Leire Olaberria terminaba ayer en Mallorca lo más fuerte de su preparación para el ya inminente Mundial de pista de Saint Quentin en Yvelines, entre el 18 y el 22 de febrero. La fondista guipuzcoana afrontará dos competiciones en el Velódromo Nacional, la puntuación, el miércoles 18, y el omnium, su prueba objetivo, entre el sábado 21 y el domingo 22.
A pesar de la ola de frío que también se sintió en las Baleares, “he podido realizar todo el trabajo como estaba previsto, sin cambiar ninguna sesión –comentaba Olaberria-. No me ha afectado el frío. Ayer terminaba el bloque más fuerte de mi preparación, lógicamente cansada, pero con buenas sensaciones, y hoy vuelvo a casa a estar tres días entrenando, pero a un ritmo más suave, y salir el sábado a París”.
Con ello se pone a punto para la gran cita de la temporada, que no comenzó bien precisamente con la enfermedad que le impidió acudir al Mundial de carretera de Ponferrada y al Europeo de pista en Guadalupe. Cuando le preguntamos si esas ausencias pueden influir en su estado actual, contesta que “las temporadas que empiezan torcidas suelen tener un buen final. Si hubiera gastado en aquellas pruebas, quizá ahora llegaría en peores condiciones. No lo sé. Lo importante es que ahora tengo muy buenas sensaciones y, sobre todo, estoy muy tranquila de cara al Mundial. He hecho la preparación que yo quería y eso es lo importante, que puedo estar en París con garantías”.
El espaldarazo de Cali
Hace un mes, en la Copa del Mundo de Cali, Olaberria demostró ya estar plenamente recuperada, logrando una valiosa e interesante medalla de plata. “Me salió mejor de lo que pensaba. Es cierto que no estaban las rivales más difíciles, descansando o ya pensando en el Mundial. Pero me encontré bien en las cronometradas y sobre todo muy a gusto en la puntuación. Fue el espaldarazo que necesitaba, un buen resultado en una prueba de alto nivel. Y psicológicamente también me hacía falta”.
El Mundial para Leire comenzará con la puntuación. La guipuzcoana siempre ha querido hacer otra carrera antes de afrontar su gran objetivo. “Es una prueba que me ha dado mucho. El año pasado no pude correrla porque coincidía con el omnium. Pero me viene muy bien por el esfuerzo intenso. Luego tengo dos días de recuperación y a afrontar el omnium, que es la prueba más importante para mí al ser olímpica”.
Un omnium que estrena –en lo que se refiere a un Mundial absoluto- su nuevo programa, con scratch, persecución y eliminación el primer día, y 500 metros, vuelta lanzada y puntuación el segundo. “El cambio me gusta, ya que se abre bastante más el abanico de corredoras con opciones de podio. Antes la prueba se había quedado muy bloqueada, y más con corredoras como Laura Trott, Annette Edmondson y Sarah Hammer. Ahora creo que está más abierta, aunque tiene el handicap de que la puntuación, al ser la última, es una carrera más controlada, más táctica, con mucha más vigilancia entre corredoras que tienen el mismo objetivo, por lo que a nadie se le regala nada. Personalmente, creo que me va mejor. Y además, es más espectacular así”.
Para empezar, “el scratch, que le ha pasado lo contrario que a los puntos, antes estaba más controlada y ahora hay más opciones, al ser la primera prueba. Luego, la persecución, que al ser el primer día ha significado que las marcas bajen bastante”. Y para terminar, la eliminación, que ha pasado de ser una carrera “que no quería ni verla, a una en la que me siento mejor. Es difícil para todas, y vives bastante tensión antes del inicio. Pero he pasado de no controlarla a saber donde estoy. Pienso que es importante llegar bien clasificada y, sobre todo, acabar ese primer día con opciones, porque te quita tensión el segundo día”.
Una segunda jornada que empieza con las dos cronometradas cortas. “Para mí no es un problema. Son dos pruebas en las que dependes de ti misma, de tu estado. Y que si estás bien se traducirá en una buena marca y en un buen puesto”, antes de terminar con esa puntuación.
Fortaleza mental
Sin embargo, Leire considera que la clave no es una sola prueba. “Es la fortaleza mental, para mantener la solidez en las seis. Y sobre todo, poder darle la vuelta si algo se te tuerce, si tienes un mal momento en alguna prueba. Y, como yo me digo, saber que puedes fallar, pero que también las rivales tienen puntos débiles y pueden fallar”.
Volviendo con las rivales, aparte de la británica, la estadounidense y la australiana, señala a “la belga Jolien D’Hoore, que ha dado un gran salto de calidad, la cubana Marlies Mejías o la holandesa Kirsten Wild, aunque los 500 no le vayan bien”, para terminar sin hablar de sus opciones de podio. “Ahora mismo, es algo arriesgado, es hablar por hablar, hasta que no nos veamos en la pista. Lo que importa es que he trabajado duro, que el esfuerzo ha merecido la pena y que voy a llegar con buenas piernas y voy a hacer todo lo posible”. No olvidemos que la española ha sido ya quinta –el año pasado en Cali- y sexta en esta misma prueba.
Fuente: RFEC