De siempre se ha dicho que el deporte es bueno. Sí es bueno, pero si está bien hecho. El deporte mal hecho es malo, también de siempre (producción de lesiones, fatiga, sobreentrenamiento, hipertensión, arritmias, etc.)
Ahora, en relación a lo que nos ocupa, el dichoso Covid19, con ello entra un nuevo factor en esa ecuación, la posibilidad de infectarnos, o, no olvidemos, la de infectar a otros.
Hemos hablado del uso de mascarillas, del efecto spray, del limpia de los coches en movimiento. Con todo ello se comprende fácilmente que, o las distancias que se tienen con otras personas es mayor de los 1.5 a 2 metros que se han definido para situaciones más o menos estáticas, o hay que utilizar protección.
Te encuentras por los parques legiones de gente corriendo, alguno desaforadamente, sin protección alguna, que rebasan o se cruzan con otros. Y ya no es porque ellos no se vayan a poder infectar, es el halo que van dejando a su paso y que «se come» el siguiente.
Si la actividad se realiza en espacios abiertos y sin gente alrededor, no tiene sentido aplicar medidas de protección, pero en caso contrario, creo que es absolutamente razonable su uso.
Es más, va a depender también del «ambiente». No es lo mismo, aun encontrándose en espacios abiertos, la existencia de viento o no. Esto es, no solo cuenta las distancias entre personas en relación a las velocidades de desplazamiento, sino también el estado de «saturación» del ambiente. En términos de presencia de patógenos en suspensión, será directamente proporcional en relación a la cantidad de sujetos por superficie, e inversamente proporcional a la existencia de viento. Por tanto, no se deben aplicar normas cerradas en relación a la longitud del distanciamiento.
En cualquier caso, dadas las circunstancias actuales de desconocimiento de muchos de los factores de transmisión del virus, la escasa prevalencia del mismo en la población, las nefastas consecuencias que su infección puede acarrear, y el alto volumen de gente practicando actividad física por parques y vía pública, creo que el uso de mascarillas es algo muy, muy, recomendable.
Hablando de espacios urbanos, mi observación personal es que el uso de mascarilla es bastante frecuente entre la gente que anda o va en bici de paseo, y poco frecuente entre los que corren o hacen bici en plan mas deportivo.
Es lógico lo de éstos últimos, los que entrenan desde un punto de rendimiento, ya que las exigencias de oxígeno van a ser mayores y por tanto les es mas costoso respirar con una barrera interpuesta. Pero dada esa «nueva normalidad» de la que se nos habla, ésto se resuelve fácilmente, bajando ligeramente la intensidad. No hay que tener prisa en coger la forma física, y sobre todo, no somos los mismos ni la situación es la misma que antes.
Hay que adaptarse y asimilar las nuevas formas de interrelación, al menos por un tiempo.
Luis García del Moral / Medicina de la Educación Física y Deporte