Redacción / Ciclo21
Johan Bruyneel ha dado una nueva vuelta de tuerca a la historia de la lucha contra el dopaje en el ciclismo al desvelar, en una entrevista concedida a Cycling Opinions, que una agencia nacional antidopaje le ofreció un trato por el que sólo sería suspendido durante un año si ofrecía información incriminatoria sobre una persona del mundo del deporte.
El que fuera director deportivo de Lance Armstrong asegura que aceptó ese trato y llegó a tener una licencia federativa en ese país, pero que todo se vino abajo en el último momento porque, en realidad, “no tenía información incriminatoria sobre la persona en cuestión. Solo quería ver hasta dónde está dispuesta a llegar una agencia antidopaje y romper conscientemente sus propias reglas para atrapar a alguien”.
Bruyneel asegura que esta historia “fue una prueba más de que no hay justicia en las agencias antidopaje. Tienes derechos en todos los tribunales civiles. En derecho deportivo pueden romper todas las reglas y no tienes oportunidad de defenderte”.
El excorredor belga asegura que no puede revelar de qué agencia antidopaje por motivos legales, pero no cierra la puerta a que se pueda conocer en el futuro ya que asegura que “no hay llegado el momento” de hacerlo.
En cualquier caso, Bruyneel aclara en esa misma entrevista que el hecho de “que tenía que ser castigado por las agencias antidopaje es algo que tengo perfectamente claro, no hay duda en ello«. Crucé la frontera como ciclista y como jefe de equipo”.
Pero asegura que “la agencia antidopaje de los Estados Unidos no tenía ninguna jurisdicción sobre mi. Si alguien debería haberme castigado, esta tendría que haber sido la agencia antidopaje belga o la UCI. El tiempo ha demostrado que la USADA procuró por todos los medios, lícitos e ilícitos, colgarnos a Armstrong y a mi del árbol más alto”.
Para ejemplificar esta última afirmación, Bruyneel recuerda que excompañeros del corredor texano como Levi Leipheimer, Christian Vandevelde, Michael Barry, George Hincapie y Tom Danielson. “Recibieron una sanción mucho más corta y pudieron decidir cuándo iban a ser suspendidos. En vista de sus declaraciones, todos deberían ser suspendidos por el «tráfico» de dopaje. Leipheimer incluso ha declarado que administró una transfusión de sangre a Floyd Landis. Sin embargo, USADA y WADA aplican las reglas según les convenga. Rompen sus propias reglas cuando esto les da más publicidad y abordan a las personas con más fuerza cuando lo han puesto en la mira”.
La pelea que durante seis años libró Bruyneel contra la sanción de diez años que le impuso la USADA “no sólo me costó mucho dinero, sino que me vació por completo”, explica ahora. “Necesité ayuda mental y psicológica para recuperarme. La sensación de que no te tratan de manera justa y de que las reglas existentes no se te aplican a ti es muy frustrante. La justicia deportiva no tiene nada que ver con un juicio justo. Ya sea USADA, WADA, cualquier otra agencia antidopaje o incluso el tribunal deportivo TAS”.
También desvela en esta entrevista que en 2014 estuvo colaborando con el informe CIRC para la UCI. “Pasé horas, horas y horas contando todo allí. Todas mis experiencias como ciclista profesional desde 1987 hasta 1998 y luego mi relación con el dopaje como gerente de equipo. Cuando salió el informe, no leí una sola palabra de mis declaraciones. Al parecer, mi historia no fue interesante. El entonces presidente de la UCI, Brian Cookson, ha realizado este informe de no menos de tres millones de euros, que se pagó con el dinero de todas las partes interesadas en el ciclismo, como relaciones públicas personales para él. Por medio de este informe, supuestamente había investigado el pasado, para que no pudiera ser juzgado por ello. No tenía nada que ver con el antidopaje o con cómo el ciclismo debería continuar después de este período negro”.