De forma inesperada –pero dando un verdadero golpe de efecto-, Fernando Alonso aprovechó ayer la visita a España del nuevo presidente de la UCI, Brian Cookson, para un intercambio más que necesario. Por un lado, para informarse sobre esa nueva normativa tan inoportuna que pretende establecerse en el ciclismo profesional y que podría vetarle su presencia de entrada en la máxima categoría, cuando es uno de los proyectos más ambiciosos y necesarios del ciclismo contemporáneo.
Sin embargo, hay otras dos lecturas más de esta entrevista. La primera, por mucho que parezca obvia, es que el proyecto sigue adelante, que se está trabajando de forma sigilosa pero firme. Y es que cuando se rompió el ‘preacuerdo’ con Euskaltel fueron muchos los que le echaron la culpa al piloto asturiano, al que tildaron de difícil y caprichoso. Algún día llegará el momento de hablar de esa ruptura y de todo lo que sucedió en meses anteriores y semanas posteriores. Pero lo que está claro es que Alonso ha hecho una apuesta decidida y valiente por el ciclismo, lamentablemente ya de forma distanciada del equipo naranja.