Cinco participaciones. Pleno de top20. Cinco top10. Y, sobre todo, dos podios. Segundo en 2016 y tercero en 2017. Romain Bardet (Brioude, 9 de noviembre de 1990) acaba de cumplir los 27 años y se acerca a esa edad que los entendidos en esto del ciclismo consideraban tradicionalmente como los años dorados del deportista. Los axiomas matemáticos sobre la edad ideal del ciclista están siendo puestos muy en duda por jóvenes y veteranos, pero lo cierto es que el corredor galo, que comenzará en 2018 su séptima temporada como profesional, presenta una hoja de servicios que le hace merecedor de ser considerado el hombre llamado a acabar con la larguísima sequía francesa en la Grande Boucle.
En una entrevista concedida a Le Monde, el de Ag2r-La Mondiale reconoce que el Tour de Francia volverá a ser su gran objetivo de la temporada aunque para llegar a él asumirá importantes cambios en su calendario que bien podrían no gustar en su país ya que suponen dejar de lado citas en Francia para buscar la puesta a punto ideal en tierras italianas.
Una de las paradas más significativas de su calendario en 2018 será la Strade Bianche. “Es una carrera que me hace soñar”, asegura Bardet. “El equipo sabe que estoy impaciente por hacer mis clásicas y han permitido que pueda saciar mis instintos primarios de medirme a los grandes clasicómanos, aunque minimizando al máximo los riesgos” para, evidentemente, no poner en peligro su gran objetivo en París.
El cambio en su aproximación al Tour de Francia no viene dado únicamente por ese sueño de correr en el sterrato italiano sino, por supuesto, por la inclusión en el trazado de la ronda gala de esa complicadísima etapa entre Arras y Roubaix. Aunque la gravilla no es comparable con el adoquín, sí puede ser un buen banco de pruebas para un hombre más acostumbrado al asfalto por el que se suelen disputar las grandes vueltas. Lo que sí ha quedado completamente descartada es una posible participación en la París-Roubaix sobre la que se estuvo meditando durante un tiempo. “Me encantaría poder correrla, pero, sinceramente, es muy complicado teniendo en cuenta el riesgo que supone para el resto de mi temporada. Me gustaría correrla algún día, pero soy consciente de que mis cualidades me llevan a las carreras por etapas y no quiero poner en peligro al equipo”, reflexiona el propio corredor considerando que su presencia en el Infierno del Norte pondría en jaque las opciones que pudiera tener Ag2r-La Mondiale en esa carrera con Olivier Naesen.
Además, y esto no gustará mucho a sus compatriotas –que, como siempre ocurre en esto del deporte, olvidarán la afrenta si la apuesta es exitosa–, Bardet renunciará a la París-Niza a favor de la Tirreno-Adriático. La decisión todavía no es definitiva y no se tomará en firme hasta conocer el recorrido de ambas pruebas. Uno de los objetivos en ese periodo del año será disputar carreras en las que haya una contrarreloj por equipos, una especialidad en la que, como él mismo reconoce, “puedo perder más tiempo en el Tour”.
Renunciará a La Vuelta para preparar el Mundial
Otra carrera que, si nada cambia, quedará descartada en 2018 será la Vuelta a España, donde debutó en 2017 finalizando en 17ª posición. Bardet, como otros muchos escaladores, consideran el circuito del Mundial de Innsbruck como amable para sus características, por lo que tras acabar su participación en la Grande Boucle, los planes del francés pasan por preparar de manera prioritario el asalto al maillot arcoíris. Y, aunque todavía queda mucho para eso, la primera gran duda a resolver sobre su calendario sigue siendo dónde arrancará la temporada, algo para lo que decidirá entre la Vuelta a Andalucía y el Tour de Omán.