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Aner Moreno, el artífice del récord de España de persecución la pasada semana en Milton, ha sido cesado como responsable de rendimiento de la selección de pista por “reestructuración organizativa interna en el área deportiva”, según ha comunicado la Federación Española a algunas personas relacionadas con la pista ya que, hasta el momento, no ha publicado ningún comunicado oficial al respecto del cese o a esta supuesta, inesperada y sobre todo inexplicable reestructuración.
El técnico vasco comenzó a trabajar hace siete meses con la selección nacional, relevando al anterior equipo de rendimiento que no demostró en ningún momento poder conseguir una mejora con las cuartetas, la prioridad federativa. Consciente de su inexperiencia, Moreno supo consultar a muchas personas que podían orientarle en esa deseada mejora de rendimiento. “No vengo a inventar nada, sino a aplicar cosas que ya se hacen en otros sitios”, fue su frase de presentación en TrackPiste, de una filosofía de trabajo que en Milton se plasmaba en el récord nacional de persecución, en esos 3:58.773 que acababan con una obsoleta marca de 12 años, pero sobre todo que auguraban una nueva etapa, bruscamente rota en el día de hoy
“Han pasado siete meses desde que empecé a trabajar con los ciclistas de la Selección Española de Pista, y… ha llegado a su fin -escribía en su cuenta de Instagram-. Antes que nada, quiero dar las gracias a todos los ciclistas que han sido la fuerza motriz detrás de mi trabajo, así como al staff que confió incondicionalmente en mi trabajo. El reciente récord nacional español en la persecución por equipos (después de 12 años) no fue sólo por mis esfuerzos, sino también por la inestimable ayuda de mis mentores. Un agradecimiento especial a Javier Sola, Jaume Mas y Dan Bigham -ojo con los referentes-, que me brindaron el conocimiento y el apoyo necesario para alcanzar este hito. Vuelvo a casa con la confianza de haber hecho mi trabajo tan bien como pude a pesar de que no era el trabajo deseado para alguien, ¡¡gracias!!”
Y es que Moreno era consciente de que, para seguir progresando, había que trabajar más. Y parece ser que estas demandas -en absoluto personales, simplemente profesionales- molestaron a alguno que, como suele ser habitual en estos tiempos en esta entidad, prefieren cortar por lo sano que atender a peticiones lógicas. ¿Verdad, Juan Martínez Oliver?
Y como dije entonces, más vale que fueran esos otros los que se marchasen a casa.
