Rubén Fernández no ha esperado a conocer el Giro de Italia desde la cabeza de carrera. El ciclista murciano del Movistar se metió en la numerosa fuga de la tercera etapa y constató la dureza y las trampas del recorrido de la ronda italiana.
A sus 24 años, Rubén se ha ganado un puesto en el nueve azul después de un notable inicio de temporada, quinto en el Tour Down Under, tercero en la etapa reina de Wilunga, y noveno en la Volta ao Algarve, unos puestos que certificaban su fichaje después de tres temporadas en el Caja Rural y su calidad, la misma que le hizo ganar el Tour del Porvenir en 2013. “He hecho las cosas bien, los resultados acompañan, y eso ha sido un punto que ha dado la confianza al equipo para traerme al Giro”, asegura. Una carrera rosa que afronta con “mucha ilusión y ganas de hacerlo bien, es mi primera y veremos cómo se da”.
Su prioridad es “aprender, ir día a día y ayudar al equipo en todo lo que podamos”. Como escalador que es, aprecia “llegar a la máxima montaña en el Giro, muy dura, y quiero intentar hacerlo lo mejor posible”.
Como debutante en las tres semanas su objetivo es “terminar, tener buenas sensaciones, ver que doy un paso más. Y si consiguiéramos una victoria de etapa sería el máximo. Ese es el objetivo del equipo y que Beñat (Intxausti) e Ion (Izagirre) puedan entrar en el top 10”.
La anécdota la protagonizó el primer día. El sábado, después de la contrarreloj por equipos, le tocó por sorteo pasar el control antidopaje. Más de una hora después, su director deportivo José Luis Jaimerena esperaba al murciano mientras que veía la etapa en la televisión del coche, una vez que el resto del equipo se fue directo al hotel. Y es que Rubén tardó un poco más ya que se perdió a la salida de dejar su muestra, hasta que un auxiliar le rescató. Ayer, ya probó el Giro en cabeza. Fue la primera vez, no será la última en su incipiente carrera, como publica la RFEC.