Para Andy Hampsten el infierno blanco del Gavia fue la puerta de la gloria
¿Qué pudo haber sucedido en aquella tarde de mayo en el Gavia cuando la gran nevada sobrevino sobre un pelotón del que emergió un ciclista americano con gafas de esquiador llamado Andy Hampsten?
Lo cierto es que en tiempos modernos, los que nos ha tocado vivir, cuando vemos una jornada en el alambre de la suspensión o recorte por mor de la meteorología, siempre nos acordamos de Giro 1988 para agarrarnos a eso de que «cualquier tiempo pasado fue mejor».
Lo hicimos el día que el Giro recortó la etapa de Cortina de la pasada edición o aquella que llovía tanto hace un año largo y el pelotón presionó para que se acabara recortando.
El ciclismo actual, puesto negro sobre blanco sobre el que un día conocimos, no sale bien parado en este campo, pero a veces nos preguntamos si no hubo días en los que se jugó con fuego.
Nos pasó el día que Visconti ganó en el Galibier bajo una tremenda nevada en el mismo Giro, a los pocos días Nibali hacía lo propio en Lavaredo bajo un manto. También cuando Nairo se vistió de azul «Tirreno» en la cima del Terminillo.
Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor