Clásicas 2019: Turno para los días efímeros

El mítico Trouée d’Arenberg © ASO/Gruber Images

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Con esto de las clásicas, las carreras de un día, pasa lo mismo que con el ciclocross. Los belgas o, más concretamente, los belgas flamencos, se han arrogado el derecho exclusivo de marcar el arranque oficial de la temporada de grandes clásicas. El próximo fin de semana, cerrado hace apenas una semana el invierno crossista, será el turno del debut de la primavera clasicómana con el Omloop Het Nieuwsblad y la Kuurne-Bruselas-Kuurne. Para ellos, da absolutamente igual que hace ya más de un mes se disputara la Cadel Evans Great Ocean Road Race, primera cita de nivel World Tour, o que el Trofeo Laigueglia y la, este año, preciosa Clásica de Almería inauguraran ya hace algunas semanas en Italia y España el turno de las 1.HC. Los belgas flamencos, con sus cielos grises –no parece que este vaya a ser el color predominante este fin de semana–, su viento, sus bergs, sus ingentes masas de aficionados ocupando las cunetas y, sobre todo, su De Ronde, todo lo anteriormente expuesto les da absolutamente igual. Para ellos, el voorjaar empieza el sábado y al resto del mundo, si le interesa, que lo compre y si no… pues que lo compre igual.

Tras unos años en los que la retirada consecutiva de Fabian Cancellara (2016) y Tom Boonen (2017) marcaron un periodo de transición en el siempre polarizado mundillo de las clásicas, Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) y Greg Van Avermaet (CCC), con la eterna irregularidad del belga, se han asentado como los nuevos referentes de una jungla que en este 2019, al menos en lo que a grandes nombres se refiere, no presenta conmociones importantes a priori. Junto al tres veces campeón del mundo y al vigente campeón olímpico, hombres como Michael Valgren (Dimension Data), Jasper Stuyven (Trek-Segafredo), Edward Theuns (Trek-Segafredo), Tiesj Benoot (Lotto-Soudal), Niki Terpstra (Direct Energie), Zdenek Stybar (Deceuninck-Quick Step), Olivier Naesen (Ag2r-La Mondiale), Sep Vanmarcke (EF-Education First), Arnaud Démare (Groupama-FDJ) o, por supuesto, Philippe Gilbert (Deceuninck-Quick Step) serán, como lo fueron hace doce meses, los previsibles nombres comunes en las crónicas y previas de las próximas semanas. Al menos, hasta que cambiemos de tercio y dejemos atrás los bergs y los adoquines para adentrarnos en ese otro territorio, no menos interesante, pero tan distinto, que son las Ardenas.

Todo ello, por supuesto, sin olvidarnos de esas carreras que, con la Milán-Sanremo como gran referente, no tienen nada que ver con la primavera centroeuropea –y su ramificación transalpina con la Strade Bianche– y en la que corredores de otro pelaje, desde hombres de fuerza, veloces sprinters o valientes de corazón puro, como demostró el pasado año Vincenzo Nibali, tienen también sus opciones de lucimiento y gloria.

Van Aert vs. Van der Poel, el duelo morboso

Van Aert ya tiene experiencia / © TDW

Pero de las opciones concretas de cada cual trataremos durante las próximas semanas cuando llegue el momento de ocuparnos de cada cita. De cada día. De cada carrera. Ahora es el momento de coger altura y echar un vistazo a la generalidad. Al paisaje completo. Un relato al que se incorpora, sin que nadie sepa si será como protagonista o si, por el momento, se tendrá que conformar con un papel secundario, un Mathieu van der Poel (Corendon-Circus) que ya ganó en su primer contacto con la ruta este año y que defenderá su maillot de campeón nacional neerlandés por primera vez en las clásicas de primavera, las carreras que, al menos sobre el papel, mejor se adaptan a sus cualidades ruteras.

Junto a él, en un esperado epílogo de su este año deslucidísimo duelo invernal, un Wout Van Aert que mañana, 1 de marzo, será, al fin, oficialmente corredor de Jumbo-Visma y previsible jefe de filas para unas carreras en las que hace doce meses, en una estructura menor –aunque creada por y para su lucimiento, pese a cómo terminó la historia–, fue capaz de maravillar al mundo entero.

El belga, que ha protagonizado su particular travesía del desierto durante el recién terminado invierno tras su traumática salida del Crelan-Charles –ahora Roompot-Charles–, tiene ante sí una tarea que, sin duda, le pondrá una enorme presión encima. Una tarea con un triple objetivo que pasa, en primer lugar, por confirmar las altísimas expectativas que él mismo se fijó tras su primer paso por la temporada de clásicas; en segundo lugar, demostrar que pese a su juventud y carácter, podrá liderar a un potente equipo World Tour en uno de los momentos más importantes del año y, por supuesto, ser capaz de, en un terreno nuevo para el neerlandés, ser capaz de invertir el rol que le ha tocado vivir en los últimos meses en su particular, morboso y precioso duelo con Mathieu van der Poel.

Valverde, al fin, en Flandes

Valverde quiere lucir el arcoíris / © RCS

Con el vello todavía erizado por el recuerdo aún reciente de aquel incontrolable llanto en el abrazo infinito de Innsbruck con Escámez, el campeón del mundo, Alejandro Valverde (Movistar) debutará, por fin, en la Vuelta a Flandes, la gran clásica adoquinada que todo el mundo, incluido el propio corredor murciano, considera que siempre tuvo en las piernas. Demasiado liviano –aunque en sus inicios, antes de transformar su físico para afrontar las grandes vueltas, podía parecer lo contrario– para una ración de pedruscos como los de la París-Roubaix, los bergs flamencos y sus suaves adoquines, sí son un terreno en el que el de Las Lumbreras, puede tener importantes opciones de hacer lucir su maillot arcoíris, una prenda que prácticamente ha obligado a los responsables del equipo telefónico, tan poco amigos de experimentos en un ciclismo que ni conocen ni parecen querer conocer (este será el primer año, tras 40 temporadas entre la élite, en que afronten el calendario clásico flamenco al comlpleto), a acceder a los deseos de un corredor que, por otro lado, ya se había ganado hace mucho tiempo el derecho a correr allá donde él desease.

El murciano, al contrario que el resto de grandes favoritos que iremos descubriendo para esa cita que espera el día 7 de abril en Amberes, tendrá en su contra la falta de experiencia. Al menos, eso es lo que dice la teoría. Valverde es, a falta de un consumado especialista en las clásicas flamencas, un zorro al que sus 18 años como ciclista profesional le han dotado de una experiencia e inteligencia en carrera que le convierte, en cualquier carrera, en un peligrosísimo rival para cualquiera.

Gilbert, el viejo rockero, quiere la manita

Gilbert busca los dos Monumentos que le faltan / © Quick Step Floors

Con cierta fama, al menos en sus primeros años, de enfant terrible, Gilbert, como él mismo explicó a Ciclo 21 poco después de tomar la decisión, puso rumbo a Deceuninck-Quick Step con un objetivo claro, único y ambicioso: ganar los cinco Monumentos.

Tras anotarse, a la primera, la Vuelta a Flandes, el belga no pudo sumar la cuarta el pasado año y sigue a dos de convertirse en el primer corredor no flamenco en conseguir ese soñado Grand Slam para el que, cosas de la edad, cada vez le quedan menos opciones.

Y de la mano del corredor valón, ya bien entrados en el mes de abril y con el Giro de Italia anunciando su llegada y, con él, el arranque de las grandes vueltas por etapas, llegará el momento del cambio de tercio y dejar atrás, los adoquines para poner rumbo a las Ardenas, un terreno tan distinto y con unos protagonistas completamente diferentes para el que, faltando todavía tanto tiempo y tantas carreras, es absurdo y precipitado hacer cualquier predicción.

CALENDARIO MONUMENTOS DE PRIMAVERA

CALENDARIO CLÁSICAS WORLD TOUR

CALENDARIO CLÁSICAS EUROPE TOUR*

* Indicamos todas las carreras .HC, las clásicas españolas y aquellas .1 que, por importancia histórica, tienen un peso específico en el calendario