El próximo viernes, 16 de marzo, se cumple un año del extraño accidente sufrido por Ane Santesteban, cuando fue hallada inconsciente en medio de la carretera, presumiblemente atropellada por un coche que se dio a la fuga. Desde entonces, todo un calvario para la guipuzcoana del Ale-Cipollini, que parece olvidado a tenor de lo visto en la reciente Setmana Valenciana que suponía su regreso a las carreteras. «Solo pido buena suerte, que no tenga ningún problema para dar mi máximo nivel, y olvidarlo todo definitivamente», es su deseo para este 2018.
– ¿Has recordado algo más del accidente?
– No, y sé que desgraciadamente nunca me acordaré del todo. He conseguido recordar algo más, de antes y de después, por ejemplo algún detalle de cuando iba en la ambulancia, ya que al principio mi primer recuerdo era en el hospital. Pero nada más.
– ¿Y a nivel de investigación?
– Tampoco, a pesar del gran apoyo que mucha gente me ofreció y se prestó intentando buscar alguna prueba.
– Salir del hospital, volver a competir y ver que algo no terminaba de ir, ¿muy duro, no?
– Ha sido un año muy complicado, porque parecía recuperada, o más bien quería pensar que lo estaba. Y no era así. Tenía muchos altibajos, pero deseaba seguir compitiendo, hasta que en el Europeo me dije basta, que tenía que parar.
– ¿Qué tipo de secuelas tenías?
– Vértigos, visión borrosa, o mejor dicho, que no llegaba a enfocar bien. Sobre la bici no iba segura. De hecho, prefería hacer rodillo por no salir a la carretera. En invierno volví a tener una recaída, pero después de haber competido la semana pasada en Valencia, pienso que ya está superado.
– ¿Cómo fue ese regreso?
– Al principio iba con miedo, después de tanto tiempo. Pero poco a poco cogí confianza y después de cuatro días muy intensos, terminé muy contenta. Más que el cuerpo, lo que hacía falta es que respondiera la cabeza.
– Una carrera en la que destacaba el Movistar en su debut…
– Me quedé sorprendida, con una actitud en carrera para quitarse el sombrero. La primera carrera como grupo siempre es complicada, pero corrieron sin complejos.
– Por cierto, este invierno se habló de que podrías unirte a las telefónicas ¿Qué hubo de cierto?
– Tenía contrato firmado con mi equipo y si es cierto que hubo contactos, pero no hubo nada que hacer.
Eso sí, Ane sonríe, pero sin soltar una palabra, cuando se le habla sobre la posibilidad de fichar en 2019: ahora mismo su cabeza está puesta en esta temporada, con los colores de Ale-Cipollini.
– ¿Te podrías definir como la única escaladora de un equipo que busca victorias al sprint?
– Si es cierto que es un equipo orientado a llegadas, con Chloe Hosking y Martha Bastianelli, y con otras ciclistas jóvenes como Anna Trevisi o Soraya Paladin. Pero pienso que habrá oportunidades para todas según el tipo de prueba, y desde luego hay otras compañeras como Janneke Ensing que va también muy bien para arriba y está superfuerte, como demostró en Strade Bianche.
– ¿Cuáles van a ser tus próximas carreras?
– El próximo domingo corro el Trofeo Binda y en abril las tres clásicas de las Ardenas. Son carreras que me gustan mucho, sobre todo la Flecha Valona, pero después de tanto tiempo parada no sé si podré estar al nivel necesario. Luego tengo mucho interés en hacerlo bien en la Emakumeen Bira, que es la carrera de casa y este año han hecho un gran esfuerzo para estar en el World Tour. Luego ya iremos viendo según el calendario y los objetivos del equipo.
– Pero aparte de estas citas, hay una que te has marcado, que es el Mundial de Innsbruck, ¿no es así?
– No es habitual que haya un Mundial tan duro. No lo es tanto como el de los chicos, pero sí bastante, y tengo que aprovecharlo porque viene muy bien a mis características. Además, espero que podamos correr con un equipo completo, como sucedió en Bergen. En mi primer Mundial, en Mendrisio 2009, competimos con seis ciclistas y hay muchísima diferencia a hacerlo sólo con tres, como sucedió en los siguientes a los que acudí. Es una carrera diferente a todas y aunque hay gente que llega muy preparada, espero hacerlo bien.
– Y otra carrera a la que también le has echado el ojo es a la de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020….
– Tokio queda un ‘pelín’ lejos, pero después del disgusto que me llevé en Río, me gustaría quitarme la espinita que se me quedó clavada. Pero todavía falta mucho, hay muchas carreras por delante.
– De todas formas, el gran objetivo para 2018 no es una carrera, nos termina diciendo Ane:
– Solo pido buena suerte, que no tenga ningún problema para dar mi máximo nivel, y olvidarlo todo definitivamente. Porque si empiezas con problemas, te va a volver el mal recuerdo y eso es lo que no quiero. Deseo centrarme exclusivamente en la carretera.