Seguramente, cuando Jonathan Vaughters decidió en la noche de ayer publicitar el alquiler de un apartamento en Denver, no esperaba que la oferta inmobiliaria saltara a los titulares de la prensa deportiva, pero el actual mánager del Cannondale-Garmin y ex compañero de Lance Armstrong, se encontró con un mensaje nada sutil por parte del que fuera su director deportivo Johan Bruyneel.
Vaughters, que abandonó la disciplina del US Postal al finalizar la campaña de 1999 para recalar en el Crédit Agricole, publicó en 2012 una incendiaria columna en The New York Times titulada ‘Cómo acabar con el dopaje en el deporte’ y, como mánager, se ha erigido por su encendido discurso de tolerancia cero hacia los tramposos. La relación entre ambos, en cualquier caso, está muy deteriorada desde que Vaughters diera detalles ante las autoridades de su país sobre el uso de sustancias dopantes durante su carrera y señalara al técnico belga como uno de los instigadores de ello.
El caso, para no irnos demasiado lejos en el pasado, es que Bruyneel decidió contestar al anuncio de Vaughters con un tuit realmente incendiario que, evidentemente –lleva el tiempo suficiente en este mundo como para saberlo– era plenamente consciente que iba a desatar la tormenta perfecta en esta época, además, en las que las carreras brillan por su ausencia y los medios debemos de seguir informando sobre todo lo que acontece en el mundo de la bicicleta.
“Con suerte, este estará más limpio que el que dejaste lleno de basura en Girona”, le contestaba Bruyneel. Pero lo incendiario del mensaje no estaba en esta frase, sino en los emoticonos que lo acompañaban, una clarísima y nada velada acusación de dopaje hacia el americano.
Por si las cosas no habían quedado lo suficientemente claras, el también ex ciclista americano Matt Cooke le preguntó al belga en qué año había ocurrido ese incidente, a lo que Bruyneel contestó que “el año que dejó el Crédit Agricole y regresó a los Estados Unidos [para correr en el Prime Alliance en 2003 en el que terminó su carrera, N.d.A.]. El propietario y los nuevos inquilinos (cilistas profesionales) estaban en estado de shock”.
Por el momento, la respuesta de Vuaghters no ha ido más allá de bloquear a Bruyneel como seguidor en esa red social aunque, por supuesto, la polémica ha quedado servida.