El ciclismo es un deporte de valientes y para valientes. Incluso, de inconscientes y para locos. O una mezcla de todo ello. Pocas veces, la mayoría debido a que las carreteras habían quedado para uso exclusivo de Range Rovers y poco más, las condiciones meteorológicas han impedido la disputa de la prueba. Nunca o casi nunca se recuerda que una prueba que ya haya comenzado haya tenido que ser suspendida. Al menos, ese es el caso entre los profesionales. En otras categorías, la historia, por supuesto, es muy distinta. Basta con ver lo ocurrido hace sólo unos días en la etapa de la Volta a La Marina que debía de disputarse en Benidorm. Algo similar a lo que hace ahora un año sucedía en la quinta etapa del Tour de Omán (cuya edición de 2016 y, quizás última, empieza hoy). Allí fueron los corredores los que, por una vez, se unieron alrededor de la figura de un ‘jefe sindical’ que luego nunca se supo muy bien quién fue (Cancellara lo negó en repetidas ocasiones y Valverde hizo lo propio en Ciclo 21). Aquello, de alguna menera, fue la gota que colmó el vaso y el hecho propiciador de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) se pusiera a redactar su ‘Extreme Weather Protocol’ o Protocolo de Tiempo Extremo, que entró finalmente en vigor el pasado día 1 de enero.
El documento, que fue testado en el pasado Giro de Italia y que muchos critican que ha sido creado ad hoc para prevenir previsibles problemas durante el próximo Mundial de Doha, tiene que servir para que ante condiciones climatológicas que pongan en peligro a los ciclistas, el jurado de la prueba tenga una normativa a la que acogerse a la hora de tomar una decisión.
La Clásica de Almería tendrá el honor, en este sentido, de pasar a la historia del ciclismo como la primera carrera en la que este protocolo fue invocado para proteger la integridad de los corredores. Ante el vendaval que azotó la costa almeriense el pasado domingo obligó a tomar una decisión, cuanto menos, llamativa. La prueba, que en un principio se dijo, debido a una mala interpretación por parte de la prensa anglosajona, que iba a ser neutralizada, se inició con un ojo puesto en la carretera y otro en los anemómetros. Y así se siguió hasta que las rachas de viento aconsejaron que los corredores se bajaran de la bicicleta. La prueba ni se suspendió, ni se neutralizó. Sencillamente, se redefinió y se disputó sobre un circuito urbano de 30 kilómetros en Roquetas de Mar. Y esa decisión, a todas luces acertada para evitar males mayores y para permitir que organizadores, público, patrocinadores, participantes… tuvieran su dosis de ciclismo, fue precisamente posible gracias a ese nuevo Protocolo de Tiempo Extremo de la UCI.
El Protocolo, del que pueden encontrar una imagen al final de este artículo (en inglés), establece, en resumidas cuentas, que existen cinco condiciones climáticas que pueden justificar la activación del mismo. Algunas de ellas, claro, son evidentes. Otras –piensen en la deriva asiática que puede tomar este deporte en los próximos años y los casos que ya hemos visto en el pasado, especialmente en China–, llaman poderosamente la atención. A los esperados casos de ventisca (traducción libre del término inglés freezing rain que hace referencia a la precipitación con temperaturas bajo cero y que suele formar las bellísimas cencelladas), acumulación de nieve en la carretera, vientos fuertes, temperaturas extremas o baja visibilidad se ha unido en este protocolo en supuesto de contaminación del aire.
Ante cualquiera de estos cinco supuestos y siempre atendiendo a la intensidad de los mismos, el jurado de la carrera, en base a este nuevo Protocolo aprobado por la UCI, tiene la potestad de tomar siete decisiones distintas que van, en orden de drasticidad, desde la opción de no tomar acción alguna, la modificación de la zona de salida, la modificación de la hora de salida, la modificación de la zona de llegada, el uso de un recorrido alternativo, la neutralización de la carrera o etapa hasta, por supuesto, el séptimo y más radical supuesto: la cancelación de la carrera o etapa.
Por lo tanto, la decisión tomada en Almería, la de la subir a los corredores al coche y llevarlos al circuito es, técnicamente, una mezcla de varias de esas posibles acciones. Por una vez, y esperemos que sirva de precedente, la UCI ha realizado una norma lo suficientemente flexible para que jurado y organización, con conocimiento e inteligencia, puedan adaptar las circunstancias a la realidad y tomar la mejor decisión posible. Como, por primera vez, se hizo en Almería.
Comunicado de la organización de la Clásica de Almería
Ante la dura situación vivida el pasado domingo, día 14 de febrero, durante la celebración de la XXIX Clásica de Almería, debido a las condiciones climáticas adversas que obligaron a la neutralización de la carrera en el kilometro 32 de la prueba, esta organización quiere poner de manifiesto algunos puntos que creemos importantes.
Entendemos y nos solidarizamos con los corredores que sufrieron las duras condiciones climatológicas durante el desarrollo de la prueba y queremos agradecerles su colaboración y su buena disposición por afrontar la carrera.
En este apartado hay que resaltar la actitud de corredores como Alejandro Valverde y Samuel Sánchez, que defendieron la disputa de la prueba en previsión de una mejora de las condiciones climáticas, que se preveía después de la primera parte de esta. También, en el mismo sentido, de equipos como Movistar, IAM, Topsport Vlanderen – Baloise y Roompot Oranje Peloton.
Queremos agradecer la labor del jurado técnico por su colaboración, en todo momento, con la organización de la prueba y su asistencia para resolver todos los imprevistos que esta se vio obligada a afrontar durante el desarrollo de la misma.
Agradecer, también la extraordinaria actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, especialmente de la Guardia Civil de Tráfico y la Policía Local de Roquetas de Mar, que hicieron posible la neutralización con total seguridad de la prueba y la rápida habilitación de un circuito para disputar el final de la prueba. A este respecto, hay que resaltar la diligencia y eficacia de las autoridades municipales de Roquetas de Mar que, con muy poco tiempo, supieron organizar y poner en marcha el dispositivo que permitió la habilitación de dicho circuito.
Por último, lamentar y solidarizarnos con los aficionados y municipios que no pudieron disfrutar del paso de la prueba, como estaba previsto, y poner de manifestó el compromiso de la organización para incluirlos de nuevo en el trazado de la carrera en la edición del próximo año.