimiento mediático o comercial. Este es el caso de Ruben Van Gucht, periodista belga de Sporza que lo intentará el próximo día 21 de noviembre en el velódromo Eddy Merckx de Gante.
El récord de la hora es, por lo tanto, una suerte de fiesta colectiva. De feria de las vanidades en la que todos buscan esos cinco minutos de gloria que Warhol aseguró que nos correspondían a todos. Este resurgir de la especialidad, incluso, ha despertado el interés de los medios por otros intentos como el benéfico de Óscar Negrete en Tafalla (nuevo récord en la categoría de policías y bomberos) o el del vetusto Robert Marchand en la categoría de mayores de 100 años.
Y a todo esto, una pregunta sigue en el aire: ¿ningún español tiene interés en intentarlo a pesar de que el récord de España esté vacante?