Hace unos años por estas fechas encarábamos la despedida definitiva de Cadel Evans. El ciclismo australiano, tantos años en el circuito europeo, desde aquellos canguros que aterrizaron hace más de treinta años para dejar de ser elemento raro en el Tour, sigue echando mucho de menos a este ciclista tachado por muchos de perfil bajo y miras modestas. Sin embargo Evans deja huella en un país que aún sigue preguntándose por el relevo.
No fue hasta su despedida que muchas personas empezaron a reconocerle el mérito de haber logrado lo que hoy luce en su palmarés, pues este ciclista, tan criticado tantas veces, se batió el cobre en una época de guerra total por cuestiones relacionadas con el dopaje y la lucha contra el mismo. Sólo cupo ver cómo, en el momento en que se limpió el panorama de ciertos nombres, el australiano fue fijo en las plazas de vanguardia.
Andy Schleck fue segundo en el Tour que ganó Evans, igual que Alexander Kolobnev fue subcampeón en el mundial embolsado por Cadel, sin embargo si con alguien se las tuvo que ver Evans ha sido con la hornada española que tan buenos resultados arrojó aquellos años.
Veremos en este breve repaso, que la singladura de Evans podría haber sido incluso mejor de no haberse cruzado con los españoles y veremos también lo caprichoso que a veces es este ciclismo y su devenir.
En la etapa final de Romandía 2006, aconteció una jornada premonitoria.
Cadel Evans ganó la general tras superar en la crono de Lausanne a Alberto Contador y Alejandro Valverde
El canguro ganaba delante de dos ciclistas con las que se las vería no pocas veces en años sucesivos. Por ejemplo Alberto Contador se hizo con su primer Tour con Evans en segunda plaza. En aquella carrera influyó mucho la expulsión de Rasmussen, quien en su mano a mano frente a Contador le dio un tiempo al madrileño que al final el australiano no pudo remontar.
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