En el libro que cuenta la rebotica de creación y puesta en marcha del Team Sky se toman en consideración muchos preceptos que hoy se plasman a diario. La retórica de los chicos de negro y sus mentores, valiéndose de la limpieza como gran bandera, les propinó un recibimiento más bien frio por parte del pelotón. Un cierto halo de prepotencia frente a la tradición, el desprecio a formas de hacer –viciadas sin duda- de toda la vida, la imposición de metodología propia, la tecnología a la proa de sus argumentos,… todo colaboró a que este equipo no cayera precisamente de pie entre el gremio.
A esa entrada se unió esa citada retórica de limpieza que con los años se hace complicado creer pues Sky ha consumado actuaciones hegemónicas que han recordado a otras similares con final no precisamente feliz. Dígase Festina, ONCE, Saunier,… Aquí siempre hemos defendido la legitimidad de los controles que han ido superando –por difícil que resulte creer en ellos- pues nunca han pitado. Y eso nos debe valer hasta nueva orden. Incluso hemos lamentado que en ciertos ámbitos ciclistas se reza a diario para que un chico de Brailsford dé positivo, en lo que sería, a mi juicio, una hecatombe para este ya de por sí magullado deporte.