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Alberto Contador celebró su despedida del ciclismo ganando en el Angliru / © Photogomez Sport
Nicolás Van Looy / Ciclo 21 – Alto del Angliru
Sonrisa amplia y blanca. Ni rastro, al menos aparente, del tremendo esfuerzo que acaba de realizar. Alberto Contador, está a menos de 120 kilómetros de ser un ex ciclista. Un ex campeón. Pero antes de eso, antes de colgar definitivamente la bicicleta, se ha dado y ha dado a la afición un último regalo. Una etapa épica que quedará ya grabada para siempre en la memoria de todos. Una despedida inmejorable. “No podía haber un final más bonito que este, consiguiendo ganar en Angliru poniendo punto y final a una carrera en la que siempre he dado todo”, decía el pinteño consciente del crucial momento que acababa de escribir en la historia del ciclismo mundial y español. “Esta mañana lo tenía claro: tenía que despedirme de esta manera. Hoy era mi día”
Contador era muy consciente de que no sólo del Angliru dependía todo. “Sabía que la bajada del Cordal tiene historia. En ella han pasado muchas cosas y siempre se producen caídas. Había que estar muy atentos ahí. Pantano ha tirado para adelante y yo no he dudado en irme con él. Me ha costado un poco cogerle la rueda porque Sky estaba entorpeciendo para que no pudiera progresar, pero una vez que le he cogido, hemos podido abrir hueco y aguantarlo”.
Al ser preguntado qué le apetecía hacer nada más terminar la etapa, el ganador en el Angliru sencillamente quería “disfrutar. En esta vida hay que saborear cada momento y yo lo estoy haciendo. Era mi última gran etapa de montaña. Lo sabía y esta mañana sentía esa tensión y, a la vez, las ganas de disputarla”.
Una etapa en la que Contador llegó a flirtear con el podio, pero los movimientos posteriores en el grupo de los favoritos impidieron que la tarde fuese redonda. Pese a ello, el madrileño reconocía que “si me hubiesen dado a elegir entre etapa o podio, prefería la etapa. Estos últimos días veía los números del potenciómetro y creo que eran de los mejores de mi carrera deportiva en cuanto a rendimiento. Hoy sí quería ganar la etapa. Había puesto a trabajar a mi equipo desde el principio para ello. Quería conseguirlo por mí y por la afición. Este triunfo es para todos ellos”.
Aunque, evidentemente, había un plan predefinidio, Contador reconoce que no lo ha seguido y que, finalmente, “he improvisado. En la Cobertoria el Bahrain-Merida se ha tirado y he visto que Froome iba con mucho cuidado. En Cordal, que tiene una historia negra, Pantano y yo hemos podido abrir hueco y luego nos hemos encontrado con Mas, que la verdad es que me ha echado una manita. Luego fue un pulso complicado, pero he podido aguantar hasta meta”.
Pero sí hubo, por supuesto, trabajo de equipo. “Ayer nos reunimos todo el equipo y los compañeros dijeron que hoy podía ser un gran día. El último día de Alberto. Un día histórico. Y la verdad es que lo han dado todo. Han controlado muy bien en la primera parte de la etapa y luego, especialmente Pantano, me han ayudado mucho también”.
Ya en términos de legado histórico, Contador no cree que el vacío que deja en el ciclismo vaya a tardar mucho en ser ocupado por sus herederos. “Creo que, al final, hay otros muchos ciclistas en el panorama internacional. Yo he aportado mi granito de arena durante todos estos años, pero vendrán otros que seguro que darán un bonito espectáculo”.
Y un buen ejemplo de que ese relevo ya está aquí lo hemos visto, precisamente, en esta última etapa cuando Contador ha formado un grupo con Marc Soler y Enric Mas. Para el pinteño, esa circunstancia “no ha sido ninguna casualidad porque son dos corredores realmente fuertes” aunque, como ya hizo en el primer día de descanso, señaló “especialmente a Enric Mas. Estaba muy orgulloso de que estuviera ahí conmigo porque ha salido de la Fundación y ahora está siendo referente en su primer año en el World Tour. Quizás él sea el símbolo del relevo generacional”.
Un relevo generalcional al que va a dedicar buena parte de su tiempo a partir de ahora. “A través de la Fundación intentaremos apoyar al ciclismo lo máximo posible para que siga habiendo corredores del máximo nivel. Intentaré inculcarles mis pensamientos, mi manera de correr, mis pequeños secretos”, aunque reconocía que “es complicado” que las próximas generaciones puedan triunfar en un ciclismo cada vez más planificado y milimetrado copiando su manera de correr. “Será difícil, cada vez más, que haya corredores valientes que no tengan miedo a perder un puesto en el top 10 por la ambición de intentar ganar”. Y, en ese sentido, volvió a dejar clara su postura sobre uno de los motivos de mayor polémica en el debate ciclista actual. “Sería mejor que no tuviéramos los potenciómetros en carrera. Las radios son importantes por la seguridad del ciclista, pero los potenciómetros no lo son. Sin ellos habría más espectáculo”.
Contador no quiere mirar atrás con pesar e, incluso, casi tres semanas después, ve lo sucedido en Andorra como una algo positivo. “Después de lo de Andorra, repaso la Vuelta, la analizo y digo que cuando las cosas pasan es porque tenían que pasar. Esto sucedió para que yo pudiera correr esta Vuelta como a mí me gusta. Por impulsos y divirtiéndome. Con dolor de piernas, pero divirtiéndome”.
A la hora de repasar todos estos años como corredor profesional, Contador opina que “he tenido una carrera deportiva única. Quizás, en los últimos años, no he gozado de un equipo lo suficientemente potente para algunas carreras. Otros años yo no he estado en óptimas condiciones. Pero, para nada me arrepiento del camino recorrido. Estoy muy contento por varios motivos: por un lado, por el palmarés y por otro, que me da mayor satisfacción, por las etapas que han quedado para la historia del ciclismo. Eso me llena de orgullo y con los años disfrutaré viéndolas igual que las disfruté cuando estaba encima de la bicicleta”.
Respecto a darles una alegría a todas esas personas que le pedían que siguiera en activo un año más, Contador fue categórico: “Eso está completamente descartado. Es una decisión que pensé muy muy bien”.
