Volvemos sobre la descacharrante historia de Beat Breu
Cuando el Tour vuelva a Alpe d´Huez y repasemos la lista de quienes ganaron en la cumbre nos llamará la atención el nombre de Beat Breu, hoy un mecánico de bicicletas.
Para muchos de nosotros este nombre sonará somero, tangencial, sin saber bien dónde ubicarlo, sin tener claro qué hizo o qué motivo le trae a estas líneas. Pero Beat Breu fue una pulga, como los Trueba, pero moderna, más reciente. Su nombre iba siempre asociado a un seudónimo: “La pulga de la montaña”.
Beat Breu es el titular cuyo nombre sostiene el cartel de la curva catorce de l´ Alpe d´Huez, un estadio, el gran estadio del ciclismo, donde este deporte camina por los derroteros de la historia de fútbol.
Pequeño, liviano, sus 57 kilos de hueso y abigarrado pellejo dieron mucho que hablar cuando el Tour empezó a descubrir que el santuario de Huez iba camino de ser el santuario del ciclismo mundial.
En 1982 Breu debutó en el Tour sobre una Cilo de geometrías especiales consecuencia de su paupérrimo físico y pequeño tamaño. Obsesionado con el peso, sumó “ganancias marginales” por cada recoveco de su bicicleta para que ésta pesara lo mínimo posible: manillar sin protección, frenos de plástico,…