El Top-10 de los adoquines 2015

Muro

Las clásicas flamencas son, para muchos, las carreras más bellas del año

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Ya los tenemos aquí. Sólo unos días nos separan del pistoletazo de salida de las pruebas de adoquines. Las piedras. El Circuito Het Nieuwsblad abrirá la batalla el sábado y la intensidad irá creciendo hasta llegar a esa semana mágica de la Vuelta a Flandes y la París-Roubaix. Quien más y quien menos ya ha hecho los deberes o, por lo menos, se ha dejado ver (o no) lo suficiente como para poder analizar sus opciones de cara a esta época tan importante para los especialistas. Algunos, llegan avalados por victorias. Otros, no han tenido la fortuna de levantar los brazos, pero se les ha visto en buen estado. También, claro, tenemos al grupo de corredores que todavía no se han destapado, pero cuya calidad y nombre no permiten descartarlos. Con todo ello y con la necesaria dosis de inconsciencia que siempre tiene reducir a un número concreto la nómina de favoritos, en Ciclo 21 presentamos el Top-10 de corredores llamados a brillar en las próximas semanas.

1. Tom Boonen, la experiencia por bandera

Tornado Tom es la experiencia. Este año se cumplen diez primaveras desde su primer doblete Flandes-Roubaix y once desde que inaugurara su palmarés en 2014 en las grandes clásicas con la Gante-Wevelgem y el E3 Harelbeke. Desde entonces su carrera ha pasado por altos y por bajos. Recientemente, reconocía en Ciclo 21 que el pasado año estuvo caracterizado por el drama vivido a nivel personal cuando su mujer perdió al hijo que esperaban, pero que ya en la París-Roubaix sus sensaciones fueron las de los mejores años y eso se tradujo en un sensacional rendimiento en la carrera, brindándole el triunfo a su compañero Niki Terpstra.

Este año ha comenzado inédito. Por primera vez no ha sido capaz de vencer una etapa en Catar, donde su mejor resultado lo obtuvo en la primera etapa al acabar segundo por detrás de José Joaquín Rojas, mismo resultado que en la jornada inaugural de Omán donde fue superado por Guardini. Cierto es que se ha encontrado con un Kristoff en estado de gracia y, también, con problemas mecánicos que le han impedido disputar todas las llegadas.

Quizá, especialmente en Catar, se viera lastrado por las energías que el Etixx-Quick Step tuvo que gastar defendiendo el liderato de Terpstra y controlando los abanicos, algo que no les permitió lanzar a Boonen en las llegadas como lo hubieran hecho en caso de ser su única o principal baza. No está al cien por cien, pero las sensaciones que ha dejado por el camino son las de un corredor al alza. Nadie puede esperar que a sus 34 años mantenga la capacidad de reventar cualquier carrera desde principios de febrero hasta abril. Ahora, con la edad, tiene que ser más selectivo y él sigue avisando de que se encuentra bien y de que su preparación va por buen camino. Puede batir varios récords. Querrá ganar alguna clásica antes de las dos grandes, pero tiene una cosa muy clara: sus objetivos son Flandes y el Infierno del Norte. Nada más.

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Boonen y Cancellara en pleno esfuerzo

2. Fabian Cancellara, el hombre tranquilo

No se pone nervioso. No lo hizo el pasado año cuando, sin victorias que le avalaran se presentó en la salida de la Vuelta a Flandes con más dudas que certezas. Esa serenidad fruto de sus muchos años en la cima del ciclismo mundial es la misma que le permite no lanzar las campanas al vuelo tras su buen papel en Omán donde se impuso en la segunda etapa a Alejandro Valverde y, más importante para él, a Greg Van Avermaet.

Su gran motivación, no cabe duda, será la de entrar en la historia del ciclismo con letras mayúsculas igualando el número de victorias de Boonen y Roger De Vlaeminck en la París-Roubaix y, sobre todo, ser el primer humano en conseguir cuatro primeros puestos en la Vuelta a Flandes, un logro que también está al alcance de su archirrival Tom Boonen.

Renunció el pasado año a un más que preparado intento sobre el récord de la hora. Una apuesta de la que nada se sabe y que, al parecer, no volverá a cruzarse en su camino. Su punta de velocidad en Omán demostró que se le puede incluir, sin ningún género de dudas, entre los favoritos a la Milán-San Remo, donde no se baja del podio desde 2011 (tres segundos puestos y un tercero) y donde ya venció en 2008. Las cosas, claro, han cambiado desde entonces, pero su calidad está fuera de discusión.

Lo que habrá que comprobar es si su enorme responsabilidad dentro del equipo Trek juega a su favor o en su contra. Al contrario que Boonen, que cuenta con compañeros suficientes capaces de tapar su hueco en caso de no encontrar el golpe de pedal adecuado, todo el peso de la primavera de Trek recae sobre las espaldas del suizo. Si eso es bueno o es malo lo comprobaremos estas semanas.

3. Sep Vanmarcke, el día tiene que llegar

Ha cambiado el verde del Belkin por el amarillo del Lotto-Jumbo, pero poco más. Ganador del Circuito Het Nieuwsblad en 2012, el belga demostró entonces que se le tiene que tener en cuenta para este tipo de carreras. Su mejor temporada, sin embargo, fue la de 2014. El año pasado se encumbró como el hombre más fuerte de la primavera empedrada, pero no ganó. Ni una sola carrera. Nada.

Pese a ello, el joven valor belga ha decidido que el problema no estuvo en la preparación y ha optado, al igual que hizo el pasado año, a esperar hasta la Vuelta al Algarve para debutar. Por lo tanto, llegará al Circuito Het Nieuwsblad con sólo cinco días de competición en las piernas, pero eso no debe de ser algo significativo o a tener mucho en cuenta como ya demostrara hace 12 meses. Entonces, fue cuarto en la cita inaugural belga y, un día después, subió al podio de la Kuurne-Bruselas-Kuurne.

Este año se ha ganado a pulso ser el único y gran líder del Lotto-Jumbo, un equipo que por el momento no ha conseguido triunfo alguno en su corta andadura en el ciclismo, pero que tiene un muy interesante aroma a lo que fue el legendario Rabobank. Por lo visto en Portugal, pese a que no se metió en la pelea por etapa alguna, sus rivales no podrán darle ningún espacio a partir del próximo sábado. Él lo sabe. Está ante una temporada crucial. Ha llegado el momento de que confirme lo vislumbrado en 2014. Todos, incluido él, tenemos la sensación de que le faltó algo de suerte –y quizá también un mejor equipo– para alcanzar un objetivo que tenía en las piernas. Este año, sí o sí, el día tiene que llegar.

3(bis). Peter Sagan, la explosión que no llega

La historia de Peter Sagan, pese a su juventud –acaba de cumplir los 25 años– comienza a sonar, injustamente, a la cantinela del eterno quiero y no puedo. Es eslovaco aparece, año tras año, en la lista de los grandes favoritos y, temporada tras temporada, acaba protagonizando un nuevo desencanto.

Hay muy pocos corredores que a su edad hayan conseguido situarse, por merecimiento propio, entre lo más granado del pelotón mundial. Muy escasos son los ejemplos de versatilidad como los del nuevo compañero de Alberto Contador. Pero, al igual que a Sep Vanmarcke, le faltan los resultados para que sus acciones ganen los enteros que sus piernas parecen reclamar.

Los triunfos en la Gante-Wevelgem (2013) y E3 Harelbeke (2014) así como su podio en Flandes avalan que en algún momento la gran victoria tiene que caer. Buscándola, ha cambiado de aires. Ha dejado el Cannondale y se ha dejado hechizar por el dinero y los encantos de ese excéntrico patrón que es Oleg Tinkov.

El ruso, como a todos sus empleados, le exigirá resultados y ese es un punto de presión añadido para un hombre que en lo que llevamos de temporada ha mostrado buen golpe de pedal, pero no ha sido capaz de ganar ni en Omán ni, sobre todo, en Catar, donde dos veces se quedó con la miel en los labios, pero donde se enfundó el maillot blanco al mejor joven. Su programa le volverá a llevar a Roubaix, una cita donde parece que podría tener alguna opción menos que en Flandes, con un recorrido que se antoja mucho más apto a sus aptitudes. En cualquier caso, su recorrido futuro sigue siendo enorme, pero especialmente esta temporada de esperado cambio generacional, deberá de esforzarse por no perder un tren que, admitámoslo, ha dejado escapar ya durante tres temporadas.

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Vanmarcke y Terpstra, dos jóvenes valores

4. Niki Terpstra quiere profanar Flandes

Cuando el pasado año entró vencedor en el velódromo de Roubaix el corredor holandés del [ahora] Etixx-Quick Step se confirmó algo que era evidente: el tipo sabe correr sobre los adoquines. Se aprovechó, claro está, del enorme trabajo que hizo su equipo y, sobre todo, un Tom Boonen que le hizo media carrera al final. Su ambición ha crecido y, pese a saber que en un equipo belga que gira alrededor de su gran figura necesita no sólo de sus piernas, sino también de una decisión táctica que le beneficie tiene a su favor su mayor virtud: su alocada manera de correr.

Aunque los responsables del Etixx-Quick Step se empeñen, él no está por la labor de cambiar. ¿Para qué? Se preguntará el corredor tulipán a tenor de los resultados que obtuvo el pasado año. Su gran objetivo, claro, será repetir en la París-Roubaix pero, a la vez, conseguir profanar Flandes. El aficionado flamenco puede con todo. O con casi todo. Idolatra a un suizo de una forma que podría equipararse a la de nombrarle hijo adoptivo del ciclismo local, pero hay dos cosas que suponen un sacrilegio: ver vencer en la Vuelta a Flandes a un corredor valón o a un holandés. Eso es superior a cualquier otra cosa. Y Niki Terpstra, cuyo mejor resultado son los sextos puestos obtenidos en 2012 y 2014, está en disposición de conseguir ese hito que no se produce desde que Adrie van der Poel lo hiciera en 1986, seguido un año más tarde por Claude Criquielion. Sin duda, el de Terpstra es un nombre muy a tener en cuenta en esta temporada que anuncia cambios de calado en los protagonistas de los adoquines. Sin duda, es el corredor más temido de todos los que aparecen en esta lista por sus rivales… y no sólo para las dos grandes clásicas, sino para toda la primavera.

5. Alexandre Krsitoff es el hombre del momento

El año no podría haber empezado mejor para el último vencedor de la Milán-San Remo. Cuatro victorias más el maillot verde de Catar adornan su palmarés en lo que llevamos de temporada. Un balance extraordinario tras once días de competición. Casi un 40% de efectividad. El corredor de Katusha, que habló en exclusiva para Ciclo 21 en diciembre, tenía ya claro entonces que su gran objetivo era estar al cien por cien durante todo este periodo de carreras.

El noruego, otro de los jóvenes valores que debe de pelear por cambiar el orden establecido en el mundo de los clasicómanos, se ve capacitado –y parece que en esto hay consenso entre sus rivales, aficionados y prensa– para ganar en cualquier sitio. En cualquier prueba.

Su mejor aval, sin duda, es su inmejorable comienzo de año. No sólo por el número de victorias, algo que siempre da moral, sino por la insultante superioridad mostrada en la disputa de muchas de ellas. Su golpe de pedal da miedo, pero por diversos motivos nunca ha rendido bien en la cita inaugural, el Circuito Het Nieuwsblad. En este mundo del deporte de élite, donde uno es tan bueno como su último resultado, serán muchos los ojos puestos en él. Una victoria –o una buena actuación– servirían para catapultarle a lo más alto de la jungla clásica. Un mal día, por el contrario, levantaría las dudas sobre un corredor que, por otra parte, todavía no ha pisado podio en las grandes citas del adoquín.

6. Zdenek Stybar, el tercer hombre

Al igual que ocurría en aquella película de Carol Reed ambientada en la Viena de posguerra, Zdenek Stybar necesitará de algo más que sus piernas para sobrevivir en la jungla de favoritos que es el Etixx-Quick Step. Es fácil, si dejamos volar la imaginación, pensar en oscuras confabulaciones al más puro estilo de la Guerra Fría ambientadas en las habitaciones de hotel del equipo. Corredores juntándose entre ellos para ganarse el favor de compañeros y directores. Sabedores de que, con tanto grillo, es complicado conseguir que el equipo corra para ti.

Es fácil, pero no parece realista. Zdenek Stybar es el tercer hombre del equipo de Lefevere y así lo reconocen todos, incluido el propio corredor. Al menos, hasta que el checo sea capaz de confirmar las expectativas que se han puesto sobre él. La gran duda está en saber si se ha recuperado por completo de la lesión que le ha mantenido fuera de la temporada de ciclocross. Ese contratiempo que aseguraba que no le impedía, pese a seguir sintiendo dolor, rendir sobre el asfalto. En Algarve ha dado muy buenas sensaciones, pero nadie puede asegurar que esos dolores no se reproduzcan en el adoquín.

Van Avermaet

Van Avermaet quiere, por fin, ganar una grande

7. Greg Van Avermaet con el tiempo en contra

Corre un grave riesgo Greg Van Avermaet en un año en el que, insistimos, se espera un salto cualitativo importante de los corredores más jóvenes. El hándicap del belga no es otro que su edad. No es veterano, claro que no; pero a sus 29 años podría verse atrapado entre dos mareas muy fuertes: la de los todavía no caducos casi cuarentones y la de los chavales que despuntan por abajo.

Puedo ganar cualquier clásica World Tour” se reafirmaba en Ciclo 21 el corredor del BMC. En este sentido, su caso es muy similar al del ya mencionado Vanmarcke. El pasado año demostró que esa afirmación es cierta, pero le faltó rematar. Su segunda plaza en Flandes fue lo más cerca que estuvo de lograr su objetivo. Pero, a diferencia del jefe de filas del Lotto-Jumbo, GVA no se ha estrenado (obviando la París-Tours de 2011, una carrera que nada tiene que ver con las clásicas adoquinadas) en las grandes citas primaverales.

Esa circunstancia jugará, sin duda, en su contra. No ha comenzado mal el año, pero sigue sin rematar. Tercero en la segunda etapa de Catar, al igual que en Omán; aseguró que para un corredor de sus características esas pruebas no eran lo suficientemente duras. Demasiado llanas. Además, siempre según su versión, el pelotón tampoco quiso aumentar la dureza rodando más rápido. Si son excusas o no, lo sabremos a partir del sábado, donde es una de las más esperadas incógnitas a desvelar.

Wiggins_Roubaix

Wiggins puede hacer historia en Roubaix

8. Bradley Wiggins a por su fin de fiesta

Cuando Jens Voigt batió el récord de la hora el pasado año en un intento que, admitámoslo, fue la quintaesencia de la mercadotecnia, tuvo ese sabor especial que tienen las despedidas de hombres de gran carisma. La fama del alemán estaba muy por encima de sus resultados por su particular forma de ser. Ahora es Sir Bradley Wiggins el que quiere protagonizar algo similar. Pero no igual. Porque Wiggo es, sin duda alguna, un tipo con un palmarés muy superior al de Voigt.

Es el inglés un enamorado del ciclismo. Ha ganado el Tour de Francia con esa actitud tan suya de ‘vale, y ¿ahora qué?. Donde otros ven el inicio de una carrera de fama y fortuna, el vio un objetivo conseguido y el inicio de una nueva aventura. Eso le llevó a momentos de gran tensión con su equipo, pero eso se ha reconducido.

Wiggins podría, esta primavera, dar un enorme empujón a las clásicas entre el gran público. Pero, sobre todo, podría pasar a la historia como uno de los más grandes corredores de todos los tiempos. Todo lo que tiene que hacer para ello es lograr esa victoria que se le ha metido entre ceja y ceja antes de volver a la pista y centrarse en Rio 2016: la París-Roubaix. Casi nada.

La mala noticia para el es su falta de resultados en este tipo de carreras. Justo es reconocer que, salvo el pasado año, cuando fue 9º en Roubaix, siempre se centró en el Tour. Saber si dos años de ‘aclimatación’ son suficientes para pelear de tú a tú con los grandes especialistas es algo que le quita el sueño no sólo a él, sino también a muchos de sus rivales.

9. Sylvain Chavanel, el todoterreno incansable

Hablar de Sylvain Chavanel es hacerlo de uno de los corredores más admirados del pelotón internacional. Pocos como él consiguen unanimidad tan grande entre los aficionados. Siempre peleón y siempre con los mejores, es de esa estirpe que es capaz de brillar en todos los terrenos. Quizá, a la vez, esa sea la razón por la que su palmarés sea algo escaso en relación a su indudable calidad. El que mucho abarca, poco aprieta, que dice el dicho.

Su segundo puesto en Flandes en 2011 es, además de su mejor resultado, la demostración de que puede hacerlo bien en este terreno. A sus 35 años afronta el otoño de su carrera, pero no se le podrá olvidar en ninguna quiniela. Suma seis días de competición antes de afrontar la temporada de clásicas y, aunque sin victoria, su paso por la Vuelta a Andalucía volvió a demostrar lo de siempre: hay que tenerle muy en cuenta.

10. John Degenkolb, el hombre capaz de todo

Sólo un triunfo este año en sus 10 días de competición. La tercera etapa de Dubai es la única muesca para John Degenklob, pero eso no le quita ni un ápice de peligrosidad a sus piernas. Hombre rápido por excelencia, sus características le permiten ser considerado un hombre capaz de pelearse en un sprint masivo y en una gran clásica adoquinada tal y como demuestran sus nueve etapas en la Vuelta a España, su victoria en la Gante-Wevelgem y el segundo lugar obtenido el pasado año en Roubaix.

Su nombre estuvo entre los de los grandes favoritos en Ponferrada, pero allí se destapó de forma definitiva Michal Kwiatkowski con un movimiento antológico, muy al estilo de Freire en su primer Mundial. Lo lógico sería pensar que, al igual que el de Torrelavega, Degenkolb tiene más opciones en la Classicissima que en cualquier otra prueba de esta parte del año, pero sería muy poco conveniente dejar de vigilar su rueda. Sobre todo, claro, si la victoria se tiene que decidir en un sprint reducido. Su punto débil, quizá, sea su capacidad de lanzar ataques desde lejos, pero desde luego que no es un buen compañero con el que llegar a meta.

Lobato

Lobato en la Ruta del Sol

10+1. Juanjo Lobato, la baza española

Está, como se dice ahora, on fire. El anglicismo que viene a sustituir a un más castizo ‘que se sale’. No sólo ha ganado tres veces esta temporada. Además, ha sumado otros cuatro podios. Su triunfo en Alhaurín de la Torre fue, simplemente, insultante.

Desde los tiempos de Flecha, España no tiene grandes opciones en las clásicas adoquinadas, por lo que incluir a Juanjo Lobato en esta lista no es del todo justo. No va a hacer la temporada completa, pero sí estará en la Milán-San Remo, el Monumento inaugural. Allí tendrá una competencia bestial, pero el de Trebujena se ha armado de moral. La última vez que la Classicissima llegó a la Vía Roma ganó Óscar Freire. Lobato podría hacer que el regreso de La Primavera a ese mítico lugar suponga el regreso de un español a lo más alto del podio.

Por desgracia para el ciclismo español, tras ese día aparece la nada. Triste para un país que acabó en lo más alto de la clasificación UCI el pasado año.

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