Vamos a los treinta años del primer Giro de Indurain. Dijo Claudio Chiapucci en un Bicisport que guardo: «Cuando atacamos a Indurain en su primer Giro me viene a la mente la imagen de los aviones luchando contra King-Kong, subido al Empire State. Y Chioccioli, Giovanetti y yo somos los aviones».
Así fue ese Giro, el primer Giro, el del 92, el olímpico de Barcelona. Qué recuerdos: Indurain iba a probar, lo decía de puertas hacia fuera, por dentro era consciente que el ganador del Tour estaba obligado a todo cada vez que se enganchara un dorsal a la espalda.
Giro del 92, salida desde Génova. Prólogo veloz que Thierry Marie, el gran especialista del momento, ventila por tres segundos sobre Miguel Indurain. No ocurre nada especial. En la tercera jornada, arribando al bellísimo Arezzo, esa plaza que quita el sentido, Chiappucci busca la sorpresa en un pequeño puerto de tercera, por donde el Giro ha vuelto en alguna ocasión.