Por mucho que pueda parecer una época de descanso, entre las Copas de las Naciones y el Mundial de Glasgow, estas cuatro próximas semanas son especialmente intensas para muchos pistards, ya que, al cerrarse los rankings de clasificación para el Mundial el 20 de junio, hay pocas oportunidades ya de sumar los puntos necesarios para estar en Glasgow y, llegado el caso, en París 2024.
Este es el caso de Alejandro Martínez que tiene un intenso programa. “Este mes es un sin parar. Primero iré con la selección a las dos pruebas de la Bahnen Tourné, en Singen y Dudenhofen. Luego a dos pruebas CL2 que hay en Dinamarca dos días seguidos, en Odense y Aarhus. Luego enlazo con el Nacional, con la concentración de la selección y termino en Cottbus”. Todo ello, buscando la clasificación de la velocidad para el Mundial, “algo que es imprescindible si quiero tener alguna opción de ir a los Juegos, aunque a día de hoy es más no que sí, pero no me rindo. Pero ahora mismo, no me pongo presión. Sigo mi camino y lo que tenga que ser, será”.
El suicidio de Grenchen
Una clasificación para París que todos pensábamos que podría ser más fácil de conseguir vía keirin que vía velocidad, aunque al final es esta segunda disciplina la única prueba que queda abierta. “No fue una decisión que tomase de forma voluntaria, pero el keirin quedó descartado en una sola carrera, el Europeo de Grenchen. Lo mismo que el kilómetro me salió muy bien con la medalla de plata y de la velocidad quedé muy satisfecho, en el keirin la lie, y fue mi suicidio. Ni tuve el día ni estuve en carrera y pasé de un décimo puesto del Europeo anterior al último, a sumar un solo punto. Allí sentencié mis opciones olímpicas, e incluso de estar en el Mundial”.
De hecho, el keirin ya no forma parte de sus objetivos estos meses, “aunque en Singen no lo voy a correr por lo peligrosa que es la pista, de 200 metros y en mal estado. Pero sí, me he desconectado y ahora mi apuesta es la velocidad”.
Una disciplina en la que hay opciones, y sobre todo, en la que se siente muy satisfecho de cómo le están rodando las cosas. “En Grenchen hice 9.8, y eso que había corrido dos kilómetros el día anterior. En Indonesia estuve en 9.94. Pero el verdadero cambio fue de Yakarta a El Cairo. Comencé a hacer un trabajo con mi nutricionista para ganar volumen, cambiando la suplementación. Y cogí dos kilos, de fuerza. Y allí hice un 9.96 que no parece un buen tiempo, pero me dejó muy satisfecho por las condiciones de ese velódromo y por quedar delante de todos los japoneses menos Ota, y de gente que normalmente quedaba delante de mí y que son mis rivales directos, como Sandor -el húngaro Szalontay- o el lituano Lendel, y con los que tendré que medirme en el Mundial si logro clasificarme. Y acabando entre los 15 mejores”.
Meter más ‘rosco’
Sin embargo, el verdadero ‘boom’ se produjo en Milton. “Es un velódromo que no nos gusta a los velocistas, que se nos hace pestoso. Pero pude hacer un 9.7, para vencer luego a otro rival directo como el checo Cechman y plantarle cara a Rudyk. Me ganó el polaco porque es mejor, pero corrí muy agresivo. La clave estuvo en poner más desarrollo. Me dijeron que por qué no probaba a meter más ‘rosco’, que me veían muy fuerte con todo el trabajo que estaba haciendo en el gimnasio. Y la apuesta salió bien. Y, de hecho, en la serie con Rudyk corrí con el mismo desarrollo que los 200 metros”.
De esta primera parte de la temporada, el alicantino saca la conclusión de que “tengo que seguir mi camino. Los buenos resultados que estoy obteniendo no me meten más presión, sino que me impulsan a ser mejor. He dejado de ser resultadista. No me marco objetivos concretos, ni tener picos de forma, sino ir trabajando día a día, mejorando año tras año, aunque sea sólo una décima. La gente me pregunta sobre mis opciones de ir a los Juegos, y esa no es la cuestión. Hace dos años ni corría la velocidad, porque lo hacían mis compañeros. Luego ya participaba, pero no pasaba de la clasificatoria o de la primera ronda. Y ahora estoy ahí, algo impensable no hace mucho, como te decía. Es cierto que sigo teniendo por delante a los que hacen 9.5. Pero yo antes hacía 10.0 y ahora hago 9.7. Sigue sin ser suficiente porque me ganan, pero algún día podré ganarlos. Y, además, al medirme con ellos en los enfrentamientos también mejoro bastante”.
Mejor recuperación, mejores entrenos
Y lo que ha sido una constante en su carrera. “La confianza. Puede sonar arrogante, pero, como le digo a mi psicólogo, lo que más me gustaría es volver a ser el que era de cadete, cuando corría en carretera y les decía que, si me pones al equipo a trabajar, gano. Ahora es lo mismo, sé que estoy haciendo las cosas bien en aspectos como la nutrición, como el trabajo en gimnasio. Y, por ejemplo, con el tema de la nutrición, no sólo noto que rindo más, sino que recupero mejor, y puedo entrenar mejor”.
Volviendo al plan de estas próximas semanas, “mi problema es que tengo todos los resultados, sólo me vence un séptimo. Por ello sólo me vale mejorar puestos, por lo que tengo que salir a ganar tanto en Alemania como en Dinamarca. Sé que va a haber mucho nivel, pero es lo que hay. Ahora mismo tengo 1.100 puntos y creo que puede llegar a los 1.200 que me deberían valer para estar en el Mundial. Pero no sólo depende de mis puntos, sino de los rivales. El Panamericano no me preocupa, pero sí el Asiático, porque hay corredores como Nien Hsing Hsieh, de Taipeh, que vive en Alemania, y sobre todo los kazajos, aunque tienen también puntos que perder. Pero como te decía, yo voy a hacer mi trabajo, y a esperar”.
La mejor marca en el kilómetro
Aparte de esa clasificación de la velocidad, Martínez tiene otro objetivo a la vista que es volver a estar en el podio del kilómetro, como sucedió tanto en el Mundial de Saint-Quentin como el Europeo de Grenchen. Una prueba que, debido al incomprensible programa de Glasgow, se solapará con el keirin, lo que en las actuales circunstancias es una ventaja para el alicantino. “Hay mucha gente que no tiene necesidad de correr el keirin si lo tienen clasificado para los Juegos por la velocidad por equipos, pero también hay otros que no irán al kilómetro porque tienen que jugarse su clasificación. No es el caso de Hoogland, pero si participa, ya sabemos donde estará, pero no me preocupa. No es una prueba que vaya a preparar específicamente, pero sabiendo cómo estoy de fuerte, creo que puedo hacer la marca de mi vida, y que el tiempo va a caer. También te diría que voy a estar más cerca de 58 que de 59. Pero ya llegará el momento. No me meto ninguna presión por saber si estará o no. De hecho, me quedo con el buen rollo que tengo con él y con los demás kilometristas como Dornbach, Landerneau, Ramírez…”
No nos olvidamos de la velocidad por equipos, que, aunque no es desgraciadamente una vía para clasificar los Juegos, sí que está mostrando unos buenos desempeños del combinado nacional, aunque mucho del trabajo lo hacen por sus propios medios. “Pepe Moreno ha vuelto a estar a un nivel muy alto después de sus accidentes y lesiones, por debajo de 18. Y yo voy muy fuerte, En cuanto a Ekain, se lo ponemos complicado para aguantar, pero también va progresando. El problema que tiene es el que tenía yo no hace mucho tiempo, que tiene que coger confianza, y no meterse presión. Y en cuanto se de cuenta de sus posibilidades, estoy seguro de que dará un gran salto en su rendimiento”.