En las últimas fechas, se han conocido casos de varios ciclistas que han decidido dejar -de forma momentánea o definitiva- la práctica deportiva, como es el caso más conocido recientemente del neerlandés Tom Dumoulin. En el mundo de los velódromos también tenemos varios pistards que no han podido ‘resistir’ y decidieron parar, aunque hayan estado muchos años preparando la cita olímpica, como las australianas Amy Cure y Stephanie Morton o la neozelandesa Natasha Hansen.
Independientemente de las particularidades personales de cada uno, en ocasiones te encuentras con casos realmente difíciles de resolver, por ejemplo, problemas de ‘burnout’ o sobrentrenamiento que se arrastran desde hace años y aunque los intervengas, algunos ya no disfrutan como deportistas y no quieren seguir con su carrera deportiva. Prefieren pasar página y dedicarse a otros objetivos vitales, a estudiar, a sus carreras profesionales. Suele ser el producto de problemas emocionales que no se han abordado cuando fueron más abordables.
Así nos lo cuenta Antonio Moreno Tenas, psicólogo deportivo valenciano, que, al frente de Cabezadecarrera.com, tiene una amplia experiencia en el ciclismo, plasmada, aparte de numerosos ciclistas individuales, en el equipo continental de nuevo cuño Electro Hiper Europa, y en la Federación de Ciclismo de la Comunitat Valenciana. Con él vamos a mantener una charla que, como no podía ser de otra forma, está centrada en su ámbito profesional aplicado a esta modalidad deportiva que es el ciclismo, en general, y en pista, en particular.
“Un tema tabú, una opción de último recurso”
Todavía se sigue teniendo la percepción que el trabajo de un psicólogo es para solucionar un problema, o como mucho para evitarlo en sus fases iniciales. ¿Por qué sigue siendo esto así?
Es muy habitual que los deportistas recurran a los psicólogos cuando han tratado de resolver las situaciones que les preocupan por otros medios y éstos no han dado los resultados que esperaban. Así pasan años de guardarse y callarse los problemas y no compartirlos con nadie, hasta que ya no pueden más. A veces son los propios familiares, preparadores o directores quienes buscan la ayuda de un profesional de la psicología. La consecuencia de todo esto es que la situación de partida es mucho peor, el trabajo que hay que realizar mucho mayor, y el tiempo que hay que dedicarle, también. De hecho, en una minoría de casos, la cronicidad o la severidad de algunas de estas situaciones no se resuelven de la forma esperada, como te decía, y el abandono de la práctica deportiva les supone un alivio, por quitarse de encima una carga que les angustia y les impide disfrutar de un deporte que hasta entonces les entusiasmaba. La parte ‘positiva’ de verse con el agua al cuello, es que esta situación facilita ese primer contacto con un psicólogo y permite iniciar una intervención que ponga solución a los problemas. Pero sí, para mucha gente sigue siendo un tema tabú, una opción de último recurso cuando todo lo anterior ha fallado.
Sin embargo, el trabajo que realizas, bien con el Electro Híper, bien con la Federación Valenciana, es un trabajo preventivo, antes de que surjan los problemas. ¿En qué consiste?
El trabajo que realizamos no es para evitar problemas emocionales, sino que es una parte más del entrenamiento del deportista. Lo mismo que hay preparadores físicos o nutricionistas, tiene que haber un entrenamiento de la parte psicológica. Estás intentando que sea un mejor deportista, aplicando habilidades psicológicas al alto rendimiento. Y en el caso de que se presente algún problema, minimizamos su impacto sobre el deportista abordándolo de forma temprana.
Por lo que antes comentábamos, esas expectativas no realistas son la causa de la mayor parte de los problemas de crear esa situación de ansiedad que origina los problemas…
Es importante conocer qué es y cómo actúa la ansiedad sobre el organismo y nuestros pensamientos, por qué aparecen esas comparaciones desfavorables que hacemos respecto de los rivales. Hay que atender a los estímulos más relevantes de cada modalidad deportiva y concentrarse en aquellos que benefician la mejor ejecución posible, o comprender qué dirige y energiza nuestro comportamiento como deportistas y cómo optimizar los procesos motivacionales enfatizando los aspectos más intrínsecos de la práctica deportiva. Estos son sólo algunos ejemplos de habilidades psicológicas que son abordadas y entrenadas durante la preparación de los ciclistas.
Centrándonos en el trabajo de la Federación de Ciclismo de la Comunitat Valenciana, ¿cómo entrenáis a los ciclistas?
En el Centro de Tecnificación Deportiva de Pista tenemos, por decirlo de alguna manera, dos grupos de trabajo. Por un lado, entrenamos con ciclistas que están orientados a la competición y al alto rendimiento en pista, y por otro con quienes utilizan la pista en el corto plazo como un complemento para la carretera, o para formarse de cara al medio-largo plazo. Con cada grupo tenemos un nivel de exigencia distinto, pero en los dos grupos trabajamos los mismos aspectos, entrenando lo psicológico del mismo modo que lo físico, como parte de un todo. Lo único en lo que somos estrictos es en la implicación de los corredores en los entrenamientos, en su interés por la formación, en su compromiso con el trabajo. Luego los resultados dependen de muchos factores.
“No hay equipo si antes no se han producido conflictos y se han resuelto”
En el caso de la carretera, y por tu experiencia en el Electro Híper Europa, ¿es distinto este trabajo de psicólogo?
La intervención grupal es imprescindible en este deporte. Tenemos ciclistas residiendo cada uno en distintos puntos geográficos, entrenados individualmente por sus propios preparadores físicos y que apenas mantienen contacto con sus compañeros de equipo más allá de las redes sociales, de darse likes en instagram y hablar un poco por whatsapp, con apenas unos días de convivencia juntos en unas pocas concentraciones de equipo, y todo ello bajo las órdenes de unos directores deportivos a quienes han visto tan poco como a sus compañeros… Esta particularidad, tan diferente a la de un equipo de fútbol o baloncesto, o de deportes que se realizan en recintos específicos, donde el contacto es diario y la interacción entre deportistas es estrecha, requiere de toda una planificación desde dentro que permita el desarrollo grupal de forma continuada hasta alcanzar la madurez como equipo, para lograr la máxima eficiencia. Y por supuesto tienen que surgir conflictos. No hay equipo si antes no se han producido conflictos y se han resuelto. La madurez se alcanza según se van superado esas etapas.
El trabajo puede hacerse presencial, aunque muchas veces tiene que hacerse a distancia. Lo importante es que todos los técnicos y profesionales que se encuentran alrededor de los ciclistas sean piezas del mismo puzzle, y el psicólogo sea uno más. De esta forma, el psicólogo se encuentra a un nivel de proximidad con el corredor muy cercano y se reducen las resistencias que puedan tener de tratar con él. Todo es mucho más sencillo. La convivencia diaria te permite conocer a los deportistas, y puedes recurrir a otros tipos de información a parte de lo que hablas con ellos, como la expresión facial o la comunicación no verbal.
En este sentido, todavía se habla de que un director tiene que ser un buen psicólogo…
Hay entrenadores carismáticos, pero que más que ser psicólogos, lo que tienen son muy buenas habilidades sociales y mucha experiencia. Una parte de liderazgo muy desarrollado. Además, muchos de ellos son personas a las que le gusta aprender, que tienen conocimientos porque son autodidactas. La salvedad es que no son profesionales del comportamiento humano. Y ahí es donde entra el psicólogo, un miembro más en ese staff técnico que aporta su perspectiva y que resuelve los problemas que otros no pueden o deben hacer.
También hay que destacar el asesoramiento que los psicólogos realizan a los propios directores deportivos en aspectos como el liderazgo, la comunicación con los corredores, la gestión de las interacciones y las conductas dentro del equipo, en el conocimiento de las habilidades psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo y que el director debe conocer.
“Un psicólogo deportivo es una garantía de eficacia y eficiencia”
También sueles hablar siempre de psicólogo deportivo, matizando con este calificativo que no debe ser simplemente un psicólogo. ¿Qué diferencias hay?
El psicólogo especialista en psicología del deporte es el profesional más preparado para intervenir en contextos deportivos. Frente a un psicólogo sin especialización, un psicólogo deportivo es una garantía de eficacia y eficiencia para quienes contratan sus servicios. Desgraciadamente, cada vez se constata el intrusismo y las malas prácticas de personas que, sin ninguna formación, abordan problemas emocionales y psicológicos con el riesgo que esto conlleva para, no solo la carrera deportiva de los ciclistas, sino también para su salud mental y su bienestar.
Es muy preocupante ver cómo, equipos con presupuesto más que suficiente para contar con los servicios de un psicólogo del deporte, incorporan a personas autodenominadas ‘coaches’ o ‘motivadores’ o ‘facilitadores’, que no disponen de formación reglada ni están avaladas por la educación universitaria ni las titulaciones oficiales, atraídos por el marketing directo de las redes sociales en lugar de contar con un profesional con las máximas garantías. Imagino que esas mismas personas que deciden aventurarse a probar a personajes de este tipo no contratarán a un aficionado a la medicina o a uno que pone las medidas de la bici a ojo para salvaguardar la salud física de sus corredores o para acoplarlos correctamente sobre la bicicleta. Es una auténtica pena, algo incomprensible, tirar así miles de euros por el retrete, perder oportunidades de éxito y perjudicar las carreras deportivas de sus corredores. Los ciclistas deberían plantarse ante los responsables de los equipos por este tipo de decisiones, porque su bienestar y su rendimiento está en juego.
¿Qué opinas de las actividades de determinados equipos profesionales para ‘hacer piña’?
Como te decía, el desarrollo grupal en un deporte con unas características tan particulares como el ciclismo es otra parte muy importante. Los equipos con presupuestos multimillonarios organizan concentraciones en hoteles de cinco estrellas o se llevan a los corredores a jugar una partida de paintball o a caminar durante horas hasta la cima de una montaña, y se olvidan que la interacción entre compañeros y staff técnico y la capacidad de trabajar en equipo y de resolver los conflictos que irán surgiendo se basa en la confianza y el respeto, en la empatía y en unos valores compartidos, en unas normas elaboradas por todos y para todos, y eso no surge de la nada, ni brota como un champiñón. Hay que crearlo. En los equipos profesionales, los principales problemas suelen venir de conflictos internos, entre corredores o con el staff, y en problemas emocionales derivados de las expectativas, de la presión, de los resultados, de la dureza del día a día de este deporte y de las dudas sobre el futuro.
¿Qué diferencias hay entre el trabajo psicológico según las diferentes edades?
La preparación e intervención psicológica, y es mi opinión, no difieren mucho en los contenidos y objetivos desde cadetes hasta profesionales, sí en la manera de llevarla a cabo. Aquí hay que destacar la enorme variabilidad existente. Primero, entre unas personas y otras, con independencia aspectos normativos; en segundo lugar, las diferencias propias del ciclo vital de cada corredor, de su momento evolutivo, especialmente determinado por la edad y el género; sus circunstancias personales, íntimas, familiares o sociales, hasta llegar a la trayectoria y a la situación deportiva particular de cada ciclista. En cualquiera de todas estas situaciones puede requerirse la intervención psicológica. El estado emocional de una persona, con sus ilusiones, con sus motivos, con sus problemas, es algo tan importante para el rendimiento de un ciclista que no entiendo cómo se deja en manos de cualquiera.
¿Existe alguna problemática distinta cuando se trabaja con una selección, donde se juntan ciclistas de diferentes procedencias para un evento concreto?
En el caso de una selección, los corredores suelen tener aspiraciones individuales en disputa, por lo que todo es más complejo y el tiempo disponible suele ser menor. En una selección élite, los corredores se conocen, saben cuál es su rol y no suelen haber tantos conflictos. Pero en categorías inferiores no existe un líder, aunque lo determine el seleccionador. Gestionar esto con chavales que ven la selección como una oportunidad de darse a conocer es más complicado, pero que se debe aprovechar. Y la prueba es que, cuando observas con el tiempo cómo ciclistas que han pertenecido a la selección tienen mejor relación entre ellos aun siendo rivales que con sus actuales compañeros de equipo, comprendes por qué el trabajo grupal es tan importante. Se actúa a un nivel cualitativamente distinto, más profundo, frente a quienes organizan actividades e interacciones muy superficiales que apenas generan ese ‘apego’ y vinculación que, por sus características, exige este deporte.
“Si el trabajo previo no se hace bien, el fracaso está garantizado”
Cambiando de tema y centrándonos en el ciclismo en pista, ¿cuáles son las peculiaridades de los pistards en este ámbito psicológico?
El ciclismo de pista, por la duración de las competiciones, tiene unos requerimientos psicológicos muy centrados en la preparación previa de cada prueba, de forma que el resultado en la competición está muy relacionado con lo que se hace antes de las carreras. En carretera, las carreras son tan largas que casi todo se puede arreglar, hay tiempo para rectificar. Pero en pista, son competiciones cortas, intensas, seguidas… Hay pruebas que apenas duran unos segundos, unos minutos y lo que se haga antes es vital. Y si ese trabajo previo no se hace bien, el fracaso está garantizado porque en este tipo de pruebas prácticamente no hay margen. Los factores inesperados son mínimos, por lo que todo se pueden trabajar bien. No se trata de entrar en la pista y dar vueltas. Hay que saber claramente a lo que se va, a qué hay que prestar atención y a qué no. Una concentración ineficiente puede suponer pasar en apenas unos segundos de liderar una prueba a quedar octavo.
¿Cuáles son las pautas del trabajo de entrenamiento psicológico en el pistard?
A nivel de competición, los aspectos más relevantes son las rutinas de calentamiento, dado que son el medio en el que nos vamos preparando para la competición; el nivel de activación psicofisiológico, puesto que determina el estado en el que el deportista sale a la pista; y los procesos de concentración, dado que en cada prueba existen estímulos que son relevantes para optimizar nuestra ejecución y otros que, si prestamos atención a éstos últimos nos estamos distrayendo de nuestros objetivos, y esto puede determinar el resultado final. Por otro lado, muchos corredores tienen dificultades para confiar en sus capacidades. Tienden a pensar que los rivales son mejores, basándose no sólo en resultados de competiciones anteriores, sino simplemente en lo que hacen en la pelouse, en lo que ven en las redes sociales. Esa falta de confianza se traduce en inseguridad y ésta en miedo, una emoción que nos desvía del presente y nos lleva a un pasado polarizado en el que solo recordamos las malas experiencias o a un futuro imposible de conocer, pero seguramente catastrófico, cuando el único lugar que puede ocupar un ciclista para enfrentarse a una competición incierta es el presente, sin estar mediatizado.
Mucho se ha hablado de las diferencias psicológicas entre los distintos tipos de pistards, entre los velocistas -considerados más nerviosos, más atrevidos- y los fondistas. En tu experiencia profesional, ¿has observado esta diferencia?
Personalmente, si existe es algo sobre lo que no tengo los conocimientos suficientes como para afirmarlo. Pienso que hay más diferencias morfológicas que de personalidad, pero me baso exclusivamente en conjeturas personales. Sin duda, es un interesante tema para la investigación científica. Lo que sí que comparten unos y otros es que los problemas suelen surgir no tanto de la comparación con sus rivales, sino de situaciones personales, de la dificultad de sus objetivos, de expectativas que no se cumplen.
Hemos estado hablando de los aspectos grupales, pero en muchas ocasiones el psicólogo es protagonista de una faceta individual, de esa intervención personal de un deportista a la que hacíamos mención en un principio…
La psicología tiene un importante componente de confidencialidad. Incluso aunque el propio corredor manifieste públicamente quien es su psicólogo, desde nuestro lado, tenemos que salvaguardar esa confianza. Al menos para mí, éste es sin duda un aspecto clave de mi ejercicio profesional. Por ello, nuestro trabajo no tiene la misma visibilidad que el de preparadores físicos, biomecánicos, etc., que se fotografían con los deportistas a quienes asesoran y entrenan. Afortunadamente el trabajo que realizamos en otras estructuras, como federaciones o equipos, sí contribuye a dar esa visibilidad, a dar importancia a nuestro cometido, dentro de un staff técnico. Y, sobre todo, que quienes desarrollen este trabajo sea personal cualificado, con la carrera de Psicología, especializado en deporte y avalado por los Colegios Oficiales de Psicología.