Tras hablar largo y tendido hace unos días con Miguel Díaz, no abandonamos el mountain bike. Es el turno de una de las ciclistas más simpáticas y, a la vez, más queridas del ciclismo femenino madrileño. A Mercedes Romero Viana no le hace falta ganar carreras para sentir siempre el apoyo de todo el mundo y el reconocimiento a su esfuerzo y trabajo en cada competición. Ella es una de las representantes más cualificadas del XCO en nuestra región y este año afronta con mucha ilusión su primera campaña como sub23
Varias veces campeona de Madrid de rally, sabe lo que es subir al cajón en pruebas del Open de España y del Superprestigio, sin olvidar que en los Campeonatos de España ya cató una medalla siendo cadete y que en juveniles estuvo cerca de repetir, sobre todo en los Nacionales que tuvieron su sede en Moralzarzal, donde tiene “sus dominios” a la hora de entrenar.
El confinamiento ha parado su excelente inicio de 2020, con un nuevo título de campeona regional en Villa del Prado y el flamante liderato de la Giant Super Cup. Así fue la amena charla que mantuvimos con ella.
-Una pena esto del COVID-19 Mercedes, porque tu inicio de temporada ha sido notable. Líder de la Super Cup tanto en XCO como en XCM y encima, campeona de Madrid sub23 en Villa del Prado. ¿En cuál de las carreras disputadas este año te notaste bien, como tú crees que debes estar y por qué?
-Realmente no me puedo quejar con mi comienzo de temporada. Aún no estando en mi mejor forma, ni mucho menos, he disfrutado en todas las carreras. La Supercup es una iniciativa muy bonita que debemos agradecer a David Aragoneses, a la FMC y a todos los patrocinadores y organizadores que tanto se esfuerzan en buscarnos los mejores circuitos. Y qué mejor manera de agradecérselo que corriendo. Era muy pronto para estar en una forma física deseable, pero posiblemente me quedo con la carrera de Alpedrete. Siempre gusta correr en casa, y más si estás jugándote las primeras plazas con dos jabatas como Muriel y Nati Gómez.
-En Aldea del Fresno corriste en un XCM. ¿Te ves en un futuro cercano apostando también por ser fondista en esto de las ruedas gordas, o simplemente corriste con el objetivo de afinar tu puesta a punto?
-Lo hice como preparación. De siempre me ha gustado coger la forma corriendo carreras, y este año al cambiar de categoría pensé que probar esta disciplina me vendría bien. El único problema es que a mí me gusta salir e irme sola y en Aldea del Fresno lo intenté pero obviamente, no son carreras de 15-20 kilómetros como estoy acostumbrada. Y he de decir que las máster 40 en maratón van en moto (ríe). No descarto seguir corriendo alguna, la próxima larga que tengo en mente es alguna por etapas como la Costa Blanca Bike Race con mi hermano.
-En 2019 fue el año de tu apuesta realmente seria por el XCO, buscando incluso tu proyección internacional. Entiendo que tu objetivo era buscar una plaza en Europeos y Mundiales, aparte de otros objetivos que ya conocemos. A toro pasado, ¿qué balance haces en general de tu 2º año como juvenil?
-Sí, ese era mi objetivo. En el primer año de juvenil me llevé un chasco cuando se llevaron a tres chicas al Europeo, y las tres eran de segundo año. No entendía la razón, creía y creo que lo mejor es llevar a las jóvenes de la categoría para que cojan experiencia y puedan despuntar en el segundo año. Pero al no ser así, según se celebró aquel Campeonato de Europa me dijo mi hermano y entonces entrenador: “En cuanto digan el lugar del próximo Europeo, me compro un billete para ir a verte”. Y en torno a esa fecha planifiqué toda la temporada pasada. Comencé mi relación con mi actual equipo Kenza Team, el cual me apoyó económicamente en todos los viajes (la Junior Series en Banyoles, la Taça de Portugal y el resto de carreras del Open de España y Superprestigio). La fecha se iba acercando y seguíamos sin saber nada acerca de esas plazas, y no fue hasta el mismo fin de semana del Campeonato de España en Arguedas que no supe que estaba preinscrita junto con otras cuatro compañeras. Como bien dices tú, los Campeonatos de España son una prueba que te lo da o te lo quita todo, y así fue. Aún cumpliendo ciertos requisitos establecidos por el seleccionador nacional, los nervios me jugaron una mala pasada en la carrera y me quedé fuera de su decisión final. Haciendo balance de toda la temporada, a pesar de no haber logrado mis dos objetivos saco buenas conclusiones. Fue un año duro con segundo de Bachillerato, pero pude entrar en la carrera que quería, conseguí llevarme el título de campeona de Madrid y líder de la Supercup, valoré el esfuerzo que supone competir mucho para toda la gente que te rodea y, a nivel personal y como deportista, crecí mucho. Esa temporada había empezado a trabajar con mi actual entrenador Guille Bogas, apoyado con mi hermano Javi y mi nivel en bici mejoró también mucho. Por lo que de ese año me llevo una lección. Las cosas hay que pelearlas hasta el final y, si no salen, no pasa nada.
-El Superprestigio es una competición que se te da especialmente bien, quizá mejor que la Copa de España. ¿Cuál te gusta más de las 2? ¿Qué diferencias ves entre ambas y qué destacarías de cada una de ellas?
-El Superprestigio consta de cuatro pruebas, en el que las sedes suelen ser las mismas o por lo menos no varían tanto. Ander, que es el que lo organiza, lleva toda la vida en esto y le echa muchas horas y esfuerzo simplemente por amor al arte. En cambio el Open de España es más cambiante, digamos. Siempre hay sedes nuevas que nunca se vuelven a repetir. La única pega que le pongo es que para ser pruebas a nivel nacional deberían tener más rango UCI. Por ejemplo en la Taça de Portugal tienen por lo menos tres pruebas C1, y aquí este año 2020 creo que todas son C2. Digamos que sí, se me suele dar mejor el Superprestigio. La razón por la que creo que es, el Open de España tiene más prestigio y por lo tanto es objetivo de todo corredor. Mientras que el Superprestigio, al menos yo, lo veo como algo complementario. Por eso voy con menos presión, y disfruto más. He llegado a hacer 5ª o 6ª en un Open de España detrás de algunas chicas a las que había ganado el fin de semana anterior en un Superprestigio.
-Vamos con el tema de los Campeonatos de España. Hacemos retrospectiva, porque es la prueba que te lo da y te lo quita todo, y más en una fémina. En 2016 debutaste en unos Nacionales en Mérida. Terminas 10ª pero con la Selección Madrileña en lo más alto del podio por equipos junto con tus compañeras Nadia Lozano, Mónica Varas y Carolina Arauz. ¿Recuerdas la carrera y cómo fue todo lo de subir al podio y recoger tu medalla? ¿Ha sido tu momento más feliz desde que compites?
-Me acuerdo de absolutamente de todo con perfecto detalle. Mérida en julio a 47ºC corriendo. El circuito, bueno, de escolares. Salí muy bien pero el calor me pasó factura, nos jugábamos el oro con Cataluña y todo dependía de mí. En la última vuelta con las catalanas acechando por detrás me caí, pero peleé hasta que llegué a meta y lo conseguimos. La ceremonia de entrega de premios fueron todo sonrisas y felicidad. Lo tengo como un recuerdo muy entrañable, y sí, entra dentro de los más felices.
-Un año después, siendo cadete de 2º año acudías a Ávila con la ilusión de buscar un puesto en el podio. Recuerdo que antes de la carrera, con objetivo de motivarte y en broma, yo te dije “o subes al podio o no me mires ni a la cara”. Al final, 12ª. Cuando me fui a verte minutos después de la carrera, me dijiste mientras hacías rodillo “no te puedo mirar a la cara porque te he decepcionado”, y yo le quité hierro al asunto. ¿Qué pasó esa mañana, te pudo la presión? ¿Me tenía que haber callado, no?
-Lo que te decía antes, ese año en Ávila ganó la implacable Lucía Gómez al sprint con Estíbaliz Sagardoy, y a la cual había ganado el fin de semana anterior en un Superprestigio con más de 5 minutos de ventaja. Aparte, añadir que llevábamos entrenando con calor todo el verano y justo ese fin de semana llovió a mares. Viendo el circuito los días de antes y en carrera nos calamos, con lo poco que me gusta a mí el agua (ríe). Obviamente sí, me pudo la presión. Tu comentario fue uno más de todos. En tu círculo de conocidos y amigos siempre se dicen cosas así, y siempre son con cariño y con la mejor intención. Ya luego está dentro de cada uno cómo interpretarlos.
-Tu relación amor-odio con los Campeonatos de España la comprendí aún más un año después en los Nacionales de Moralzarzal. Después de la carrera no se me olvidará nunca cuando después de entrevistarte tras acabar 4ª casi rompes a llorar al darme un abrazo. ¿Crees que fue una oportunidad perdida corriendo en casa? ¿Piensas que, más que las piernas, es posible que con mayor fortaleza mental tus resultados pueden ser mejores en general? Por otra parte, ¿En Arguedas el año pasado, ¿Igual o más decepción?
-Moralzarzal fue un Campeonato duro. Corría en casa pero en las mismas condiciones que todas, el circuito se pudo ver a partir del jueves sin excepciones. A decir verdad, a toro pasado estoy bastante orgullosa de mi carrera. Fue un año sin más, nadie daba un duro por mí y supe sorprender a todos. Recuerdo que fue una carrera mano a mano con mi compañera de selección y amiga Mónica Varas. Queríamos entrar juntas en el podio pero a falta vuelta y media, cada vez se nos iba alejando más y tuve que actuar por mi cuenta, y creo que fue tarde. Peleé hasta el final, y llegué 4ª viendo a la 3ª entrar. Recuerdo que fueron a verme muchos amigos y, cierto, contigo no lloré, pero con mi buena amiga Nekane estuve un buen rato (ríe). Arguedas lo considero que está “en otra liga”. Es posiblemente el Campeonato al que en mejor de forma llegué, tanto que mis expectativas eran pelear por el oro con Lucía Gómez. Todo se torció cuando el viernes en el team relay, me caí y me hice mucho daño. Gracias a Dios no me rompí nada, pero recuerdo que tenía todo el costado y la espalda con una contusión, que la gente en la carpa de la FMC al verla se echaba las manos a la cabeza, y otra en la pierna que no podía andar bien. Los técnicos estuvieron super atentos y para el domingo me encontraba mucho mejor. El día de la carrera salí muy bien, llegando a rodar líder una parte de la primera vuelta, pero todo se fue al traste cuando me volví a caer. De ahí hasta que acabé… bueno, fue supervivencia (ríe).
-Volviendo a Madrid. El Campeonato autonómico se te suele dar bien. Siempre has estado en el podio. De los tres que has logrado, ¿Con cuál te quedas? ¿Cuál fue el más sufrido?
-Posiblemente el primero. Era mi primer año de cadete, en 2016 en Los Molinos y el circuito era de mi amigo Antonio Uclés, así que en cierto modo corría en casa. Estábamos todas, y ese año Mónica Varas estaba muy fuerte, pero tuvo una caída y yo pude apañármelas para llegar primera. Recuerdo la incredulidad de todo el mundo cuando aparecí yo, hasta de mis padres. Todos nos esperábamos un podio pero nunca una victoria (ríe). Me costaría decidirme entre ese Campeonato o el del año pasado. Estuve toda la carrera en pelea con mi amiguísima Nati Gómez, y aún siendo juvenil gané la carrera de féminas y el Campeonato de Madrid sub23, porque me tuve que subir de categoría.
-Vamos con tu valoración de los técnicos de la Federación que te han dirigido hasta ahora. Destaca lo que crees que te han aportado Carlos Castaño, Alberto Benito, Víctor Ramos y Borja Chivato.
-Con Castaño apenas he pasado tiempo. Sólo fue nuestro responsable en Mérida porque Alberto Benito estaba enfermo y no pudo estar con nosotros, pero siempre fue muy agradable. Los tres que restan… sólo puedo decir cosas buenas de ellos. Alberto Benito es un tío 10, al final estuvo como seleccionador mis tres primeros años y creo que me ha enseñado todo. A disfrutar siempre en carreras, a sacar lo bueno de las situaciones que a priori no puedan tener nada de bueno, y a pelear las cosas hasta el final. Me dio mucha pena cuando tuvo que dejar la Federación, pero a día de hoy seguimos manteniendo una muy buena relación. Le reemplazó Víctor Ramos, que ya llevaba un año ayudándole, y la verdad que siguió bastante la línea de Alberto. Tenía muchísimo entusiasmo y nos ayudaba y apoyaba como seleccionador pero también como amigo. A ambos les debo mucho, y siempre me he sentido como una reina cuando salíamos de expediciones. Por último Borja Chivato, que aunque acaba de entrar como seleccionador, me conoce desde que era una niña y me arreglaba la bici de 24 pulgadas (ríe). Apenas ha tenido tiempo de hacer cosas por toda esta situación, pero ya había hecho una quedada y sé que tenía en mente planes muy buenos, y enfocados a la proyección de los más jóvenes.
-Una persona esencial en tu progresión como biker es tu hermanísimo Javi Romero. ¿Qué es lo que más has aprendido de él? ¿En qué te ayuda a mejorar día a día en tu progresión dentro del XCO? ¿Y qué puedes decir de tus años en la estructura de Bruno Molero, en Golpe de Pedal?
-¡Buff! Si sólo podía decirte cosas buenas con los anteriores, con estos dos ya ni te cuento (ríe). Bruno me enseñó muchas cosas, pero sobre todo la importancia de la constancia y la disciplina. Estuve con él tres años y cuando llegó la hora de abandonar su estructura, a diferencia de lo que hubiese hecho otro, me deseó lo mejor del mundo. Y hoy en día también mantenemos muy buena relación. Javi es el mayor de mis hermanos, y fue el que me metió en todo esto. Una niña pequeña siempre admira todo lo que hacen sus hermanos mayores, y si te digo la verdad aún lo hago. Él me ha enseñado todo lo que se puede enseñar, desde a aprender a montar sin ruedines hasta a saber aceptar la peor de las derrotas con madurez. A día de hoy desde el punto de vista deportivo, es mi segundo entrenador y biomecánico. Siempre que podemos entrenamos juntos y me hace dar ese puntito de más. Pero, sobre todo, me ha enseñado y sigue enseñándome a disfrutar de nuestro bonito deporte.
-¿Quiénes son tus ejemplos a seguir en esto del BTT? ¡Qué ídolos tienes dentro del ciclismo y del deporte en general y por qué?
-Bueno, principalmente como ya he dicho antes, mi hermano. Aun no siendo ciclista profesional, es un apasionado del ciclismo. En cuanto a ciclistas profesionales destaco dos, Kate Courtney (Scott SRAM) y Emily Batty (Trek Factory), en especial a esta última. A veces me siento un poco identificada con ella. A pesar de que ha tenido muchos éxitos como medallas en Copas, Campeonatos del Mundo e incluso en JJOO, nunca ha ganado ni una carrera. Ni siquiera una Copa del Mundo, todo platas y bronces. Por otro lado, después de hacer segunda en el Campeonato del Mundo de 2018, tuvo una temporada en el 2019 que el mejor puesto que hizo aproximadamente fue un 10º. Ambas cosas son duras, y más para una gran atleta como ella, que es su trabajo. La admiro por su constancia y dedicación.
-¿Qué objetivos tenías fijados para este 2020 y cómo has trabajado durante el confinamiento para mantener la forma? Con todo este parón ¿Hay posibilidades de verte en el barro a partir de Octubre?
-Este año es mi primer año como sub23, y tenía una mentalidad bastante tranquila. El año pasado fue muy cansado con tanto viaje, y este lo planifiqué para correr la Super Cup en Madrid y el Open de España exclusivamente. No tenía un objetivo concreto, disfrutar toda la temporada junto a mi equipo Kenza Lap y poder mejorar mi relación con los Campeonatos de España (ríe). No soy muy fan del rodillo y mi entrenador lo sabe, así que ajustó para hacer este confinamiento ameno, con alguna sesión de rodillo, diferentes ejercicios para mantener el cardio y mucho fortalecimiento. Está claro que la intensidad la reducimos mucho, porque en un principio el calendario del Open de España de XCO se ha pospuesto a Septiembre. ¿Me echas de menos en CX? (ríe). Lo he pensado, si las circunstancias nos privan de correr rally lo mismo me planteo correr algo de ciclocross. Si no es este año, será otro seguro. Es más, lo mismo hacemos una épica reaparición por el barro los hermanos Romero.