Dicen que las noches en las que no se duerme es porque las emociones del día anterior atenazan, no permiten desconectar. Bien porque la tristeza repele el sueño o bien porque la alegría no se deja vencer por el cansancio. La victoria de Carlos Barbero (Euskadi) ayer en la 69 edición del Circuito de Getxo habla por si sola, aunque no le deje dormir.
Sin darse cuenta, mientras gira sobre su almohada, no puede evitar recrearse una y otra vez con la carrera, que no fue fácil. Tenía importantes enemigos a batir, algunos recién llegados del Tour, como Rojas o Visconti, cuarto y séptimo en la llegada: “Movistar era el equipo referencia como viene siendo habitual en las carreras nacionales y el Caja Rural también, llevaban corredores a tener en cuenta , así que la victoria la valoro mucho, pero imagino que con el tiempo más”.
De hecho, la victoria estuvo a punto de no producirse: “A 800 metros de meta, antes de embocar la última curva previa a la rampa de Txomintxu atacó un Cofidis (Stéphane Poulhies) que nos ha sacado una buena ventaja y yo sin pensármelo me lancé a por él pero mientras hacia ese esfuerzo sabía que estaba haciendo el trabajo a los demás y tuve miedo de que me remacharan, pero todo fue perfecto”.
Así, en medio de un griterio ensordecedor, de un público que le quería ganador, conseguía mantener la distancia con el pelotón, dejando a un lado a Chirico, el italiano del MG Kvis-Trevigiani que aún se esforzaba por estropearle la fiesta. No iba a ser así. Ganó disfrutando, brazos en alto, con una brizna de tiempo y donde mejor se le da: “los finales en rampas exigentes como la de ayer se me dan bien, es una buena cualidad que tengo, desde luego me encuentro bien con esas llegadas”.
Ahora, en frío, la realidad manda de nuevo, una que de nuevo estremece: Euskadi desaparecerá en pocas semanas tras la Vuelta a Burgos. Su triunfo puede que sea el último del equipo. Desde luego, él, a pesar de su auto-exigencia, ha hecho méritos para seguir: “Siempre se puede mejorar, pero pienso que los resultados están ahí, y desde luego me avalan”, rumia rotundo. No sabría por cual decantarse este año: “Ganar en Alentejo como ganar en Getxo fue igual de especial, es como decir a quién quiere uno más, si a su madre o a su padre”.
En apenas dos semanas llegará su última cita con el Euskadi, será en “su” Vuelta, en Burgos. La victoria de ayer podría resultar un revulsivo más: “está claro que un resultado asi da más motivación si cabe para la vuelta de mi ciudad, esperemos obtener algún buen resultado”.
Sin embargo, el sueño vuelve a vencer al bravo corredor burgalés, pero antes de cerrar los ojos, vuelve a esbozar una sonrisa, una de esas que, los que se fijan, dicen que le cuesta sacar cuando sube al podio, quizás por que su exigencia no se lo permite. Es una muy especial: “Va para la Fundacion Euskadi, ellos han confiado en mí estos 5 años y me siento super orgulloso de dedicar esta victoria, que además ha sido obtenida en casa. Siento mucha pena al ver que este proyecto termina. Es un duro golpe para el ciclismo y sobre todo para los jóvenes. Pienso que se ha trabajado bien y se han obtenido resultados, hemos hecho lo que estaba en nuestra mano, una palo sobre todo para chavales que viene por detrás”.
Fuente: Rafa Simón. Prensa Carlos Barbero