Pocos ciclistas fueron más profesionales que Abraham Olano
Recuerdo cuando hace un par de años corrió por las redes un polvorín de felicitaciones para Abraham Olano. 50 años cumplió entonces el guipuzcoano.
Curiosamente cada felicitación, cada retweet que sonaba en el espacio, tenía una respuesta, un tufo de reproche que quienes vivimos la época del tolosarra nos recuerda a la de entonces.
Miembro de la generación del setenta, Abraham Olano fue posiblemente el mejor de esa hornada.
Coincidió con Eugeni Berzin, ejemplo de grandeza acompañado por la total desaparición, el vacío. Hoy vemos al ruso vendiendo coches con una figura que esconde con la que un día fue ganador del Giro.
También Francesco Casagrande, grande pero lejos de sus limites, y Michele Bartoli, enorme en lo suyo, en las Árdenas. Coincidió con Marco Pantani, sobran palabras, pero el palmarés del romagnolo es menos extenso que el de Olano.
También van en ese lote Erik Zabel, Eric Dekker, Peter Van Petegem y otros rodaron con más o menos fortuna y no buenos finales en todos los casos.