Redacción / Ciclo21
“Sé que va a sonar terriblemente mal, pero soy relevante”. Seguramente, sólo Lance Armstrong puede responder con una frase semejante al ser preguntado si su vuelta al primer plano mediático a través del documental Lance, cuyo segundo episodio fue estrenado anoche por ESPN, responde a su necesidad de volver a ser una persona relevante.
Mientras que en la primera parte del documento se nos presentaba a un Armstrong batallados y sin ganas de rebajar la tensión con algunos de los que fueron sus compañeros, como Floyd Landis, al que llamó “montón de mierda”, en esta segunda entrega el texano cambia de registro y muestra algunos signos de arrepentimiento.
Por ejemplo, considera que “Emma O’Reilly es la persona con la que peor me porté”. O’Reilly, exauxiliar del equipo US Postal, acusó a Armstrong de recurrir a sustancias dopantes en el libro LA Confidential, algo que desató la ira del excorredor. “La llamé puta en algún momento, algo que es inaceptable. No pudo haber sido más doloroso. No quise decir aquello, pero en ese momento yo era un idiota que atacaba a todo el mundo. No conseguí ser otro tipo de persona cuando me bajaba de la bicicleta”.
En cualquier caso, la persona que se lleva los mayores elogios de Armstrong en esta segunda y última parte del documental de ESPN es, precisamente, el que fuera su mayor rival durante su carrera deportiva: Jan Ullrich. “Mi relación con Jan siempre fue muy respetuosa”, asegura el americano. “Jan fue la persona más importante de mi vida. El que más me motivaba y el que me obligaba a darlo todo. Él tenía todo lo que yo tenía: una mujer, hijos, dinero… pero no sirvió para que siguiera el buen camino”.
Armstrong se refiere al triste episodio que acabó con el alemán ingresado en un centro psiquiátrico en el que el propio texano participó tratando de ayudar al que fuera su mayor rival. “Italia adora a Ivan Basso, perdonándole todos sus pecados. A Pantani no, pero también es verdad que está fucking dead. Alemania elogia a Zabel o Aldag, pero destruyó la vida de Jan Ullrich. ¿Por qué? En Estados Unidos pasa lo mismo. Abrazan a George Hincapie, lo invitan a carreras, pero me destruyen a mi. No tiene sentido”.
Ya en la parte final del documental, Armstrong vuelve, una vez más, a pedir disculpas por todo lo sucedido en el pasado. “Fue imperdonable. Un comportamiento absolutamente inapropiado. Hice mal uso de mi estatus y sacado provecho ilegal del mismo. Por todo ello, pido disculpas. Desearía poder cambiar todo aquello, ser una mejor persona, pero sólo puedo pedir perdón y seguir adelante. Espero que otros también puedan hacerlo”.
Quizás la pregunta más personal de todas tuvo una de las respuestas más breves y más contundentes: “¿si puedo vivir conmigo mismo? Sí, puedo hacerlo”.
25 MAYO
Como suele suceder antes de cualquier estreno, las enormes expectativas que había despertado la primera entrega del documental preparado por ESPN sobre la figura de Lance Armstrong decepcionó en buena medida al no desvelar ningún gran secreto sobre el pasado del americano.
El programa, en el que Armstrong aseguró que daría “su verdad” sobre sus años como gran dominador del pelotón internacional –sobre la bici y también fuera de ella– dejó, eso sí, algún titular interesante, pero lo cierto es que, bien porque ya está todo muy contado o porque el texano no ha querido, al menos en esta primera parte, dar nuevos detalles, la cosa supo a poco para muchos de los que esperaban nuevos e importantes bombazos.
Quizás, la parte más llamativa del programa fue cuando, al ser preguntado si fue difícil tomar la decisión de tomar EPO tras haber superado un cáncer que casi le cuesta la vida, Armstrong aseguró que no.
En cualquier caso, independientemente de las pocas o muchas revelaciones que termine sacando a la luz este documental, Lance es un producto audiovisual muy interesante ya que cuenta con imágenes de la infancia y juventud del exdeportista y con los testimonios de personas, conocidas y anónimas, que fueron forjando al personaje.
Como ya se supo la pasada semana, Armstrong explica en este documental que comenzó a recurrir al dopaje “de bajo nivel, como la cortisona”, a los 21 años, una época en la que, asegura, otros ya hacían uso de dopaje de “alto nivel” como la EPO.
En concreto, Armstrong apunta al Gewiss-Ballan de Berzin, Bontempi, Ugrumov o Furlan, entre otros. “Aquel equipo lo entrenaba Michele Ferrari y dominaron todo”. En otro momento, Armstrong apunta a que el año que lo cambió todo fue 1993. “La plaga se estaba extendiendo desde mediados de los años 80, pero en ese momento todo el mundo tenía miedo. Nos decían que se podía morir por usar EPO. En 1994, como campeón del mundo, me pateaban el culo todo el tiempo, pero en Motorola decidimos no hacer uso de esos métodos todavía”.
Esa situación cambió para él y sus compañeros en 1995, cuando “escuché como Jonathan Vaughters [actual mánager general del EF-Education First] dijo tenemos que coger a esos hijos de puta”. Fue entonces cuando Armstrong decidió ponerse en manos de Michele Ferrari. “Tenía fe ciega en él. Hacía todo lo que me decía. Glóbulos rojos son todo lo que necesitas, me dijo”, explica ahora el texano que añade que aquello no sólo le convirtió en otro atleta, sino también en “otro hombre”.
Como ya se supo también antes del estreno, Armstrong explica en esta primera parte del documental de ESPN que “no sé si el cáncer pudo ser consecuencia del uso de sustancias dopanes, pero no puedo decir que no”. Sin embargo, y pese a que los médicos apenas le dieron entre un 20% y un 50% de posibilidades de sobrevivir, el excorredor se muestra muy seguro a la hora de contestar a la pregunta de si fue difícil, una vez de vuelta en el pelotón, tomar la decisión de consumir EPO.
“No. Sé que esta respuesta no va a ser muy popular, pero en muchos sentidos la EPO es una droga segura siempre que se use con moderación, en cantidades limitadas y bajo la supervisión de un médico profesional. Hay muchas cosas más peligrosas que meter en tu cuerpo”.
Las reacciones del pelotón
El también estadounidense -que también reconoció su dopaje- dio su opinión sobre el célebre ya reportaje en el podcast «off the ball». «Si cuentas toda la historia, habrá consecuencias. Pero también hay consecuencias si decides contar sólo la mitad de la historia, incluso si todavía es posible permanecer en el ciclismo. He sido honesto y he contado toda la historia, pero ya no soy bienvenido en el mundo del ciclismo. Me gustaría ver más de la verdad. ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué resultó así? ¿Y cómo fue exactamente? No tengo nada en contra de Lance Armstrong, pero es importante para el futuro del ciclismo. No creo que tengamos suficiente sobre el pasado de Lance o de cualquier otra persona. Escucho muchas medias verdades».
El exganador de Lieja y Dauphiné, entre otras pruebas, se mostró esperanzado ante el futuro. «Necesitamos más detalles. No puedo mirar al futuro, pero espero especialmente que no volvamos a pasar por un período así. Pero entonces necesitamos conocer el pasado y entender por qué los corredores hacían eso en ese momento. De lo contrario la historia se repetirá, no hay duda de ello».
Por su parte, Ivan Basso reaccionó ante las críticas de Armstrong, que en el documental se queja acerca de la diferencia en el trato hacia los exciclistas dopados: «Cuando veo que en Italia, Alemania o Estados Unidos glorifican a Ivan Basso, Erik Zabel o George Hincapie y al mismo tiempo nos deshonran a Pantani, Ullrich o a mí… No son diferentes a nosotros», lamentaba el estadounidense.
«Francamente, no he visto el documental y no sé si se expresó de esa manera. En 2006 estuve involucrado en la Operación Puerto, confesé mis faltas y pagué con dos años de sanción. Pasé del cielo al infierno y durante quince años he estado trabajando duro en el mundo del ciclismo», se defiende Basso en unas declaraciones para Il Giornale.
El italiano, tercero en 2004 y segundo en 2005, las dos últimas victorias de Armstrong en el Tour, no tiene una mala palabra para el estadounidense: «Solo puedo decir que estoy y siempre estaré agradecido con Lance. Siempre se portó bien conmigo, muy bien. Cuando mi madre Nives contrajo el cáncer, estuvo ahí para ayudarnos. Y lo mismo cuando la enfermedad me tocó a mí en 2015″, desvela.