Al máximo responsable del conjunto naranja no le preocupa tanto la falta de buenos resultados como la complicada situación económica por la que atraviesa el equipo. Cree que sus corredores están capacitados para hacer un buen Tour, incluso para ganar en Pirineos o Alpes.
Al fin, empieza el Tour.
En cierto modo, es una liberación. Los últimos seis meses están siendo muy duros en ciertos aspectos, pero la muerte de Rufino ha sido un golpe muy duro para todos. No sé, tengo la sensación de que había un deseo especial porque empezara este Tour para empezar a dejar atrás todo ese tipo de cosas.
No es fácil desprenderse de un recuerdo tan duro como la muerte de alguien tan presente en el día a día del equipo como Rufino.
No lo es, no, pero el sol sale todos los días. Su muerte la hemos padecido todos porque era alguien que estaba muy unido a determinados ciclistas y llevaba años con nosotros. Rufino era el primero que te encontrabas en el hotel cuando llegabas de una etapa y siempre estaba muy encima de ellos, atendiéndoles en todo lo que necesitaban. Esto es una familia, convivimos durante muchos días al año y su vacío nos es extraño a todos. Siendo eso así, creo que el Tour es un buen lugar para olvidar y dejar atrás ese dolor. Esta carrera te exige tanta concentración durante las 24 horas del día que apenas te queda tiempo para pensar.