Copa Mundo CX: Van der Poel, en el circuito mundialista 2019

Las pruebas ya disputadas

1ª Iowa: Van der Poel domina y Hermans sorprende

2ª Waterloo: Van der Poel, intratable

3ª Koksijde: Van der Poel humilla a sus rivales

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Ventoso, frío, húmedo, muy complicado y, al menos hoy, desangelado. Así, de forma lo más simplista y resumida posible, podríamos calificar el circuito en el que, con las lógicas modificaciones de última hora que siempre se deben acometer antes de la fiesta grande anual del ciclocross, se disputará el Mundial de la especialidad en 2019. El de Bogense era, junto al ya tradicional desplazamiento a tierras americanas, el viaje exótico de esta edición de la Copa del Mundo. Una visita efímera que el año que viene haremos con motivo del Mundial y que, salvo sorpresa de última hora –poco probable tras ver el fiasco de público cosechado–, no se volverá a repetir en el futuro.

Era hoy un día de dudas. Mathieu van der Poel (Beobank-Corendon), líder de la Copa del Mundo y emperador de la temporada, llegaba a Bogense tocado tras la herida sufrida en la rodilla durante la disputa de la carrera de Gavere el pasado domingo. Una lesión que volvió a darle un susto ayer cuando, en uno de los entrenamientos previos a la prueba, se golpeaba en el mismo lugar sin que, por fortuna para él, la cosa pasara a mayores.

Tan difíciles eran las zonas técnicas del circuito, dominadas por empinadas pendientes llenas de un barro pesadísimo que se agarraba a las bicicletas, que hasta un virtuoso como Mathieu van der Poel, al que ya hemos comparado muchas veces con Fred Astaire por su gracilidad sobre su montura, sufrió un susto en el primer giro, justo cuando parecía que intentaba su primer cambio de ritmo para marcharse en solitario.

El error lo aprovecharon Wout Van Aert (Crelan-Charles), Lars van der Haar (Telenet-Fidea) y el recién destronado excampeón de Europa, Toon Aerts (Telenet-Fidea) para volver a soldarse a la rueda del holandés. Fue el exportador del maillot de mejor especialista continental el que se mostró más activo durante la segunda vuelta, momento en el que tanto el de Telenet-Fidea como Van der Poel abrieron hueco respecto a sus dos rivales más inmediatos.

Una vez más, Van Aert no pudo responder al cambio de ritmo del líder de la Copa del Mundo, que no dudó en abrir la carrera pese a estar llevándose a rueda a un Aerts que demostraba que lo visto la semana pasada no fue fruto de la casualidad sino que su pico de forma, pensado para el momento más intenso de la temporada que está a punto de llegar, está siendo muy bien calculado,

Aert y Van der Poel entraron entonces en una batalla casi pugilística en la que cualquier pequeño detalle iba a inclinar la balanza a un lado u otro. Detalles como los que, por detrás, estaba protagonizando, muy a su pesar, Lars van der Haar, al que una serie de pequeños, pero decisivos errores dejaron lejos de un Van Aert al que, un fin de semana más, le tocaba correr a la contra y en solitario.

Pero si hay algo inevitable, salvo por las siempre injustas averías y caídas, esta temporada en el mundillo del ciclocross es el cambio de ritmo que, domingo a domingo, decide las carreras. Un cambio de ritmo, claro, que sólo está al alcance de Mathieu van der Poel. El holandés esperó al ecuador de la prueba para acelerar y, a la vez que establecía la vuelta rápida de la carrera hasta ese momento, separarse de un Toon Aerts que, a su vez, veía como Wout Van Aert, un maestro en la gestión de los esfuerzos, se le acercaba cada vez hasta llegar a su altura y marcharse por delante con la intención de asegurar un nuevo segundo puesto, que parece ser lo máximo a lo que cualquiera puede aspirar este año.

Sin embargo, Aerts no estaba dispuesto a vender su piel tan rápido. El belga no se puso nervioso al ver que Van Aert abría un hueco de unos cinco segundos con él y se tomó un pequeño respiro antes de volver colocarse a rueda del campeón del mundo. Una vez a su altura, el de Telenet-Fidea volvió a dar muestras de su valiente forma de correr y, en lugar de aprovecharse del trabajo del de Crelan-Charles, asumió todo el peso en la pelea entre el dúo.

Fue en el último paso por los tablones donde Aerts lo intentó. Allí, donde pensó que Van Aert podía flaquear, aceleró y se marchó, pero el campeón del mundo hizo valer su superioridad en las zonas de carrera para echarse encima de su compatriota y llegar junto a él a la recta de meta donde de manera relativamente fácil consiguió auparse a la segunda posición.

Felipe Orts (Ginestar-Delikia) fue el mejor español al terminar en 26ª posición en su segunda participación en una prueba de la Copa del Mundo entre los elite.

Sanne Cant siempre está ahí

Sanne Cant, la mejor en Bogense / © PN

La diferencia entre aquellos ciclistas capaces de ganar una carrera aquí y allá y aquellos cuyos nombres se cuelan en todas las crónicas de la temporada está en eso que llamamos regularidad. Y, eso, que es de Perogrullo, es lo que premian las distintas challenges del calendario crossista internacional. Por ello, el triunfo hoy de Sanne Cant (Beobank-Corendon), pese a los problemas que ha estado atravesando durante el presente otoño, puede ser todo lo que uno quiera que sea… menos una sorpresa.

La belga, que ha hecho de su irregularidad su mayor regularidad, ha hecho valer ese oxímoron para estar siempre viva. Mientras que sus rivales vienen y van, con rachas ganadoras más o menos largas, la portadora del maillot arcoíris es la mujer que siempre está ahí. Maud Kaptheijns (Crelan-Charles), dominadora hasta la llegada del Eurocross de Tábor, ha tenido que escuchar las señales de alarma que su cuerpo llevaba semanas enviándole y ha tenido que parar. Cant, sin embargo, ha sabido reponerse de dolores estomacales, golpes en la rodilla y malestares varios para no perder nunca su condición de favorita allá donde toma la salida.

Hoy no ha sido su día más fácil y, quizás por ello, su triunfo tiene más valor si cabe. Helen Wyman (Kona Factory Team) fue la única que, una vez que la italiana Eva Lechner no pudo seguir el ritmo ya en la segunda vuelta pese a su valiente propuesta inicial, pudo inquietar, aunque fuese desde la lejanía, a Cant. La británica, vencedora la semana pasada en Elorrio, tuvo su oportunidad cuando, ya cerca del final de la prueba, Cant sufría una avería en el cambio de su bicicleta que, como le sucediera la pasada semana a Mathieu van der Poel en Gavere, ponía en jaque un triunfo que, de otra manera, nadie parecía ser capaz de poner en duda.

Por fortuna para la dominadora de la carrera, Cant supo mantener la calma y arreglar el desaguisado con tiempo suficiente como para plantarse en solitario en la línea de meta muy por delante de Wyman y de una Kaitlin Keough que se adelantó a Eva Lechner en el sprint final por la tercera posición.

Pidcock, sencillamente, Tom Pidcock

Tom Pidcock fue el mejor en la cita de Bogense / © UCI

Cuando los adjetivos se agotan de tanto usarlos el periodista se ve, en ocasiones, obligado a recurrir a formas poco ortodoxas para contar lo conseguido por el protagonista de una de sus historias. Eso sucede hoy cuando, para comenzar a contarles la última victoria de Tom Pidcock, el que estas líneas escribe recurrirá a una experiencia propia de hace muchos años. Fue en el Estadio Municipal de El Pla de La Vila Joiosa, localidad que vio nacer, casualidades de la vida, a Felipe Orts. Allí, hace ya más de diez años, se presentó el Barça B para jugar su partido de Segunda División B contra el equipo local y allí asistí, maravillado, al monólogo de un tal Leo Messi, un chaval bajito y enclenque que, pese a ello, hizo que el resto de jugadores desapareciera del terreno de juego para los allí presentes.

Aquel día, en El Pla, nadie dudó de que aquel chaval argentino al que costaba horrores entender cuando habló tras el encuentro, iba a marcar una época en el fútbol español. Lo que vino, claro, superó con creces lo que la prudencia nos hizo presagiar en las crónicas, pero el talento, la grandeza y, en definitiva, el fútbol de ese chiquillo de 16 ó 17 años estaba fuera de toda duda.

Eso, ver en una promesa una realidad tan clara mucho tiempo antes de que explote definitivamente sucede muy pocas veces y, por ello, en un tiempo en el que al ciclismo le faltan grandes estrellas –es complicado darle ese adjetivo a alguien que no sea Peter Sagan–, es tan buena noticia estar asistiendo a la floración de Tom Pidcock, el británico que hoy, en Bogense, ha escrito un nuevo capítulo en la que dentro de algunos años será una biografía de la que hablaremos muchísimo.

Sólo tiene 18 años, pero su talento, su grandeza y en definitiva, el ciclismo que tiene en sus piernas le han convertido en el hombre llamado a tomar el relevo de… ¿Peter Sagan? Hoy ha vuelto a mostrarse intratable en Bogense al ser el único protagonista de una carrera sin historia. Una prueba que ha dominado de principio a fin.

Junto a él, en el podio, estuvieron el belga Eli Iserbyt y el holandés Sieben Wouters.

CLASIFICACIONES

Elite Masculina

Elite Femenina

Sub23 Masculina

Júnior masculina