Redacción / Ciclo 21
Patinadora, corredora a pie y duatleta, la deportista balear sólo se consagró al ciclismo con 31 años. Es ahora, a los 39, que encara el cénit de su vida deportiva. Escaladora, fondista y valiente, Mavi García ha sido ocho veces campeona de España y es hoy por hoy la mejor ciclista del panorama nacional, además de haber sido ganadora en seis ocasiones del TOP Ciclo 21.
Siete ciclistas españolas compiten en escuadras pertenecientes al UCI Women’s WorldTour, primera división del ciclismo femenino mundial. En Movistar Team, consagrada la mayor parte de sus campañas a labores de equipo, están Alicia González, Sheyla Gutiérrez, Sara Martín, Lourdes Oyarbide y Gloria Rodríguez. En el conjunto australiano Jayco-AlUla, como estilete en cualquier prueba que concluya cuesta arriba, está la vasca Ane Santesteban. Y en Liv Racing-TeqFind, vistiendo la ropa de campeona de España tanto en ruta como en contrarreloj, asentada desde hace tres temporadas entre las 15 mejores ciclistas del mundo, está la balear Mavi García. Y pensar que hace ocho años nunca había competido en una carrera ciclista. Porque a Mavi García (1984, Marratxí), de pequeña, lo que le iba era el patinaje artístico. Era tan buena que formaba parte de la selección española. Sin embargo, con 16 años perdió “el gusanillo”: ese deseo que nos nace desde dentro y es capaz de mover las agujas del reloj, y los bloqueos de la mente, para encontrar momentos y lugares que consagrar a nuestras pasiones. Compaginar competición, estudios y vida era demasiado, y Mavi sacrificó los patines.
Fueron ocho años sin prácticamente hacer deporte. Mavi, ya adulta, trabaja en una empresa de hostelería con la que monta y mantiene restaurantes y bares cuando vuelve a sentir la necesidad de estirar las piernas y se apunta a clase de tenis con una amiga. Una tarde cualquiera está corriendo por el polideportivo y alguien le comenta que va muy rápido, que debería probar a competir. Se apunta a una ‘milla’, sube al podio, cambia su vida: «el gusanillo» ha vuelto.
De la carrera a pie, Mavi pasó al duatlón animada por su hermano. Fue así que probó por primera vez las mieles de la gloria a nivel mundial, con dos medallas individuales y un oro colectivo… y conoció la bici. La experiencia compitiendo sobre dos ruedas le llenó hasta el punto de que un amigo llamó a la Real Federación Española de Ciclismo para interesarse en cómo podría profesionalizarse, y ésta le puso en contacto con el equipo Bizkaia-Durango. La pusieron a prueba en una concentración: en el primer puerto que subieron todas juntas, ella fue la primera en coronar. Inmediatamente se integró en la disciplina del equipo.
No fue con el rosa de Bizkaia-Durango sino con el rojigualda de la selección española que Mavi se presentó en la salida de la Vuelta a San Luis de 2016: una carrera que casi pone fin a su carrera. En su tercera etapa, la mallorquina dio con sus huesos en el suelo: también con la nariz, y la barbilla. Fue una durísima caída que puso de manifiesto lo que ya sospechaba: que adolecía de los fundamentos técnicos del ciclismo que todas sus rivales habían aprendido en cadetes y juvenil, que debía integrarlos urgentemente con 31 años.
En este punto, Mavi tuvo que afrontar el miedo. Si sus carencias le mermaban de por sí a la hora de desenvolverse en un pelotón de rivales, manillares y bandazos, ahora debía afrontar la dificultad añadida de la aprensión. «En las salidas sentía el pulso disparado, como si estuviéramos ya en carrera», confesaba. Y sin embargo, con tiempo y experiencia, logró domar su corazón y su bicicleta. Aquel mismo año se alzó por primera vez con un Campeonato de España, luciendo la preciosa equipación con trazos de Miró de la selección balear, en la localidad alicantina de Ibi.
Mavi García abandonó el duatlón y apostó el todo por el todo para hacerse ciclista profesional. Lo lograría en 2018, al formar parte de la plantilla original de Movistar Team. Con los telefónicos creció dos años antes de pasar al conjunto italiano Alé, que en 2022 se transformó en el UAE Team ADQ. Fue en su seno que terminó de afinar y confirmar sus características: escaladora, fondista, con un buen pico de potencia, y valiente. A veces, por confianza, como en esa etapa de la Vuelta a Burgos o en esa Classic Lorient Agglomération en los que se lanzó a por el triunfo y lo consiguió: sus dos victorias de mayor categoría. A veces, por dudas, como en esa Amstel Gold Race en la que atacó demasiado temprano y derrochó las fuerzas que le podrían haber servido para unirse a la ofensiva de la ganadora, Marta Cavalli.
No obstante, si hubo una prueba que supuso un salto de calidad para Mavi García fue el pasado Giro Donne. En él, la mallorquina se vio a la altura de Annemiek van Vleuten, la mejor ciclista del mundo; incluso rubricaron, mano a mano, la escaramuza que sentenció la carrera en favor de la neerlandesa. Su presencia en el podio final fue el éxito que la aupó definitivamente en el escalafón del pelotón mundial.
Este invierno, Mavi García cambió de colores para fichar por Liv Racing-Teqfind, histórico equipo neerlandés en la que ejerce como jefa de filas. A sus 39 años, se encuentra en su plenitud deportiva. Brillan en su palmarés ocho títulos de campeona de España: cuatro en contrarreloj cuatro en línea. Es, por derecho propio, un nombre a seguir en cualquier carrera donde se presenta. Así será en La Vuelta Femenina, que afrontará después de medir su puesta a punto esta semana en la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja.