Gante-Wevelgem, ensayo general

John Degenkolb fue el vencedor en la edición de 2014

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Se acabaron los tests y las pruebas. Queda sólo una semana para la primera de las dos grandes citas adoquinadas del año y la Gante-Wevelgem es, como siempre, el ensayo general en el que ya nadie puede esconder nada. O casi nada. A estas alturas, todos saben cómo están los demás. Poco habrán podido esconder los grandes nombres y precisamente por ello la Gante-Wevelgem no es considerada por nadie como una carrera de preparación. Ganar o hacer una buena actuación aquí se traduce, indefectiblemente, en partir como uno de los llamados a brillar en la Vuelta a Flandes. Tener un mal día, a su vez, se traducirá en una negrísima sombra de duda a sólo siete días de la Vlaanderens Mooiste o, lo que es lo mismo, una tortura psicológica.

Aquí no va a faltar nadie. O, al menos, nadie de los que han conseguido sobrevivir a las batallas previas. El asedio a Flandes y Roubaix, como no puede ser de otra manera, ha venido precedido de escaramuzas y batallas previas que han dejado un reguero de damnificados entre los que destacan, sobre todos los demás, los nombres de Tom Boonen y Fabian Cancellara. Ambos, caídos en combate. Ambos, sin posibilidad de hacer historia en sus pruebas fetiche. Ambos, dando paso a una nueva hornada de corredores. Ambos, seguramente, viendo por la televisión la que puede ser su última primavera al máximo nivel.

Sin apenas cambios en su recorrido respecto a otros años, la Gante-Wevelgem contará con un total de nueve ascensiones y tendrá en la ciudad de Ypres la puerta de entrada a la fase final de la carrera. Un final que, contrariamente a lo que sucede en varias de sus primas, no cuenta con ninguna subida en los últimos 30 kilómetros, algo que sin duda confiere a la carrera un carácter especial.

La ausencia ya comentada de Boonen y Cancellara hará, como ya sucedió en el E3 Harelbeke, que ningún equipo tome el control de la carrera de una manera tan férrea como se presupone cuando los dos grandes capos están presentes. Además, las críticas recibidas por Etixx-Quick Step por su manera de correr [controlando y mostrándose muy fuertes, pero no sabiendo rematar el final] podría hacer suponer un cambio en la actitud de los pupilos de Lefevere.

Se espera que la de este año sea la edición más abierta de la Vuelta a Flandes en lo que llevamos de siglo y por ello resultará muy interesante ver cómo plantean la carrera de Wevelgem los grandes favoritos. Estarán, por lo tanto, todos los grandes y cada uno con un rol muy específico. Al menos de entrada. John Degenkolb, que defenderá el dorsal número uno como último vencedor. Cavendish, Terpstra y Stybar, que intentarán evitar otro fiasco para el Etixx. Roelandts y Greipel que deberán de llevar el maillot del Lotto-Soudal a una mayor exposición en las clásicas. Van Avermaet, que necesita calmar su mente con un triunfo que le dé tranquilidad. Daniel Oss que espera un nuevo tropiezo de su jefe de filas para intentar reivindicar su figura. Démare que quiere meterse de lleno, a sus 23 años y tras su segunda posición del pasado año, en el elenco de los grandes clasicómanos. Chavannel, que siempre está ahí y que tiene la experiencia necesaria, al igual que su compañero Heinrich Haussler, como para aprovechar sus opciones si tienen un buen día. Filippo Pozzato, un nombre que, pese a no haber terminado nunca de explotar, nadie quiere descartar. Kristoff, que despierta dudas de haber llegado un poco pasado a estas semanas cruciales. Sep Vanmarcke que, como Van Avermaet, comienza a impacientar a todos y que, además, carga con la losa común de su equipo de no haber estrenado el palmarés del conjunto holandés. Stannard y Thomas que volverán a capitanear un Sky desmelenado. Un Sagan que llega en un momento, al parecer, especialmente convulso en el Tinkoff Saxo. Un Devolder muy mermado por las caídas y con la obligación de tomar el testigo de Cancellara en la jefatura de filas del Trek. Un Boasson-Hagen con ganas de reverdecer laureles. ¿Se puede pedir más?

Las ausencias y las circunstancias especiales en las que estas dejan a los arriba mencionados, abren el pronóstico de la Gante-Wevelgem como pocas veces recordamos. Nadie parece estar claramente por encima de los demás. Ningún equipo da la sensación de ser capaz de controlar a la perfección una prueba de estas características. A la vista de los resultados y de la forma de correr, sólo el Sky podría considerarse algo –aunque muy poco– aventajado respecto al resto.

Por todo ello y por la grandeza propia de la prueba, el interés de la Gante-Wevelgem de mañana es especial. Serán 239 kilómetros en los que, además de estar muy atentos al desarrollo de la lucha por la victoria, deberemos de sacar muchas lecturas y conclusiones a una semana de ‘De Ronde’. Un banco de pruebas en el que nadie podrá ocultar nada y para el que es muy complicado hacer predicciones.

Las nueve ascensiones se han repartido en apenas 90 kilómetros comenzando con una doble subida al Casselberg en los kilómetros 120 y 126 y terminando con el Monteberg tras 205 kilómetros, es decir, muy lejos de la línea de meta a la que se llegará tras 239 kilómetros de pedaleo. Además, ninguna de estas cotas presenta la dificultad suficiente como para poder romper la carrera de manera definitiva, pero la imprevisibilidad del comportamiento de un pelotón descabezado, podría dar lugar a movimientos kamikaze en más de uno. Lo probable, en cualquier caso, es que las nueve subidas hagan su función de selección de un grupo que se deberá de jugar la victoria en esos casi 40 kilómetros finales llanos.

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[fuente: Procyclingstats]