Que el caso del Astana iba a ser un culebrón era algo que se intuía desde que a principios de diciembre del pasado año la UCI decidiera, en primera instancia, no otorgar la licencia World Tour al conjunto de Alexandre Vinokourov, una deriva que mantuvo en vilo al mundillo ciclista en esa época no competitiva y que se zanjó –parece que en falso– una semana más tarde cuando la Comisión de Licencias, oídas todas las partes, aceptó los razonamientos kazajos y optó por devolver su estatus a la escuadra.
Ya en aquel momento fueron muchas las voces que se alzaron contra esa decisión asegurando que la evidencia de un dopaje sistemático en el Astana iba más allá de la mera sospecha. Los positivos de los hermanos Iglinskiy, sumados al de Davidenko y que forzaron a Vinokourov a retirar al equipo Continental prepararon el caldo de cultivo perfecto para la polémica.
Las conclusiones de la Comisión de Licencias, en aquel momento, fueron que:
-La organización de la lucha contra el dopaje y el personal de apoyo de los corredores en su lugar hasta ahora el equipo ha incumplido“.
-[El equipo] ha iniciado una reorganización de todo el personal de apoyo de sus corredores con el fin de fortalecer su lucha contra el dopaje para garantizar una mayor prevención y represión.
-A la vista de los casos de dopaje graves y repetidos que se produjeron en el equipo, es esencial para supervisar la aplicación de esas medidas sobre el terreno.
Pese a todo ello, en aquel momento Brian Cookson, presidente de la UCI, aseguró que se trataba de la última oportunidad para el Astana. Ahora, menos de tres meses después y con la temporada entrando en su primer punto álgido, la UCI ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca y, según publica hoy el diario L’Equipe, habría solicitado la retirada de la licencia WT a la Comisión de Licencias después de estudiar el informe del Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad de Lausana (ISSUL), encargado del estudio independiente del caso Astana.
Este informe vendría a confirmar que ni el equipo ni sus responsables estarían cumpliendo las medidas a las que se comprometieron tras ese veredicto de diciembre. En un comunicado hecho público hoy, la UCI asegura que “tras una cuidadosa lectura de este extenso informe, la UCI cree firmemente que contiene elementos de peso como para solicitar a la Comisión de Licencias que retire la licencia WT al Astana”, para añadir que “la UCI considera que el informe del ISSUL ha revelado, entre otras cuestiones, grandes diferencias entre las políticas y la estructura que el equipo presentó en diciembre y la realidad actual”.
Además, la UCI ha reconocido que el juzgado de Padova (Italia) ya ha entregado parte del sumario de su investigación que afectaría de lleno a parte de los componentes del conjunto Astana, sin nombrar a corredores, técnicos, médicos o auxiliares; añadiendo que no hará más comentarios al respecto hasta que la Comisión de Licencias haya podido estudiar toda la nueva información y tome su (nueva) decisión.
Respuesta del Astana
Por su parte, el conjunto kazajo ha publicado un escueto comunicado en el que afirma haber «recibido la confirmación por parte de la Unión Ciclista Internacional de la recepción de los resultados de la reciente auditoría realizada por el Instituto del Deporte y la Ciencia de la Universidad de Lausana, y la posterior transferencia de los resultados a la Comisión Independiente de Licencias».
A partir de ahora «Astana Pro Team consultará con sus abogados para preparar los documentos y testimonios ante la Comisión Independiente de Licencias» y avanza que podría ir al TAS. «Astana Pro Team se reserva sus derechos durante el proceso pendiente en la Comisión Independiente de Licencias para apelar ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo siguiendo el procedimiento previsto».