A los 30 años, David De la Cruz (Sabadell, 6 de mayo de 1989) comienza una nueva aventura en el UAE-Emirates. Antes de poner rumbo a casa para pasar las navidades con los suyos, el catalán apura los últimos días de concentración con su nuevo equipo en un tranquilo complejo hotelero de Benidorm. Para él, será su novena temporada como profesional y el arranque de su quinta etapa, tras las completadas en Caja Rural, con el que dio el salto al profesionalismo; NetApp-Endura, desde el que ascendió al World Tour; Quick Step y, por último, los dos años en el Sky/Ineos que, como poco, le han servido para nunca tener que hacerse la pregunta de “qué hubiera pasado si…”.
De la Cruz es ahora un ciclista veterano y maduro que sabe lo que le conviene y lo que no. Sabe que sus piernas le pueden permitir batirse por el triunfo en determinadas carreras y que su veteranía y solvencia le convierten en un hombre interesante para arropar a los líderes que le puedan poner a su alrededor. Todo ello, se lo ha ganado en una carrera en la que, repetimos, ha tenido la oportunidad de aprender de estructuras muy dispares.
En 2020 recala en UAE. Será su quinto equipo en menos de una década. ¿Es usted un culo de mal asiento?
No, pienso que he ido progresando. Comencé en los inicios de Caja Rural, que no era el equipo que es ahora. En aquel momento estábamos poniendo las primeras piedras del proyecto. De ahí di el salto a un equipo un poco más grande desde el que ya sí pude recalar en un equipo de una categoría muy grande como es Quick Step, donde me fue muy bien. Después, quise dar el salto a un equipo centrado en grandes vueltas y es verdad que ahí no encontré mi espacio como sí lo había hecho en Quick Step. Por ello, ahora me he decidido por venir a UAE, que es un equipo muy bueno en el que sí espero encontrar el espacio que tenía en Quick Step.
Dice que nunca acabó de encontrar su hueco en el Ineos. Aunque hablar en pretérito siempre es fácil, ¿se arrepiente de haber dado ese paso?
Uno puede pensar: ‘me arrepiento de haber ido a Ineos porque no ha salido como yo quería’, pero, si no hubiese ido, estaría pensando ‘¿qué habría pasado si hubiese ido?’. Ahora lo he visto desde dentro, pero desde fuera, y en esto hay que ser sinceros, es el equipo referente a nivel mundial. Todo el mundo quiere ir y todo el mundo quiere saber cómo funciona. Por lo tanto, si tienes la oportunidad de que un equipo así te quiera fichar, tienes que aprovecharla. Luego, saldrá mal o no, pero he aprendido muchas cosas.
Además, en 2018 tuve un buen nivel en la primera parte del año. En la Vuelta a España, aunque fallé un poquito, también estuve bien. En 2019 me ha costado mucho por calendario, por lesiones… Al final, todo eso dificulta mucho. Llegan las competiciones que esperas y estás lesionado. La rueda, entonces, no gira tan bien. Pero no, no me arrepiento. Arrepentirse no sirve de nada.
¿Ha sido una buena experiencia?
Sí, ha sido una buena experiencia. Quizás, en lo deportivo no me ha ido como yo esperaba, pero me ha permitido madurar mucho.
Ahora que lo conoce por dentro, ¿considera que esa grandeza que se le atribuye desde fuera es merecida?
Es un equipo grande como lo es UAE u otro cualquiera.
¿Está magnificado?
Depende de la experiencia que cada uno tenga. Creo que todos los equipos World Tour de cierto nivel son muy grandes. No veo que Ineos sea un equipo más grande que Quick Step o UAE. Al final, cada equipo tiene su dimensión y su forma de entender la bicicleta y preparar las cosas.
Lo importante, creo, es encontrarse a gusto. Por eso, dependerá de a quién le preguntes. Habrá quien te diga que es muy grande y quien te diga que no. A mí, personalmente, no me gusta magnificar las cosas.
Hablemos del futuro. ¿Por qué ha elegido este equipo, en el que volverá a coincidir con ‘Matxin’?
Tú lo has dicho. ‘Matxin’ es la pieza clave por la que yo acabé viniendo a este equipo. Me supo convencer. Me dijo las palabras que necesitaba oír, me mostró mucha confianza y me transmitió mucha ilusión de cara al año que viene. Es lo que yo buscaba. Me considero un corredor ambicioso y para mí era algo muy importante.
Pero con Pogačar en el equipo, esas ambiciones pasarán también por ayudar al líder cuando toque.
Llego a un equipo con corredores de una calidad exagerada. Entreno porque sé que si estoy con Pogačar y va como iba en la Vuelta, es normal que haya que estar a su servicio. A la vez, existe la opción de que yo pueda tener mi propio espacio en el que seguir la progresión que tenía hasta hace un año y medio. Eso es lo que me ilusiona y lo que me supo trasmitir ‘Matxin’.
¿Cuál espera que sea ese sitio al que tanta referencia hace?
En Ineos no encontré el sitio porque hay muchos corredores de las mismas características. No sólo tienen corredores de primerísimo nivel, como los Bernal, Froome o Thomas. También tienen corredores de segundo y tercer nivel que tienen unas características muy similares. Está muy centrado en una tipología de corredor.
Aquí, hay corredores muy buenos, pero está todo muy equilibrado. Por ello, espero que mi rol me lleve a tener ese espacio en vueltas grandes y en pruebas que a mi me gustan como pueden ser la París-Niza, Itzulia o Volta a Catalunya.
No me queda claro a que se refiere con el término ‘espacio’.
Tener esas herramientas y ese hueco para que uno mismo pueda ver cuáles son sus capacidades. Luego, las cosas saldrán o no saldrán. Al menos, poder decir que he llegado a un equipo que ha apostado por mi en mi madurez deportiva y que, si las cosas no han salido, ha sido por mis condiciones. Porque David De la Cruz no da para más. Entonces, perfecto.
Es lo que estoy percibiendo. Confían en mi y me lo demuestran. Yo quiero ver, con mis propios ojos, cuál es mi nivel. Cuando lo vea, que me pueda quedar tranquilo con el nivel que sea. Mejor o peor, pero estar tranquilo con que ese era mi nivel real.
¿Quiere, por lo tanto, ser líder del equipo?
En el ciclismo se tiende a poner etiquetas. A mi no me gusta. Uno no puede vivir atrapado en un dogma. Yo quiero sentirlo, no que me digan que esto es así y así tiene que ser. Hay muchos corredores que no habrían brillado jamás si no hubiesen confiado en sí mismos. Eso es lo que yo busco en UAE. Por ahora, estoy viendo cosas muy ilusionantes.
Los Juegos Olímpicos de Tokio van a suponer un verdadero quebradero de cabeza para los equipos a la hora de confeccionar los calendarios de sus corredores. ¿En qué bloque va a estar usted?
En principio, tengo previsto estar en el Giro y la Vuelta. En cualquier caso, ya sabes que las cosas pueden cambiar durante el año, por lo que es algo que todavía tiene que terminarse de perfilar. ¿Los Juegos? Dependerá del seleccionador. Para mi, sería un sueño. Antes de andar en bici, yo hacía atletismo y, por lo tanto, mis ídolos no eran ciclistas, sino atletas. Cuando eres atleta y, con 16 años, sueñas en el futuro, ¿cuál es la meta? Pues los Juegos Olímpicos. Para un ciclista, quizás sea el Tour; pero para mi los Juegos es lo máximo.
Además, al no tener el Tour en su programa, podría llegar a tiempo para disfrutar de la ceremonia de apertura.
Es más, viendo cómo es de justo el calendario, no creo que el Tour sea la preparación ideal.
Ya se está hablando de la opción de, como ocurría en el pasado en la Vuelta, ver una espantada durante la última semana.
Efectivamente. Este año estuve en Japón y es un viaje largo. Además, allí hay un calor muy húmedo al que hay que sumar el cambio horario. A veces, hace un Giro y un Tour de Polonia te puede hacer llegar mejor que hacer el Tour. ¡Ojalá estuviera! Pero soy consciente de que el nivel está muy alto.
Usted ha estado a buen nivel tanto en el Giro como en la Vuelta, dos carreras muy distintas. ¿Qué le parece la tendencia que, sobre todo, están siguiendo Vuelta y Tour en su diseño en los últimos años?
Son carreras con personalidades muy diferentes. Se puede ver cómo las carreras de RCS tienen una mentalidad diferente a las de ASO. Para mí, lo importante de una carrera es que mantenga su esencia y que no vaya jugando con ella. El Giro es conocido por sus tappones, esas etapas largas con puertos largos y de mucho desgaste. Esa es su característica y creo que se tiene que mantener.
La Vuelta tiene la circunstancia de que se celebra a final de año y en la que te encuentras con la cuestión del calor. Eso es lo que puede llevar a la tendencia de etapas más cortas y explosivas. No me gusta que todas las etapas tengan un final en repechos imposibles. Tiene que estar equilibrado. Al final, lo importante es que una carrera sepa cuál es su personalidad y la sepa mantener.
Usted es muy activo en redes sociales y miembro de la primera generación nativa digital del ciclismo. ¿Tiene que cambiar este deporte su manera de venderse para seguir siendo atractivo a las próximas generaciones?
Depende. Tiene que seguir siendo un deporte atractivo. ¿Por qué Netflix es un filón? Porque te dan la oportunidad de verte, si quieres, una serie entera en una tarde. Eso es lo que está cambiando. Antes las series se emitían a un capítulo por semana y eso es un rollo…
A la vez, se avisa que los deportes de larga duración como el ciclismo, el golf o el tenis tendrán que cambiar su modelo televisivo para enganchar a esa nueva generación. Y, trasladado a Netflix, parece que ese miedo es real habida cuenta de que ya hay muchas webs en las que se recomienda cómo ver las tres horas y media de El Irlandés por capítulos.
Efectivamente, la gente no se va a tragar cinco horas de directo, pero si haces algo atractivo sí puedes conseguir que haya gente enganchada. Cada vez estamos viendo que la gente está más pendiente del teléfono, la tablet… la pantalla forma parte de nuestro día a día.
Creo que el ciclismo tiene que buscar hacerse atractivo para el aficionado. ¿Cómo? Pues dándole la oportunidad de ver cómo es la bicicleta por dentro. Velon lo está trabajando muy bien. ¿Qué te gusta ver de la F1? Ver la velocidad y los datos de los coches. Mucha gente que ve el ciclismo también va en bici y los datos que da Velon permite compararse.
El ciclismo tiene que ir por esa línea: que la gente se pueda hacer una mejor idea de lo que es la bicicleta desde dentro. Eso es lo que va a permitir que la gente se enganche tres horas a la tele.
¿Eso supone reducir kilómetros?
La etapa más interesante de la Vuelta a España que recuerdo en los últimos años fue la de Formigal. ¿Fue interesante porque fue corta? Sí, pero también porque la del día de antes fue un etapón de gran desgaste.